Beirut


Por Agustín Gavín

    Después de varios años escribiendo en el Pollo Urbano, la situación actual en Oriente Medio, en concreto en el Líbano, me impulsa, en contra de lo que es mi costumbre, a utilizar la primera persona en el relato.

     Beirut es una ciudad que suele meterse desde el minuto uno en la primera visita en el fondo de los sentidos, enseguida llega el encanto. Es difícil no impregnarse de su historia, de su pasado, de su presente y de sus gentes.

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Agustín Gavin

Corresponsal Internacional del Pollo Urbano y Presidente de www.arapaz.org    

     La diversidad cultural, política y social la convierte en algo difícil de encontrar en otros lugares del mundo.

    Le ha pasado a mucha gente antes que a mí.  Como se dice por aquí, Líbano es el capacico de las ostias de las inclemencias bélicas de sus países vecinos y que con demasiada frecuencia se contagia por la diversidad en el propio pueblo libanés. Llevan así desde su independencia en 1947, salvo el lapso de diez años donde Líbano era considerado la Suiza del Levante y Beirut era la pasarela de la modernidad y del hedonismo en la región.

     He estado en ciudades castigadas por la guerra como Sarajevo, por ejemplo. Bake Presovic es un ciudadano bosnio que vino como refugiado a EL Burgo de Ebro con dieciséis años huyendo de la guerra balcánica. Se puede ver en YouTube su testimonio personal en el reportaje “Refugiados, el eco de los Balcanes” que hicimos hace ocho años en el último viaje a esa ciudad. Cuando regresó a su país fue contratado por del ejército español, había aprendido nuestro idioma en los cinco años que estuvo aquí y ahora es un empresario de la restauración. Nos contaba que, durante el sitio de Sarajevo, que duró cuatro años, los bosnios musulmanes sitiados respetaron todo lo relacionado con la cultura serbia mientras los bombardeaban, incluso con los monumentos religiosos ortodoxos, cosa que no hicieron los radicales serbobosnios con la biblioteca de Sarajevo que fue casi destruida por disparos de obuses durante el sitio.

     En Beirut han bombardeado el centro histórico cerca ya de la Plaza de los Mártires donde conviven Mezquita, Iglesias Ortodoxas, Coptas y Católicas. Israel aprovechó el inminente alto el fuego para sacudir los cimientos del centro de Beirut, como si se tratara de un fin de fiesta.

      Un ejemplo de los muchos que ha habido de salir de la rutina de la desesperación de la sociedad civil beirutí y desahogarse pacíficamente ante el infortunio, fue el Maratón de Beirut del año 2017, con su correspondiente carrera popular donde padres y madres en chándal, muchas con hijab y con sus hijos en carritos, corrían o paseaban por la ciudad gritando consignas de paz. Cada pocos kilómetros había actuaciones en directo y la gente tarareaba las canciones de Zaz, Johnny Holiday, John Lennon, Bunbury. Moustaki ect, versionadas por artistas locales. La sensación era de alguna manera u liberación, soltar la rabia por la situación económica y de riesgo permanente de enfrentamientos entre vecinos, pero a pesar de ello en la antigua Biruta o ciudad de los pozos, el aire era de una frescura mediterránea como en Valencia, Barcelona o Marsella. Fue un estallido de alegría reivindicativa en busca de una paz duradera Por cierto, el corredor veterano aragonés y compañero de Arapaz, Jesús Arroyo, ganó el maratón  seudoprofesional en su tramo de veteranos de cincuenta y cinco años a sesenta .

      Esa angustia ante lo que está pasando, su propio pasado y el más que incierto futuro también la trasmite, entre otros Tomás Alcoberro, el gran periodista jubilado de La Vanguardia, destacado en el Oriente como le gusta decir a él y sus relatos en la Noria de Beirut o Maruja Torres, dos veces corresponsal en tiempos diferentes con su libro “La amante en guerra”, Arturo Pérez Reverte, Natalia Sancha, Ángeles Espinosa, periodistas que viven o han vivido de cerca las desdichas de un joven país machacado por la mala suerte de estar ubicado geográficamente en un polvorín político y rodeado de intereses ajenos.

     Beirut ahora es una ciudad que ha sido castigada por el sionismo exacerbado, que quiere vengarse de su histórico enemigo Irán a través de su sucursal Hezbolá llevándose por delante a quien haga falta. Un desproporcionado enfrentamiento bélico tolerado por la diplomacia agresiva de EEUU y parte de la comunidad internacional que ya ha producido miles de muertos en el levante y destrucción de casas e infraestructuras. Son los mismos EEUU los que han decidido un alto el fuego de dos meses cogido con alfileres, probablemente consecuencia de las últimas elecciones, podrían haberse celebrado antes y el mundo se hubiese ahorrado tanta destrucción.

     Ya llueve sobre mojado. Esta es la segunda vez que el ejército de Israel actúa militarmente en territorio libanés. La primera fue con la invasión terrestre del 2006.   Durante todo este tiempo los drones israelíes no han dejado de invadir el espacio aéreo en Beirut grabando y almacenando información. Beirut ha sido una ciudad estrechamente vigilada y ahora esa información está siendo utilizada en la guerra particular con Herzbola . Los cazas F16, están atinando ya en el propio centro de la ciudad donde presupone que se esconde el enemigo sin importarles lo que se llevan por delante en patrimonio, arte o vidas humanas, es la cacería de la venganza como en palestina.

    Beirut sufrió una explosión en principio accidental, de un barco que destruyó todo el puerto alcanzando el centro de la ciudad y muchos edificios de la cercana corniche, envidia del mundo en los años sesenta y setenta donde en sus lujosos hoteles se reunía la jet internacional y donde atracaban los yates de los jeques del petróleo de Arabia Saudi, Qatar o Emiratos. No se habían recuperado de la explosión cuando se hunde la economía y los bancos decretan un corralito, impidiendo que los libaneses de la diáspora puedan enviar dinero y centralizando el Estado el que quedaba en los bancos y por si fuera poco, la matanza de Hamas hace poco más de un año y la correspondiente venganza de Israel dirigida por un sátrapa regional más de la zona llamado Netanyahu con licencia estadounidense para destruir.

    Cuando estoy a punto de mandar este trabajo al Pollo Urbano, nos cuentan desde Beirut que Hezbolá está celebrando el alto el fuego provisional como si fuera una victoria, victoria pírrica claro. Y lo que es peor, en la vecina Siria se ha recrudecido una guerra que ya dura mas de doce años con la entrada de las milicias kurdas en la región de Alepo. La falta de apoyos de Rusia por su guerra en Ucrania y la debilidad Hezbolá ha sido aprovechada por los contrarios al régimen de otro sátrapa  el Assad. ¿Algún día podré hablaros de buenas noticias?

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