Por Gonzalo del Campo

       El título que recoge estos poemas y artículos “De Herat al Ara”, son una mezcla de realidad y ficción. Abarca un periodo de más de quince años. Aunque el eje vertebrador de esta selección esté cercano a la guerra o los conflictos, abarca también otros muchos  temas.

    Desde el año 2003, en un programa de radio llamado “La Máquina de Escribir” que, a día de hoy, se sigue emitiendo en Radio Sobrarbe, he ido desgranando estas reflexiones sobre asuntos que he considerado de interés o relevantes para escribir sobre ellos. Aunque puede parecer un cajón desastre en su temática, hay  un hilo conductor, que consiste en el punto de vista crítico que adoptan la mayor parte de los textos. Herat representa la parte más cercana a esa guerra permanente en la estamos inmersos desde hace mucho tiempo. Ara es el nombre del último río virgen del Pirineo, que tantas veces he paseado y disfrutado. En lo referente  a los textos sobre la guerra, que aquí se presentan, abarcan desde un año antes de la Guerra de Irak. Aparecen otros artículos relacionados con la Iglesia, los viajes, la literatura…

    Espero que puestos en el contexto en que fueron concebidos y escritos, puedan resultar de interés a los posibles lectores.

A MODO DE RETRATO

 El digno presidente se vistió de librea

para hacer el papel de cancerbero,

girando la manilla de la infamia,

y abrir la puerta del horror guerrero

 

¿Tanto vale una foto junto al perro de las multinacionales?

 

¿Para ser una pulga o garrapata

hace falta vendernos y venderse?

 

¿Por adquirir parcelas del infierno

tanto viaje al Olimpo de los necios?

 

De sí mismo olvidado,

¿cómo no estarlo, también de los mortales

que le hacen señas y le tiran huevos?

 

Solo a su efigie, claro, porque

¿Cómo alcanzar al ángel de los yerros,

si no es con un misil cargado de improperios?

 

Ni así desaparece esa sonrisa boba 

y a veces carcajada inexplicable,

con que aparece en las fotografías,

sin figurar el chiste a pie de imagen.

 

No es simpático gesto,

es una mueca

que nos deja perplejos.

 

Solo entendemos

que una marioneta

no se haga responsable de sus actos,

aunque su aspiración inconfesable sea

dirigir la obra en el teatro.

 

LA FARSA

Lo peor de esta farsa es

el tufo que, de cruzada,

adquiere.

 

Del ataúd, la tapa se apuntala

con clavos de ayuda humanitaria,

flores de despedida que traen las democracias,

como regalo póstumo a los muertos.

 

No verán cómo al  póquer

se juegan los despojos.

 

Las yemas de los dedos,

huérfanas de caricias,

no palparán la niebla

que esconde abarrotados

cementerios de niños,

de mujeres y ancianos.

 

No estaban en el sitio adecuado

ni colateralmente prevenidos

y por tanto resultaron abducidos 

por la certeza bienintencionada

de que el asesinato,

(en masa a ser posible)

es acto de justicia 

si a salvo deja

las buenas digestiones

(no el hambre descarada),

la obesidad deforme,

la comida basura

(no así los excedentes destruidos),

el «futin» y el aerobic,

la libertad de morir de cáncer de pulmón

(y no de inanición que es cosa de mal gusto),

el teléfono móvil y los ordenadores,

la huida de los fines de semana

(no las deportaciones),

el tráfico de coltán y de diamantes,

(no la esclavitud ni las mutilaciones)

 

Kissinger, al parecer lo dijo,

anunciando con ello una estrategia,

 

“En el planeta hay demasiados hombres

y es asunto de higiene hacer limpieza

si entre los casi desnudos habitantes

se esconde la riqueza que alimenta

el bienestar del arca en el diluvio”.

 

Lo que no sale en los medios, no existe.

     Seguramente la estupidez aparece con el hombre mismo y se ha heredado, desde entonces, como se hereda el castaño del pelo o el color de  los ojos. Es algo inofensivo, si quien la ejerce es socialmente reconocido como estúpido y no nace en el seno de una familia, que por su relevancia social o su poder económico, puede arropar ese detalle y enmascararlo con visos de inteligencia, aunque resulte caro el disfraz.

