Por: Don Quiterio
Etimologías alternativas y totalmente fantasiosas: columnista es el que hace columnas, las columnas sostienen los puentes, el que hace un puente es un pontífice y, claro, también es el que pontifica.
Bromas aparte, lo único cierto es que una de las tareas –o más bien de las prebendas- de quienes escriben columnas de opinión es la de pontificar. Y eso, como nos recuerda la Real Academia, significa “presentar como innegables dogmas o principios sujetos a examen” o, también, “exponer opiniones con tono dogmático y suficiente”.
Así que los columnistas se dedican a afirmar con suficiencia lo que está bien y lo que mal (más a menudo esto último), a afear o ensalzar conductas ajenas. Lo que sucede es que, si van por ahí perdonando vidas, más vale que lo hagan con argumentos solidísimos o sin incurrir en faltas peores que las que critican. No siempre lo logran. A veces meten la pata hasta el corvejón.
Y aunque hay preguntas a las que no hay forma de encontrar respuesta, no hay que dejar de hacerlas y, así, lograr, o al menos intentar, aproximarse a la realidad que nos rodea. No dejen, pues, de hacerse preguntas, no permitan que sus pensamientos se vean doblegados por esta realidad anestesiada. En definitiva, vislumbren más allá de la línea del horizonte que nos han pintado en la retina. Frótense los ojos y agudicen el alma aletargada en un tiempo de mentiras. Las preguntas no son computables, pero, como diría el ordenador del mítico filme de Kubrick, “por favor, no me desactiven”…
¿Es sensato que entidades financieras con ayudas públicas repartan bonos entre sus directivos? ¿Es insostenible el sistema de pensiones o son insostenibles los fondos de pensiones de los directivos de la gran banca o de la SGAE? ¿Es honesto reducir las compensaciones a los trabajadores despedidos mientras se mantienen desproporcionadas indemnizaciones a todos los cargos públicos y electos que cesan? ¿Es imposible subir impuestos al capital, el patrimonio y la especulación bursátil mientras se recomienda subir el IVA y las retenciones a los trabajadores por cuenta ajena? ¿Hemos de seguir la recomendación de bajar prestaciones en sanidad y educación sin cuestionar las subvenciones del Estado a colegios y clínicas concertados? ¿Los ensayos médicos de las farmacéuticas llevan a las últimas consecuencias la máxima “el fin justifica los medios”? ¿Ofrecen realmente las empresas sus productos sin caer en la concertación ilegal de precios? ¿Qué pasó con la mediática gripe A? ¿Resulta ético justificar una industria energética que prioriza las cuestiones económicas a la vida de los seres vivos? ¿Es posible una reforma global del capitalismo? ¿Es el copyright un robo? ¿Se multan los propios agentes del orden para cumplir la cuota diaria de sanciones para llegar a ese mínimo que les imponen las altas instancias? ¿Empujaría a una persona al tren para salvar a varias?
¿Por qué preocupa tanto el anonimato en internet y al mismo tiempo se tolera el anonimato económico? ¿Por qué tantos gobiernos presentan como una amenaza esa hipotética libertad absoluta de la red a la que se culpa de algunos de los demonios modernos –piratería, pederastia o terrorismo-, pero no combaten un anonimato como el de los billetes de 500 euros y la economía sumergida, el de los paraísos fiscales? ¿Podemos prescindir de las nucleares? ¿Está lo peor por llegar? ¿Acaso no es un crimen que a millones de personas en la pobreza se les quite lo poco que les corresponde? ¿Dejaría un trabajo fijo para crear su propio negocio? ¿Hasta dónde arriesgaría por levantar esa empresa que siempre soñó? ¿Cómo es posible que la inflación se dispare? ¿Acaso la inflación no es el alza generalizada de los precios por la presión de la demanda de los consumidores? ¿De verdad está desbocada la inflación? ¿A quién conviene una inflación elevada? ¿Se legisla para el interés general, para el bien común o para guardar las espaldas a unos pocos, para legalizar sus abusos?
¿Se puede ser ateo si crees en Dios? ¿Puedes creer en Dios si eres ateo? ¿Los ateos reflejan mejor la idea de Dios? ¿Quién, de arriba abajo, está sin pecado hoy? ¿Hay que encarcelar al culpable por delito fiscal o basta con pagar para resarcir el daño? ¿Se doparán los jueces? ¿Quién juzga aquí a quien juzga? ¿Los caprichos de la Historia podrían haber convertido en héroes a los que hoy consideramos villanos del golpe 23-F? ¿O realmente fue un “autogolpe” para engañar a todos e impulsar definitivamente la democracia? ¿El fin justifica los medios? ¿Qué fin? ¿Qué dirían los animales si hablaran? ¿Consumir bio es un desafío realista y ecológico? ¿Por qué duran tanto las autocracias? ¿Acabarán los jueces dándonos la enhorabuena por haber sido robados sin matarnos? ¿Hacen los políticos un buen uso de las redes sociales? ¿Ha acabado internet con la intimidad tal y como la conocíamos? ¿Deben los gobiernos regular la privacidad?
