Por Eugenio Mateo
El pasado viernes, 16 de septiembre, tuvo lugar en la Casa de la Mujer, el anunciado homenaje del mundo de la literatura a Ana María Navales, la escritora aragonesa que ha significado la más alta expresión de las letras aragonesas del siglo XX en todo el mundo.
Han debido de pasar casi dos años y medio de su muerte y ha tenido que ser desde el ámbito de una asociación cultural privada, en este caso la Tertulia Fuentes de la Mentira, que dirige el conocido poeta Miguel A. Marín Uriol, para que se rinda el primer homenaje a su memoria. Sirva esta afirmación para destapar la desidia y abandono a los que se somete a los hijos sobresalientes de esta tierra aragonesa, que olvida o no quiere recordar, la deuda que contraemos con aquellos que llevaron la identidad de Aragón por todos los rincones del mundo a mayor gloria de su tierra. Para el mundo oficial de políticos y representantes elegidos por sufragio, el «submundo» de escritores, poetas y gentes «extrafalarias» no parece importar más allá de unas convocatorias de premios que les sirvan como oportunidad de hacerse fotos con el «malditismo». En el caso de Ana María Navales, prolífica autora de decenas de libros, novelas y poemarios, primer premio del Día de las Letras Aragonesas, accesit del Adonais, Premio San Jorge, ensayista, directora de revistas literarias como Albaida o Turia, profesora de Literatura durante cuarenta años en el Colegio Alemán, incluida en varias antologías de poesia y narrativa españolas, premiada en Certámenes internacionales, traducida a numerosos idiomas, etc, etc, TODAVÍA ESTAN A TIEMPO DE ENMENDAR EL OLVIDO INSTITUCIONAL. Demósles tiempo.
La asistencia de público, amigos, escritores, intelectuales y seguidores, en elevado número, caldeó el salón de actos de la Casa de la Mujer. Abrió el acto Fernando Gracia Guía, presidente de la Asociación de Amigos del Libro y consumado conductor de eventos. A continuación, Miguel Angel Marín Uriol destacó con sus palabras la huella literaria de Ana María y agradeció a asistentes y colaboradores su presencia. La poeta Inma Marqueta, co-presentadora del acto, proyectó un video realizado por ella sobre fotos y vivencias de la homenajeada. Posteriormente el profesor y poeta Mariano Ibeas glosó el trabajo de Navales, repasando sus ediciones y las consecuencias que procuró entre los demás escritores del país. Le siguió el flamante ganador del Premio de las Letras Aragonesas 2010, Angel Guinda, respetado y reconocido poeta. Narró anécdotas vividas en su relación con Ana María Navales y su marido, el también escritor y periodista, Juan Dominguez Lasierra, presente en la sala, que desde la presidencia de la mesa seguía emocionado las palabras de su amigo Angel y de todos los participantes.
A partir de este momento, un grupo de escritores y poetas leyeron sendos poemas de Ana María Navales. Empezó Jose Angel Monteagudo con dos poemas. Le siguió Luis Trébol, con un relato del libro Cuentos de Bloomsbury. Maria Otal, con su delicada oratoria ofreció dos poemas. Fernando Gracia Guía, también crítico de cine, leyó dos poemas sobre actrices. Inma Marqueta nos deleitó con dos poemas. La sorpresa de la noche fue la actuación de la soprano Maria Luisa Paricio, quien, a capella, cantó tres obras de Tosca, y Hendel. Muy aplaudida, la cantante agradeció la invitación a participar en este homenaje. La seguí yo, Eugenio Mateo, que recordé la labor de Ana Maria como profesora de mis dos hijos a los que inculcó el amor por la literatura, que les hizo elegir dos carreras como la filología y el periodismo como vehículos del humanismo. Leí un breve y emotivo poema numero 1 del libro del Fuego Secreto, que transcribo:
Y salí a escribir el mundo
y en busca del tigre cabalgué mi delirio.
Tú regresabas herida,
luciendo la túnica de polvo
que roba el aire.
Un instante rocé el puñal de tu sombra,
estéril como el suspiro,
triste como la ausencia.
Me siguió la poeta Carmen Salas, quien casualmente presenta su último libro el próximo lunes, que leyó el poema VIII. Volvió Luis Trébol a captar nuestra entera atención gracias a su manera de declamar, con otro relato de Navales. Para finalizar el acto, Juan Dominguez Lasierra, viudo de Ana María, agradeció vivamente este homenaje, que según contó, le había impresionado muy gratamente. Con su estilo sencillo de hombre sabio nos relató pequeños secretos de su vida junto a su esposa, como los malos momentos que pasaba cuando el torbellino de la personalidad arrebatadora de ella les hacía «invadir» algunas casas en Inglaterra que pertenecían a escritoras admiradas por Ana María, que se empeñaba en visitar, costase lo que costase. Para el apoteosis final, guardaba un regalo en forma de poema inédito que Juan le compuso a su mujer acerca de la mala relación entre Ana Maria y las cámaras fotógraficas.
Destacamos la perfecta organización del acto homenaje y agradecemos a Fuentes de la Mentira que contara con nosotros para sumarnos al mismo.
Fuente: http://eugeniomateo.blogspot.com/2011/09/cronica-de-un-homenaje-ana-maria.html