 

     Cuando la estupidez se manifiesta en familias con grandes ambiciones políticas o de negocios, la cosa cambia radicalmente, hasta el punto en que ni siquiera es necesario demostrar una inteligencia exquisita para llegar a ser presidente, al igual que la herencia de los imperios y monarquías  ofrecía ejemplares curiosos.

   La diferencia es que hoy la dignidad de máximo mandatario se adquiere por consenso general a través de las urnas.

    Estos últimos años hay ejemplos de elevación hasta lo más alto del poder de personajes con características dudosas en su comportamiento o en su forma de entender la democracia.

    George Bush, hijo de un expresidente, petrolero, fue además gobernador de Tejas, estado en el que durante su mandato se cumplieron un buen número de sentencias de muerte.

    Dejando aparte lo fraudulento de su elección ¿Qué pudo  decidir a los electores a proyectarle con sus votos hacia la Casa Blanca?

¿Su actitud decidida a la hora de firmar sentencias de muerte?

¿Su ineptitud como empresario, varias veces probada?

¿Su carisma de hombre de pocas palabras?

¿Sus extensos conocimientos geopolíticos?

¿Su falta demostrada de tacto?

¿Su compromiso y vinculación con las grandes corporaciones empresariales?

¿O tal vez fue la misma desidia electoral a la que contribuyen dos opciones que cada día son más la misma?

      Silvio Berlusconi, hasta conseguir ser conocido como presidente, se dio a conocer como empresario poco ortodoxo y visitador impenitente de tribunales, a los que era convocado por su particular forma de entender los negocios. Siempre estuvo a punto de ser procesado, pero no sólo se libró de que le fuera aplicada la justicia, sino que fue elegido primer ministro de Italia

   ¿Es una cualidad meritoria la de eludir a la justicia, además de denigrarla, como hace Berlusconi?

 

   ¿Están encantados los italianos con un presidente que ha intentado monopolizar los medios de comunicación y acallar todas las críticas contra su más que dudoso proceder? ¿Se han guiado los italianos por las ideas expresadas contra la inmigración ilegal, sobre la que llegó a hacer bromas macabras y de muy mal gusto?

    Si Bush y Berlusconi arrojan serias dudas sobre su comportamiento, hay un tercer mandatario, que forma con ellos una tríada, debido sobre todo a su talante y su comportamiento político.

    Don José María Aznar llegó al poder sin la fama de ignorante que precedía a Bush, ni la de corrupto que acompañaba y sigue acompañando a Berlusconi. Ha llegado a gobernar con mayoría absoluta y a partir de ahí se ha destapado de manera clara su adscripción a la derecha mas rancia y autoritaria de este país.

   En asuntos internos ha contado con el apoyo inestimable de actores impagables como:

    Arias Cañete (mister”paseo militar”), quien soltó la lengua de forma obscena al mencionar el trasvase del Ebro y empleando un lenguaje abiertamente fascista.

   Mariano Rajoy, hoy convertido en el delfín único de Aznar, el heredero, dejó para la posteridad su famosa comparación de la densa fuga de fuel con “hililloss de plasstilina” intentando justificar ante sus paisanos lo injustificable y convirtiendo la catástrofe en puro juego de manualidades infantiles.

   El señor Alvarez Cascos (Coordinador y responsable de “desaguisados públicos”) acumula desastres a los que resta importancia y jamás son producto de la incompetencia o la imprevisión, todo lo más sabotajes con los que la naturaleza, o la oposición, intentan desacreditar su firme trayectoria política, además de distraerle de sus aficiones cinegéticas, para las que al parecer sí está dotado.

   Salió indemne del escándalo del Prestige y pudo, más tarde, protagonizar el culebrón del AVE, aún no concluido…

    Podía seguir la lista atendiendo a los responsables de medio ambiente (pues se halla demediado más bien), que ha sufrido y sigue sufriendo este país. Parecen elegidos más para acabar con él que para protegerlo.

    El Plan Hidrológico sería la puntilla si llegan a salirse con la suya.

   Dicho pronto y mal “aquí ni dios dimite”, nadie es responsable, ni siquiera de sus palabras.

    Pero estábamos hablando del líder, del protector de los arriba mencionados.

