“Fenómenos”, serie de Nacho García Velilla


Por Don Quiterio

El nombre de Nacho García Velilla (Zaragoza, 1967) va indisolublemente unido a las series de mayor éxito de nuestro país. Después de licenciarse en ciencias de la información y estudiar un postgrado de cine y televisión, empieza a trabajar como guionista televisivo en 1995.


Su primera serie, “Médico de familia”, interpretada por Emilio Aragón, es la más vista durante los casi cinco años de emisión, con más de un centenar de episodios desde su nacimiento. Creador de series como “Aida”, “Siete vidas”, “Golosinas” o “Los Quién”, y guionista del filme “No lo llames amor, llámalo X”, García Velilla debuta en la dirección cinematográfica en 2009 con “Fuera de carta”, con los aragoneses Santiago Meléndez y Alexandra Jiménez entre los intérpretes y con el premio del público en el festival de Málaga, a la que sigue dos años después “Que se mueran los feos”, un producto de corte costumbrista alrededor de la fealdad física, tan digno como funcional, en el que reúne a los protagonistas de sus series de éxito, pero se echa en falta algo que vaya más allá de la mera ocurrencia, de la manida superficialidad.

 


Este director, productor y guionista zaragozano regresa a televisión, con todo el equipo que le acompaña a lo largo de su carrera, gracias a “Fenómenos” (2012), ambientada en un estrafalario espacio de radio sobre sucesos extraños donde se cruzan las vidas de unos personajes tan paranormales como los sucesos de los que hablan en su programa. Se trata de una divertida serie, disparatada y extravagante, que se ríe del mundo de la parapsicología y que se le concede mucha importancia a los exteriores, pese a todos los peros e inconvenientes que se puedan apreciar en este tipo de producciones. Y es que, mejores o peores, acertadas o no, si algo caracteriza a sus series es el humor ácido e irreverente, sin pelos en la lengua, y con toques políticamente incorrectos. Y por eso funciona.


Lo que funciona, cuando funciona, la mayoría de las veces lo hace por ser un todo, una unidad de diversos complementos, un conjunto de valores en donde están los guionistas, la puesta en escena, la dirección, los actores, las tramas y el modo de contarlas. Los guionistas, para solucionar descompensaciones, optan por dar mucha presencia a los personajes secundarios y así se logra mantener la atención de las tramas y desvaríos, locuras y sarcasmos. Y buena prueba de ello es esta nueva serie que tiene mucho de “Aída” y “Siete vidas”, aunque sea distina, porque ocurre todo en una oficina, y eso la hace muy familiar. Una serie que habla de un grupo de personas que busca reconocimiento y cariño, porque conforman la redacción de un programa de fenómenos paranormales. Son los parias de la emisora donde trabajan, los primeros que cuando hay problemas económicos se pueden ir a la calle, porque los que mandan son los deportes o los informativos.


“Hacer comedia”, afirma Velilla, “es mucho más complicado que hacer drama, lo que requiere que los guiones vayan muy por delante de las grabaciones. He bebido mucho de Berlanga, de Fernán Gómez, de la comedia española de la década de 1960, auténticas obras maestras que hemos valorado muy poco. España es un país donde la comedia ha dado actores y directores de los que tendríamos que estar muy orgullosos. A mí me gusta ese mundo berlanguiano lleno de secundarios de lujo. Y contrariamente a lo que la gente piensa, la comedia no te aleja de la realidad. En estos tiempos de crisis o de pérdida de valores, la comedia es el relato que me parece más valiente, el que dice la verdad. Hace poco vi un documental que me llamó mucho la atención: examinaba la historia de los últimos cincuenta años de los Estados Unidos a través de sus comedias emblemáticas. Su teoría era que podías seguir la historia del país norteamericano a través de las comedias, pues el drama distorsiona más la realidad”.