¿Podemos seguir creyendo que el oxigenado modelo económico en transición conseguirá mejoras vitales a medio y largo plazo en nuestras sociedades? ¿Podemos seguir aceptando que la estrategia de desarrollo global impuesta por las grandes multinacionales, los bancos centrales y otros organismos financieros apoyados por sus Estados epígonos no tienen nada que ver con la división económica actual? ¿Podemos seguir tolerando semejante falacia mientras millones de seres humanos mueren de hambre y el medio ambiente se destruye a mayor ritmo que en toda su historia? ¿Aún no hemos aprendido que la Iglesia es insaciable y se toma todas las concesiones sin agradecimiento por lo que se le da y con aire ofendido por lo que aún se le niega? ¿Se parece la Iglesia a los nacionalismos… a los que tanto debe y que tanto le deben? ¿Es el Vaticano una especie de Arabia Saudí pero decorada por Miguel Ángel?
¿Para qué sirven las armas si no es para utilizarlas? ¿Por qué hay periódicos que en el editorial dicen que el comunicado de ETA produce indiferencia y luego le dedican quince páginas? ¿Podemos vivir en una sociedad sin secretos? ¿Cómo se defiende la seguridad del Estado y de las personas sin información oculta? ¿Los ensayos médicos de las farmacéuticas llevan a las últimas consecuencias la máxima “el fin justifica los medios”? ¿Los políticos que se dejan seducir por el dinero fácil son tantos como parece? ¿Ofrecen realmente las empresas sus productos sin caer en la concertación ilegal de precios? ¿Es Adolfo Suárez, habiéndolo olvidado todo, el político más sabio de España? ¿Por qué el conservadurismo europeo recurre al miedo para explicar el fin de las políticas multiculturales? ¿Se imaginan al rey escribiendo una carta al director manifestándole su completa adhesión a la ideología del periódico? ¿O a la presidenta del Tribunal Constitucional en la misma sección de “El País” con loas a la línea editorial de ese rotativo y a la opción política que representa? ¿Pedro Jeta se lo guisa, Ramírez se lo come?
¿Existe la diplomacia sincera entre estados? ¿Dónde están las armas de destrucción masiva? ¿Por qué las penas de muerte que la justicia de Irán suspende son más lamentables que las penas de muerte que la justicia de Estados Unidos ejecuta? ¿Por qué es terrorismo tirar una bomba en una calle y no lo es tirar diez mil bombas sobre una ciudad? ¿Por qué los daños colaterales tienen muñones? ¿Es el fósforo blanco menos perjudicial para un palestino que para un israelí? ¿Por qué hacer estallar en pleno vuelo un avión estadounidense es terrorismo y hacer lo mismo con un avión cubano es disidencia? ¿Por qué Milosevic se suicidó en la cárcel y Aznar se dedica a impartir conferencias? ¿Se plantea el pluriempleado Aznar dejar definitivamente la política?
¿Por qué se habla más del muro de Berlín que ya no existe, que del muro israelí en Palestina que se sigue levantando? ¿Por qué acabar con Sadam requería arrasar Irak y derrotar a los talibanes exige destruir Afganistán? ¿Por qué es noticia la muerte en Cuba de un preso en huelga de hambre y no lo es la muerte de nueve mil niños de hambre todos los días en el mundo? ¿Podemos acostumbrarnos a convivir con situaciones en las que, un día sí y otro también, la democracia está fuera de servicio?
¿Pueden llegar los robots a pensar y a sentir por sí mismos? ¿Tendrán recuerdos o sólo memoria? ¿Proyectarán como sustitutos la imagen que se desee? ¿Soñarán los androides con ovejas mecánicas? ¿Nos suplirán como forma de trabajo y nos convertiremos en parias o disfrutaremos de una vida plena sin discriminaciones? ¿Humanos y robots estableceremos relaciones antagónicas como en “Matrix”? ¿Por medio de ellos enfrentaremos a las clases sociales como en “Metrópolis” o conciliaremos los distintos intereses? ¿Se puede mentir de muchas formas? ¿La más repugnante de las mentiras es decir la verdad, toda la verdad, despojada de sentimientos? ¿Por qué escribo estos por qués en este “pollo urbano”?