Todos están arropados por él, quien, desde luego, no pide responsabilidades por las decisiones equivocadas, pues son hombres de su confianza y él, menos que nadie, nunca se equivoca.

   De todos es sabida su aversión a la falta de adhesión (como les gusta decir) a la Constitución, que ahora enarbola como si se tratase de la Biblia, ante los anatemas y “peligros” del nacionalismo vasco y catalán.

   Su apego a las medias verdades y a las mentiras le ha llevado a asumir el control de los medios de comunicación públicos y a hacer callar de forma fulminante a aquellos que no le son “leales” o le persiguen micrófono en mano para hacerle preguntas “hostiles” a las que nunca contesta, a la par que lanza miradas fulminantes a los entrevistadores.

    Este es el resumen de su relación con “Caiga Quien Caiga”, programa de tele 5 cuya desaparición, al parecer, fue un favor personal de su amigo Berlusconi, socio mayoritario de dicho medio televisivo.

   Los ejemplos del uso sesgado y fraudulento de los medios son abundantes.

   Informaciones sobre huelgas, sobre el “Prestige” (han conseguido que no se investigue  el asunto desde la UE), sobre la guerra de Irak y el caso del periodista asesinado José Couso, el accidente de aviación en el que perecieron 62 militares españoles, sobre el cual Federico Trillo está empeñedo en mantener la desinformación y el oscurantismo, incluso con las familias de las víctimas que tienen mas derecho que nadie a saber la verdad.

   También ha sido su apuesta personal la adhesión inquebrantable a George Bush y su arriesgada aventura en la guerra irakí y en la posguerra. De entrada, seguir ciegamente al presidente de EEUU y su equipo, apoyándoles en su belicismo a ultranza, parece mas la postura del  que quiere estar al lado del más fuerte, que una decisión meditada, basada en la cordura y sobre todo en el consenso.

 

   La última resolución del Consejo de Seguridad le da alas para pensar que, definitivamente, la Historia le da la razón, cuando en realidad se trata de un pobre parche para no ahondar más las diferencias que la cuestión de Irak ha abierto entre los países del mundo.

    ¿Qué llevó a Aznar a alinearse con Estados Unidos e Inglaterra sin consultar con nadie?

   ¿La familiaridad que da pasar unos días con la familia “Bleer” o llegar a poner los pies sobre la mesa de “Yoorges”?

    ¿Pasar a la historia por las fotos que se hizo con ellos en las Azores y que sea imposible que su imagen no forme parte de la memoria gráfica planetaria?

     ¿Su aversión obsesiva al terrorismo que le lleva a decir que en ese fenómeno no hay matices posibles?

    ¿La coincidencia cada vez más palpable con Bush en la idea de que quien no está conmigo está contra mí?

    ¿El placer de ser homenajeado con medallas made in USA por su fidelidad canina al imperio?

     En internet aparece una foto de “Yoorges”. 

    En ella, flanqueado por dos uniformados, Bush mira con aparente sumo interés a través de unos enormes prismáticos.

    Jamás he visto hombre cuyos gestos se repitan tan invariablemente como en él.

   Su acartonada forma de ofrecer la mano, sin despegar el culo de ese sillón burgués.

    Con el mismo calor en la mirada de un arenque, pescado hace tres días.

    Esboza una sonrisa de labios apretados, enigmática y sosa, lejos, por otra parte, de las continuas muecas de su íntimo amigo Jose Mari a quien le une una “amistad de colegas de bodega”, a pesar de que Yoorges sea un abstemio converso.

    Desde que le dejó poner los pies encima de la mesa, una intensa ola de afinidad y buen rollito invadió el ego de Jose Mari, quien se sintió aupado como socio  al círculo exclusivo de los vaqueros que comulgan con las ruedas de molino que el jefe hace rodar, cada vez que su escaso lenguaje se hace oír en los foros mundiales o nacionales

    En la foto en cuestión a pesar de la atención que presta, el buen Yoorges se ha olvidado de quitar la funda que inutiliza la visión a través de las lentes y lo que ve es la nada, el negro más absoluto.

   Tal vez solo sea una metáfora de la más absoluta ceguera  con la que intenta llevar los asuntos del globo.

