No me engañes y no me prohibas / Manuel Medrano


Por Manuel Medrano
http://manuelmedrano.wordpress.com

    Lo de José Luis Rodríguez Zapatero y sus coristas y voceros es para nota. No había crisis, pero luego sí. No era para tanto, pero después sí.

     Éramos punteros en la economía europea, mundial y galáctica, pero luego todo estaba inflado, y se asentaba en actividades económicas (y a veces especulativas) muy inestables.

    También han sido para no olvidar, durante los gobiernos de este personaje de escaso oficio y beneficio privado, las cortinas de humo con las que oculta sus errores. Puedes ser o no partidario del matrimonio homosexual, y de que los apellidos vayan en un orden u otro. Pero ambas cuestiones, por mucho que se hinchen como quien bate claras, no iluminan la oscura sombra de la tragedia de cinco millones de españoles en paro. 

      

    Pretender que las menores de edad pudiesen abortar por su cuenta y riesgo, eso es una infamia y una demostración de la amoralidad gubernamental que hemos padecido (y aún nos queda un año de padecerla). La Ley Antitabaco, no deja que ser una triste copia de cierto integrismo americano sumado a la sempiterna voluntad de recaudar mediante sanciones del gobierno socialista y su absoluto desprecio por las economías de los comerciantes y pequeños empresarios, tanto antes como durante la crisis.

    Y reducen la velocidad máxima en las autovías y autopistas a 110 km/h, por nuestro bien y por ahorrar. Por ahorrar, también podrían repercutir el precio del petróleo en el de los carburantes cuando éste desciende, porque cuando el petróleo baja las gasolinas y gasóleos no lo hacen, pero cuando sube sí nos los encarecen.

    Y quieren quitar sal al pan, y las grasas a los alimentos (no sólo las artificiales, también las connaturales a ellos), y… Nuevas prohibiciones que priman en el ideario socialista sobre una correcta educación alimentaria acompañada del respeto a la libre elección del ciudadano.

    Ahora, las rectificaciones de la errática y demagógica política del PSOE llegan, muy tarde, por presiones internacionales e internas. Y llegan tarde porque la situación se ha agravado, como era de esperar cuando preocupan más las relaciones con el chavismo o el castrismo que el bienestar de los ciudadanos. Reforma laboral: sí pero no. Energía nuclear: moratorias en el cierre de centrales pero ninguna nueva planta que nos ahorre en el futuro la terrible y cara dependencia energética que padecemos de forma crónica. Reducción del déficit público, pero con aplicación asimétrica de las condiciones en los distintos territorios de España, volando por los aires, precisamente, uno de los supuestos de defensa del Estado de las Autonomías: que sirve para equilibrar desigualdades entre regiones.

     España parece una nave a la deriva. Desde nuestro entorno europeo, y dado nuestro peso específico económico y social que se mantiene gracias a la sociedad civil, el desgobierno y la falta de estrategias deben verse como un riesgo difícilmente asumible. ¡Y queda un año de aguantar el tipo! Mientras, el PSOE nacional dedica sus esfuerzos a disputarse la sucesión del “Gran Timonel” (a mí el culto a la personalidad de José Luis Rodríguez Zapatero me recuerda al de Mao).Y sus responsables autonómicos y municipales se preocupan de conservar el poder y situarse bien en esa carrera sucesoria.

    ¿Y en Zaragoza? Belloch sigue en sus mundos de eventos sin fin con prolija recalificación de solares de por medio. Y queriendo levantar en algún lugar de la ciudad un gran rascacielos. Y con Fernando Gimeno colocando clones suyos de opaca trayectoria política en las listas. Y haciendo insostenible la movilidad en la ciudad, que debería ser la coordinación óptima de los diversos medios de transporte, no el caos actual y futuro. Caos que se oculta bajo otra cortina de humo: enfrentando a conductores de automóviles con ciclistas, a ciclistas con peatones, a los peatones con el azar de su propia suerte (porque cada vez se les provee de menos seguridad vial) y todo ello poco iluminado, hay que apagar farolas para ahorrar… que sino no nos llega para grandes eventos megalómanos.

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