Por María Dubón
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El Ministerio de la Verdad existe, y, como ya advirtió George Orwell, se encarga de falsear los hechos a conveniencia del sistema.
Mediante la manipulación nos obligan a aceptar opiniones, realidades y perspectivas.
Ahora el sistema tiembla. El coronavirus le ha dado la vuelta a todo, vivimos en la zozobra, en un runrún permanente, el mundo que conocíamos ya no existe, pero el sistema vendrá a rescatarnos y nos venderá esa falsa seguridad, esa nueva normalidad con la que soñamos desde hace meses. Es más sencillo crear consumidores que someter a esclavos, escribió Noam Chomsky, así que el sistema hará lo imposible para que volvamos a comprar, a viajar, a divertirnos… a gastar.
El sistema nos conoce a fondo, por eso puede controlarnos creando en nosotros necesidades tanto prácticas como emocionales. Durante los últimos meses hemos comprobado que podemos vivir sin salir de casa, con el mismo smartphone, confinados en nuestra ciudad. No hemos echado de menos las cosas que no podíamos comprar, sino a las personas que no podíamos ver, los abrazos que no podíamos dar, la salud que podíamos perder. En estos meses hemos cambiado. Pensamos más en los sanitarios, en las personas mayores, en los autónomos, en los colectivos vulnerables, en el planeta. En estas semanas hemos visto lo mucho que hay que cambiar. Y el sistema se ha echado a temblar. Está inquieto, porque, pese a todo, nos sentimos bien, disfrutamos de las pequeñas cosas, hemos aprendido a cooperar, a entretenernos con nuestros propios medios: coloreando mandalas, haciendo yoga o charlando con un vecino al que antes ni conocíamos; hemos dejado de correr en la rueda del hámster y nuestro ritmo es más pausado; valoramos más las relaciones que las posesiones.
El sistema está temblando. Por eso tiene prisa por devolvernos a la normalidad y se empeñará en hacernos consumir, correr, y en que dejemos de pensar. Alargará nuestra jornada laboral a fin de que tengamos el tiempo justo para comer, dormir y gastar. El sistema está más interesado en anestesiarnos que en vacunarnos. Necesita que volvamos a ser consumidores, para ello se relativizará el pasado, total no fue tan malo, murieron unos pocos, algunos lo pasaron mal, pero no hay que mirar atrás, estamos en buenas manos, nuestros dirigentes saben lo que nos conviene.
Tú tranquilo. Habrá fútbol. Disfrutaremos de las ansiadas vacaciones. Abrirán nuevas empresas. Correrá el dinero. Seremos felices. Te presionarán para que lo seas, para que no pienses y solo disfrutes de la nueva normalidad. ¿Es esa la vida que quieres vivir?