 

 

KABUL

Amaneció de nuevo entre las ruinas.
Otra vez vi tu rostro carcomido
el gris de tus paredes sin esquinas
a las que el sol no curará del frío.

Las que ayer fueron casas, hoy son cuevas
excavadas a mano en los escombros
sin ventanas para mirar estrellas
ni otra luz con que aliviar los ojos.

Quedó la guerra pintada en los umbrales.
La paz sombría no se llevó el burka.
Dejó las minas en los arrabales.
Hoy ninguna cometa el cielo surca.

Aún postrada, te pone como ejemplo
el loco emperador que te visita.
Triste ciudad, ajada por el tiempo.
Para ser “democracia” ya estás lista.

Te quieren los señores de la guerra.
Te desean los fieros talibanes.
En tus campos se planta adormidera
para seguir armándose los clanes.

Heroína, pasada la frontera,
se riega por las calles de ciudades
que pagan sus tributos a la guerra
con adictos que mueren en sus calles.

Amaneció de nuevo entre las ruinas.
Otra vez vi tu rostro carcomido,
el gris de tus paredes sin esquinas
a las que el sol no aliviará del frío.

 

FOBYHIMPERIALISIS

   Siguen los bombardeos en Somalia.

    El pulso entre Irán y los Estados Unidos continúa. Este último país ha comenzado por dar vía libre para matar espías iraníes en territorio irakí.

   La impresión de caos en Irak se traduce en un continuo reguero de sangre

    José Mari sigue empeñado en ser la voz de su amo, emitiendo el parte de guerra, cada tanto.

   Cada vez se parece más hablando a Julio Iglesias.

   Ufano de codearse con magnates, o trabajar, más bien, a sueldo para ellos

   Como si hubiera despegado hacia Marte y se hubiera quedado colgado en otra galaxia, diferente a la que el resto habitamos

 

PLUMAS, EMPLUMES, PLUMAS…

   Soy el leve fulgor, caído, del azaroso cielo de las aves.

   No tengo voz pero guardo una historia, aunque me veas descolorida y pobre. Una hoja más, posada en el otoño.

    Así son esas plumas que encontramos al pasear. Negras y plateadas, las de los cuervos y las chovas.  No emigran los inviernos. Se quedan escondidas al abrigo de barrancos y en cárcavas peladas. Al llegar el calor remontan a las crestas más altas sobrevolando sarrios y marmotas.

    El martín pescador deja plumas menudas de tonos azulados que son como tesoros para guardar entre las páginas de un libro.

   Las plumas de rapaces nos animan a hacer, con ellas, otras plumas con que escribir historias nacidas en el aire.

    Las plumas de las aves son adorno y lenguaje en las oscuras selvas, donde los indios visten sus colores más vivos, de papagayos, loros, tucanes, marabúes…

    Azules, rojos, naranjas, amarillos, hundidos en el verde infinito que alimenta a los hombres, quienes siempre han considerado el bosque como madre y hogar de pájaros y humanos.

   ¿Qué sabremos mañana de ese mudo lenguaje de las plumas?

     Nos quedará tan solo plumas sin misterio del cabaret,  y esas  otras, que caen al azar de pájaros en vuelo, cuyo hondo secreto jamás desvelaremos.

   Esas plumas de pájaro sirvieron otro tiempo como escarnio. El de los condenados a recorrer las calles, emplumados, pájaros tristes, privados del vuelo y de la libertad, vestidos para un grotesco carnaval de fiera intolerancia. Librados de la muerte, no de la humillación, condenados por la Inquisición, por  puritanos bárbaros, que se hicieron famosos en la quema de brujas. Y también los no menos salvajes encapuchados, miembros del Klu Klus Klan.

     Emplumar, aparte de esos castigos infamantes, significa que a alguien se le obliga a hacer algo sin desearlo o a pagar algo sin comerlo ni beberlo.

    En nuestra sociedad hay grandes ejemplos de emplumes, que nada tienen que ver ya con las plumas de pájaros.

   El estado nos emplumó durante siglos el servicio militar obligatorio

    Nos empluman los bancos con el pago de transferencias o por poder disponer de nuestro propio dinero en cualquier parte.

