Memoria musicales: Bidinte


Por José Luis Cortés

     Conocí a Bidinte cuando colaboraba en la excelente programación que hacía Julio Martínez en el centro cívico Delicias, un ciclo llamado sin pasaporte que nos permitió traer artistas como él mismo, el costamarfileño Seydu…

…o el inenarrable saharaui Nayim Alal, todos bajo el paraguas de un sello discográfico Nube Negra, cuya labor debería ser reconocida mas pronto que tarde.

    Tras ese primer contacto trabajé con el en varias ocasiones, a vuela pluma la Corrala, Teatro Arbolé, Pirineos Sur, Puerta del Mediterráneo en Valderrobres, Santiago de Compostela, Folk Plasencia, Córdoba… 

   Así forjamos una amistad que me llevó a excelentes convivencias con el y sus mujeres, Bidinte enamoraba, este es el resumen básico de lo que podríamos decir de él.

   Lo llamé hace tres años para que participara en el ciclo de la Raíz, primera edición, y fijamos una fecha, me llamó para pedirme que lo liberara de venir, tenía unos conciertos en Brasil muy bien pagados, meses después me enteré de su fallecimiento en Guinea Bissau, su tierra, yo estaba en el hospital y se juntaron las penas, lloré entonces como ahora al dedicarle esta memoria.

   Bidinte solo grabó dos discos, ambos con Nube Negra, y no alcanzó el éxito, entendido este en conciertos y discos vendidos, pero anidó en los corazones de quienes alcanzamos a escucharlo, recuerdo sus conciertos siempre plenos de profesionalidad y emoción, fuera solo o acompañado de músicos exquisitos como Nata Khumar, un tablista natural de Singapur que ahora enerva a las gentes junto a Ara Mailikian, el impresionante Alex «papa» Ikot, un baterista guineano de pegada monstruosa o el genial Paco Cruz a la guitarra flamenca, un jienense adusto y entregado.

  Bidinte tiene una voz dulce y recia, toca la guitarra con un feeling tan atlántico, y sonríe capturándote.

   El vídeo que acompaña es el Samba de emigraçao, en el cual aparece un tema que es clave en nuestro querido Fernando, su conciencia social, profunda y llevadera a la vez. Bidinte, cuánto te echo de menos. Tu hija Awinie vino a verme a Zaragoza, quería conocerme, porque era memoria de su padre, guapísima, fue un encuentro inolvidable, como tu en mi memoria

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