24 Horas en la vida de un política/José LLera Gil


Por: José L. LLera Gil
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     Mucho se habla, y pocas veces bien, de los polìticos y del trabajo que desarrollan, y sí con frecuencia y mal de la necesidad de su existencia, de su trono poltrona y de su corrupción.

     Aun siendo tan criticados y repudiados, continúan en sus cargos por las muchas prebendas con las que cuentan, aguantando estoicamente cuanto se dice de ellos tanto colectiva como individualmente. Nadie se escapa de la quema, al menos por ahora.

     No está mal efectuar un repaso de las 24 horas en la vida de un político, al menos para conocer qué es lo que hacen.

     Cogemos como ejemplo un político pelado, de medio pelo o con mucho pelo: es decir cualquiera que cobra de la política.

     Veamos: Cuando un político se despierta por la mañana, en lo primero que piensa es en como y donde ganar dinero (con buenas artes) y durante el resto del día se ocupa prioritariamente de lo siguiente y por este orden:

  1. Controlar como van sus negocios particulares
  2. Estudiar donde y como mantener a buen recaudo sus ingresos (no descubrir lo que tiene)
  3. Leer los diarios de la Región y ver u oir los espacios informativos ( cuando pueda hacerlo)
  4. Mantenerse bien dentro de su Partido (de cara al futuro no sea que le releguen por envidias y otras circunstancias)
  5. Mantenerse bien fuera del Partido (a través de sus buenas y deseadas relaciones con los medios de comunicación y otros poderes)
  6. Trabajar en el cargo político que ostenta, incluyendo donde puede gastar, con interés, el Presupuesto que maneje.
  7. Inmiscuirse en cuchicheos y canalladas de su entorno
  8. Sus relaciones con la familia directa
  9. Sus relaciones con amigos que le interesan para sus aspiraciones
  10. Asistir a algún acto para promocionarse ante los ciudadanos
  11. Prometer y no cumplir (sin dejar huella)
  12. Asistir a reuniones varias (del cargo, ocio, del Partido, etc.)
  13. Echar alguna cana al aire
  14. Acostarse y dormir en paz (si puede)

      Si todo esto es así, no es de extrañar lo ineficaz de la clase política, es decir, la nula rentabilidad que ofrecen para quienes los votan

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