Por Marta Remartínez
Cuando llevas un tiempo viviendo fuera de tu tierra empiezas a echar mucho de menos su gastronomía y serías capaz de vender tu alma por un buen trozo de chorizo o un filetito de jamón serrano para hacer tu vida americana mucho más sabrosa.
Marta Remartínez
Corresponsal del Pollo en Nueva York
http://www.flickr.com/photos/momentosguardados/
Por suerte dicen que en Nueva York puedes encontrar de todo. Pero también es cierto que todo tiene un precio, y entonces es cuando vender tu alma al mejor postor no te parece tan descabellado.
Por eso después de sobrevivir en esta ciudad de locos casi dos años y medio, el hallazgo de esta semana sin duda va a revolucionar mi vida.
Si señores, lo tengo, lo he encontrado y todo ha sido fruto del azar. Se ve que eso del karma existe y después de que los yankees me hayan timado, engañado, enloquecido y casi animado a comprar un arma para cargarme a unos cuantos en mis días de estrés, el universo ha decidido devolverme lo bueno que me toca en forma de chorizos y morcillas. Así que ¡gracias!
Pero empecemos por el principio.
Como he dicho en varias ocasiones, Nueva York no es sólo Manhattan, y barrios como Queens esconden verdaderas joyitas, y es que este barrio no sólo tiene miles de tiendas de todo a 99 céntimos y negocios donde comprar fajas Salomé. No, también tiene maravillas como la charcutería Muncan Food Corp, mi más reciente descubrimiento.
Las fotos hablan por sí solas. Muchos de los españoles que como yo están exiliados por estas tierras casi lloran al ver esos lomos embuchados, esas longanizas…
Una vez dentro decidí escribir sobre este lugar, donde no sólo tienen comida rica sino que son súper amables. Tuve la oportunidad de charlar con su dueño, croata de nacimiento y neoyorkino de adopción, y desde ahora amigo del Pollo Urbano. Me contó que todos sus productos están hechos artesanalmente, ‘’no como los americanos’’, y me dio a probar gran variedad de ellos. Aunque el concepto pimentón queda fuera de su alcance y se acerca más al jalapeño, he de confesar que todo lo que compré está buenísimo.
Si quieres visitar este pequeño paraíso búscalo en el barrio de Astoria, en el 43-09 de Broadway. Después entra en una de las muchas pastelerías colombianas que hay a lo largo de la calle y compra una barra de pan, prepárate un buen bocata y verás como en un segundo todas tus penas desaparecen.
¡Y yo que no creía en el karma!