Por Jesús Saínz
Se ha observado que los pacientes tratados con quimioterapia pueden tener un deterioro cognitivo notable. Dicho problema es conocido en el ámbito anglosajón como PCCI utilizando las inciales de “Post-chemotherapy cognitive impairment”.
Recientemente ha habido un incremento de investigaciones sobre los efectos que los diferente agentes químicos utilizados en la terapia del cáncer tienen en el cerebro. Estos estudios están revelando los efectos negativos de muchos ellos y también posibles vías para reemplazarlos por otros que mejoren el posible deterioro cognitivo. Se ha observado que a los paciente tratados se les olvidan las citas, dónde han puesto las llaves, si toman o no sus medicamentos, y tienen despistes como poner el pollo con su envoltorio de plástico en el horno. Aunque claro, estas cosas les pasan también a otras personas. Sin embargo, es inevitable pensar que la quimioterapia podría estar afectando tanto a su capacidad para recordar como a su capacidad para razonar. Esto parece observarse en otros estudios de pacientes humanos que sobreviven al cáncer, los cuales revelan deficiencias en la atención, en la memoria, en la velocidad de procesamiento y en la función ejecutiva. Estas observaciones, pese a que no son demostrativas ya que hay muchas otras variables que pueden estar implicadas, apuntan claramente a una relación con la quimioterapia.
Pese a que la mayoría de los agentes químicos utilizados en la terapia del cáncer no entran en el cerebro en cantidades significativas, investigación reciente ha demostrado que pueden producir un número de cambios en el sistema nervioso central, provocando dolores de cabeza, pérdida de visión, pérdida de audición, y disfunción cognitiva. Estos estudios indicarían una relación clara entre quimioterapia y disfunción.
Sin embargo, no todos los pacientes tratados presentan déficit cognitivo. En tratamientos de tumores de mama, la prevalencia de dicho déficit oscila del 17 hasta el 75 por ciento, dependiendo de los fármacos utilizados. En general, el deterioro cognitivo afecta del 20% al 30% de las personas tratadas con quimioterapia. Los efectos de la quimioterapia en el deterioro cognitivo suelen ser temporales, pero pueden durar periodos largos de tiempo. Toda esta variabilidad en los efectos y las discrepancias en la comunidad científica sobre cómo definir el problema, hacen que estos datos no sean aceptados por todos.
Hay bastantes estudios en pacientes de cáncer de mama. En ellos se ha visto que a las supervivientes al cáncer de mama que fueron tratadas con quimioterapia les puede resultar más difícil realizar ciertas tareas que a las supervivientes cuyo tratamiento fue quirúrgico. Además, un estudio mostró que, un año después del tratamiento, el cerebro de personas tratadas con quimioterapia que sobrevivieron al cáncer se había reducido, mientras que el de personas no tratadas con quimioterapia no. Se ha observado también que estos efectos negativos pueden aparecer años después de que el tratamiento haya terminado. Hay estudios de imagen donde se muestra que la quimioterapia disminuye el volumen en áreas del cerebro que se correlacionan con falta de atención y deterioro de la memoria. Mediante resonancia magnética se han encontrado daños estructurales de la materia blanca en un número de regiones del cerebro, incluyendo la corteza frontal.
Ensayos en ratones han mostrado un efecto de la quimioterapia en el aprendizaje. Ratones sin tratamiento aprendían entre 2 y 4 veces más rápido que ratones tratados con agentes quimioterapéuticos. Varios estudios han mostrado que la quimioterapia puede producir estrés oxidativo y reducir la vascularización, lo cual disminuye la cantidad de oxígeno y de nutrientes que llegan al cerebro y causa inflamación del tejido cerebral. Estudios en células cultivadas en el laboratorio han mostrado que varios tipos de quimioterapia pueden reducir o bloquear factores de crecimiento del sistema nervioso, y pueden suprimir la proliferación de células nerviosas. Otros estudios han mostrado que la quimioterapia disminuye los niveles de catecolaminas en el cerebro. Tomados en conjunto, todos estos cambios podrían resultar en una disminución de la capacidad de aprendizaje y de la memoria.
Por todo lo anterior, no es sorprendente que se estén buscando tratamientos alternativos que no causen daños neurológicos. Pero… el deterioro cognitivo provocado por la quimioterapia no está bien caracterizado, e incluso hay debate sobre él mismo, y los resultados de la investigación pueden ser contradictorios. Aunque todo ello resulta frustrante, al menos sabemos que el resultado final al problema es bueno. Parece ser que los daños cognitivos desaparecen normalmente al cabo de unos cuatro años.
RECUPERANDO MATERIALES
Por Jesús Sáinz Maza
Genómica médica del cáncer.
(Publicado en Abril 2011)
Las nuevas metodologías de secuenciación han abaratado los costes hasta una cifra casi un millón de veces inferior al coste del primer genoma. Ello ha permitido empezar proyectos tan ambiciosos como el de “1.000 genomas humanos”, “10.000 genomas de microbios” y “1.000 genomas de plantas y animales”.
La reducción de costes ha impulsado la llamada “genómica médica” que estudia numerosas enfermedades, entre las que se incluye el cáncer. Un ejemplo es la secuenciación realizada en la Universidad de Washington (St. Louis) de 50 genomas de pacientes con cáncer de pecho que reveló la gran complejidad de las mutaciones en los tumores.
En 2008 se creó el Consorcio Internacional del Genoma del Cáncer cuya finalidad es coordinar estudios de 25.000 genomas en más de 50 tipos de cáncer. Este consorcio, en el que participan más de 170 instituciones, incluye a varios grupos de investigación españoles para el estudio de la leucemia linfática crónica. Varios de estos grupos están dirigidos por aragoneses como Elías Campo, que coordina el proyecto, Carlos López-Otín y Miguel Angel Piris. Esperamos con interés la publicación de sus estudios.