A la nueva estructura del capitalismo le corresponde históricamente una nueva estructura política / Manuel Sogas


Por Manuel Sogas

    El capitalismo hoy se define por:

1º) Procesos enteros de producción que reciben su ímpetu de impulsos electrónicos enviados alrededor del mundo.

 

2º) Los movimientos internacionales del capital se hacen en cuestión de segundos.

3º) Prácticamente todas las zonas mundiales están vinculadas por sistemas de comunicación sumamente desarrollados.

    Marx, que fue el que mejor ha estudiado el modo de producción capitalista, se oponían frontalmente a quienes se oponían al desarrollo del capitalismo.

    El modo de producción capitalista tenía la función histórica de desarrollar todas las fuerzas productivas, y es en este mismo desarrollo revolucionario de las fuerzas productivas por parte del capitalismo lo que objetivamente determina la autodestrucción de sí mismo.

    El capitalismo en su función histórica desempeña el principal factor dinamizador del desarrollo histórico. Y lo cumple. Y a partir de aquí, que es donde estamos, todo el esfuerzo social y económico que se haga para “revitalizarlo” (sacarlo de la crisis en la que objetivamente está) significará emplear inútilmente recursos humanos y materiales para revivir un cadáver. El capitalismo ha cumplido su función histórica. Hay que sustituirlo.

    El capitalismo en su desarrollo histórico no ha respetado, ni podía respetar, cualquier barrera que se opusiera a su desarrollo. Y así, borra de la historia al feudalismo para sustituir las relaciones sociales y económicas atadas al tiempo en las que se basaba por otras más dinámicas necesarias para el desarrollo capitalista.

   Cuando el capitalismo necesita un espacio propio para realizar sus negocios y defenderse de la competencia de otros capitalista crea el Estado, y cuando este Estado se le queda pequeño debido al desarrollo de las fuerzas productivas entra en guerra con otros Estados para ampliar sus mercados, hasta llegar a la destrucción del propio Estado como espacio concreto y único donde realizar sus negocios.

     Hoy no existe Estado que libremente pueda determinar ni sus políticas económicas ni sus políticas sociales. Hoy los Estados y sus correspondientes gobiernos, incluido USA, en la práctica, no son otra cosa que las distintas “delegaciones” que el gran capital tiene distribuidos por las distintas regiones del mundo para imponer sus intereses y defenderlos contra los intereses de la inmensa mayoría de la sociedad.

Hoy, gracias al desarrollo de las fuerzas productivas impulsadas por el capitalismo, la producción está objetivamente socializada por la división social del trabajo (lo que eufemísticamente para no descubrir sus verdaderas raíces se llama globalización). En cualquier objeto que reparemos hoy podemos comprobar que está fabricado por muchas fracciones de partes de trabajo de muchos trabajadores y hasta posiblemente de muchas partes del mundo. En cambio, ninguno de esos trabajadores ha participado ni en la idea de fabricar el producto considerado ni en la cantidad a fabricar ni el lugar de su venta ni el precio al que se vende, y mucho menos en el beneficio social total de ese objeto producido.

    Esta contradicción objetiva, que no depende del gusto de nadie, entre la socialización de la producción y la “privatización” mundial de un grupo muy reducido de personas que deciden la producción, el volumen de la misma, y que se quedan con la mayor parte del beneficio producido, es lo que hay que resolver, y evidentemente, el sistema capitalista ni ninguno de los “gurús” a su servicio la podrán resolver, porque es el sistema capitalista y los “gurús” a su servicio los que la han creado.

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