Por Dionisio Sánchez
Director del Pollo Urbano
elpollo@elpollourbano.net
Queridos amigos, compañeros y camaradas:
Lo bueno que tiene vivir sobre la superficie del globo terráqueo es que, cuando crees que todo está a punto de irse a la mierda, aparece un papa tanguista o un líder supremo coreano dispuesto a levantarnos el ánimo y a hacernos creer que aún es posible apurar con gusto el último vino antes del apocalipsis al que nos lleva llevando el inminente cambio climático que tan buen resultado político y económico les ha dado a los creyentes del amor, la paz y la verdura.
En este final anunciado del camino humano no podemos negar la gran capacidad que tiene la izquierda para reinventarse y sacar una chispa de furor asociativo y demandante, aunque su entorno natural esté más quemado que las ruinas del fortín del Álamo, luego de ser arrasado por el ejército inmisericorde del presidente mexicano Antonio López de Santa Anna.
Y yo, amigos, compañeros y camaradas, he de decir que me siento solidario con casi todas sus reivindicaciones y mareas. Pero no ahora que manda el PP si no también antes, cuando mandaban los nuestros, aunque no nos quisieran hacer caso. Les dimos mucha holgura a las correas y les apretamos poco porque siempre creímos -¡qué inocencia obrera la nuestra!- que el socialismo zapateril tenía guardado un conejo en la chistera y que –a última hora- nos sorprendería construyendo la cúpula de cierre que albergaría para siempre el imponente edificio de nuestro bien ganado estado del bienestar a prueba de bombas, rajoyses y huchas podridas del peculio capitalista. Nunca llegamos a pensar que las cajas de ahorro (en buena medida en manos de nuestros camaradas de izquierdas) pudieran estar metiéndonos estas puñaladas traperas al pueblo soberano ¡Que desastre, camaradas! Y además, ¡sin tener una pistola como en los buenos tiempos!
Nunca debimos permitir que nos dejaran indefensos y sin armas ni aún fuera por invocar la paz social y la democracia de minué. Un pueblo sin pistolas es un pueblo en pelotas aunque sus jefes estén tranquilizándonos al hacernos saber que están con la “guardia levantada” en los consejos de administración de esas entidades demoniacas. Los pobres no podemos rozar el dinero. Solo de olerlo, nos corrompemos ¡Qué pena, dios mío!
Por eso, amigos, compañeros y camaradas, quiero desde está páginas hacer una propuesta singular a todas aquellas personas que se sientan progresistas, de criterios avanzados y que hagan de la solidaridad obrera su razón de ser: ¡Vámonos a Corea del Norte sin dilación! ¡Abandonemos esta vida muelle, subvencionada y sin futuro y corramos a forjarnos un porvenir de hombres y mujeres libres alrededor del líder supremo Kim Jong-un! ¡Viva el internacionalismo proletario! ¡Viva la ideología Zuche!
Debo, queridos lectores, hacer un inserto que os ilustre con brevedad acerca de nuestro ideario Zuche y que en una sinopsis precipitada –pero llena de luz y sabiduría casi zen- enumeró Kim Il Sung cuando nos dijo: “La idea Juche significa que los propietarios únicos de la revolución y la construcción posterior son las masas”. Es decir, todos nosotros, aún españoles y aragoneses, afincados en Corea del Norte.
Allí, en lo que será nuestro paraíso proletario, no hay desahucios, no ha lugar a la sanidad privada, la escuela es pública y no deberemos preocuparnos por la vestimenta capitalista porque el líder nos viste y nos alimenta. Y una vez en Corea, los aragoneses que hasta allí lleguemos tan solo habremos de recordar para ser agradecidos con quienes nos van a dar cobijo y grabarla a fuego en nuestro cerebro, la siguiente manifestación: “Los aragoneses en Corea adoptaremos con fuerza la idea Juche para resolver los problemas de la revolución y la construcción del socialismo con independencia, según las condiciones propias de nuestro nuevo país, con nuestro propios enfoques; y nosotros, los aragoneses y todo el pueblo, formaremos una piña alrededor del espíritu de una autoafirmación que nos llama a crear una revolución y construcción del socialismo y el comunismo en Corea, con nuestros enfoques y los recursos de nuestro país, separándonos de la idea de depender de otros. ¡Viva Kim Jong-un y la Virgen del Pilar!”
Amigos, compañeros y camaradas: ¡A caballo! ¡Yihiiiiii! ¡Salud!