    Recientemente han emplumado al mundo, especialmente a Afganistán y a Irak, con dos guerras.

    Han emplumado a los palestinos un nuevo muro de la vergüenza, más alto y más opaco que lo fue el de Berlín.

   Bush y su camarilla (de puritanos por cierto) nos empluman la creencia de que explorar el planeta Marte es más necesario que acabar con el hambre y la miseria.

     Esos mismos nos empluman la necesidad urgente y obsesiva de acabar con el terrorismo (que ellos sembraron por doquier)  a toda costa, aunque sea a base de pasar por encima de las leyes y poner bajo sospecha a todo el mundo.

   Nos empluman el encarecimiento desmesurado de la vivienda, la comida basura, el no saber exactamente qué comemos, la telebasura, la televisión Urdaciana, las mentiras y los silencios para explicar casos como el Prestige, el desastre del Yakolev o los socavones del AVE.

   Nos empluman también los contratos basura, las congelaciones salariales, los Planes Hidrológicos por huevos, las subidas de tarifas eléctricas o de comunicaciones, la privatización del agua, la religión en la educación pública y el pago de los fastos  principescos y reales a más de otras veleidades escurialenses.

     Aún así el emplume es leve, si miramos, aunque sea brevemente, hacia el llamado Sur, cuyo cometido principal es el de ser desplumados, para que así a nosotros se nos pueda seguir emplumando de estas y otras maneras.

     Plumas anónimas recogieron romances y cantares de gesta, recitados en plazas y mercados,  fiestas y carnavales. Anónimas novelas picarescas salieron de la pluma certera para dejar constancia del margen en que habitaba el Lazarillo, junto a clérigos de la virgen del puño, hidalgos que solo se alimentan del orgullo, en una sociedad que va de extremo a extremo, o rica y opulenta o pobre y miserable.

    Hubo plumas ilustres, con nombres y apellidos, que llenaron la historia de la literatura.

    Plumas interminables como Lope de Vega, Fénix de los Ingenios, Pérez Galdós, Pío Baroja… Plumas mordaces como  Quevedo, Gracián, Vázquez Montalbán, Reverte…

    Plumas cultas como Góngora y Darío.

    Plumas rotas en vuelo como Lorca y Hernández.

    Plumas republicanas como el Sender de “Réquiem…”

     Plumas lúcidas como Goya en sus Caprichos o Desastres de la Guerra.

   Plumas cargadas de pasión y melancolía como Bécquer o Rosalía.

    Garcilaso y Cervantes, manejaron la pluma a la par que la espada.

     Hay quien piensa que la pluma puede ser una espada.

    Tal vez los responsables últimos de la muerte de Couso así lo interpretaron y por eso su vida se segó de un plumazo, dejando que a los que montaron aquella guerra infame que aún se sufre, se les viera el plumero. 

MICROCLIMAS

     Fatia  Abbas y Benjamín Dovrobsky jugaron, desde niños, en las mismas calles, ajenos a los signos que anunciaban el odio y la vendetta, hasta que, un día, al padre de Fatia lo abatieron los soldados israelíes en un puesto de control.

     Sus miradas volvieron a cruzarse, pero un velo invisible de miedo, arrebató el calor y trajo la distancia, que fue a más, con cada bomba, con cada asesinato selectivo.

    Ni ella, ni él creyeron jamás en la violencia. Esperan el día en que los muros caigan. Hablan siempre que pueden, a los suyos, de la amistad posible entre vecinos.

     Son voces clamando en un desierto ardiente que no escucha su voz.

    Hoy, pasado el tiempo, han perdido el miedo y se atreven a ir cogidos de la mano. Nadie de sus familias aprueba que se quieran y menos aún que lo demuestren. Les han aconsejado que se vayan a un lugar seguro, lejos de la violencia y de la intolerancia.

      Fatia y Benjamín dudan, cuando hablan de formar una familia, si deberían irse.

     Al final se convencen de que si huyen habrán sido vencidos por el miedo y habrá un espacio menos de luz a la esperanza.

     Han decidido ser un microclima de frescura en la tórrida noche que se alarga, una vaga semilla de amor que contribuya desterrar el odio y conjurar el miedo que hoy, fatalmente, les rodea.  

Continuará

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