Las obras de Nacho García Velilla son entretenidas comedias de marcado perfil vodevilesco sobre las relaciones de pareja y se basan en equívocos y enredos sentimentales orientados a la búsqueda del gag, con el añadido de diversos personajes secundarios que complican las tramas –un enterrado vivo en el primer capítulo- con ocurrentes aportaciones. Siempre trabaja –ya sea como guionista, productor o director- desde el prisma desenfadado y distorsionador del humor. En este sentido, parece que García Velilla se siente más cómodo como guionista y, para que sus escritos lleguen a buen fin, eso le lleva también a producir y dirigir. No obstante, los tonos empleados no corresponden a unos tratamientos “realistas” que profundicen sobre los conflictos entre personajes y tampoco reflejan con rigor los universos interiores de los mismos. De hecho, por los diálogos –abundancia de chistes, tópicos y exageraciones toscas- y las situaciones creadas, el humor desplegado por Velilla está más cerca del francés Édouard Molinaro, pongamos por caso, que de la visión más enriquecedora del catalán Ventura Pons. Y eso se echa en falta.


Sea como fuere, el título de la serie que nos ocupa, “Fenómenos”, es el programa estrella sobre casos paranormales de una pequeña emisora de radio con una nueva dueña que llega a la presidencia, una exmodelo sin ningura experiencia en el medio, interpretada por Kira Miró. Junto a ella, completan el reparto Ana Polvorosa, Luis Fernández, Julián López, Miguel Rellán, Javier Mora, Julián Villagrán, Carmen Machi, Pepa Charro o Mariam Hernández, que encarnan al jefe, al cretino, la enchufada, el listillo, el inmaduro, el pelota, la frustrada, el abducido, un puñado de fenómenos con sus disparatadas peripecias para ofrecer una mirada irónica, de espíritu burlón y mordaz, sobre los arquetipos de las relaciones profesionales. En fin, un programa radiofónico sobre alienígenas y apariciones fantasmales, una redacción llena de locos y de becarios de ¡cincuenta y nueve años! en la que nadie se toma en serio informaciones con rigor, y, en medio de todo este barullo, está Alejo Sauras, el único profesional sensato, honesto, que solo quiere contar noticias reales.

Además del reparto oficial, “Fenómenos” cuenta con una distinguida lista de famosos que realizan algún cameo: Jorge Garbajosa, Chus Lampreave, Carlos Moyá, Kiti Manver, Javier Gutiérrez, Carlos Areces, Anna Simón, Alberto Contador… Asimismo, la dirección musical de la serie es del oscense Juanjo Javierre, líder de Mestizos, y en el primer capítulo suena una canción de otro oscense, Copiloto. El segundo episodio, además de intervenir en un papel de militar el turolense Santiago Meléndez, cuenta con un tema de la banda zaragozana Faith Keepers. Y la cabecera del programa está compuesta por el gran músico zaragozano Cuti Vericad.

Y si es cierto que su arranque argumental es excesivamente tópico y los personajes suenan a puro “déjà vu”, el intento de alta comedia se agradece, con unos flashbacks bien insertados y unas bromas constantes y descaradas al programa de Iker Jiménez “Cuarto milenio”. Además, la serie de Velilla, que actúa aquí como auténtico hombre orquesta en funciones de guionista, productor y realizador, cuajada de detalles, se sustenta en unos guiones solventes, muy fuera de la norma y la melosa corrección actual, con algunas escenas gloriosas y excelentes chistes corporativos (“¿Qué hacéis aquí los de deportes? Que yo sepa, no hay ni prostitutas ni comida gratis”).

Con estos ingredientes, el resultado es un trabajo digno, esforzado, que combate el aburrimiento a base de ocurrencias y situaciones jocosas, en el que se pretende hacer una retrato ácido del mundo laboral, un reflejo de un entorno en el que cualquiera se pueda sentir identificado, con los problemas cotidianos que se puede encontrar cualquier español que acude cada día a su puesto de trabajo. Un retrato, en fin, de una parte de la sociedad con la que identificarse o distanciarse. Además, Velilla da un paso al frente, y traslada las relaciones familiares típicas de sus comedias anteriores al terreno del mundo laboral, algo poco explotado en la ficción nacional, al tiempo que hace un guiño a la actual situación por la que atraviesa España. La realidad, ya lo sabemos, es muy dura, y la serie quiere reflejarla, pero pasándola por el filtro del humor. Y con un toque políticamente incorrecto. ¿Qué personaje interesante no es políticamente incorrecto?

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