La Psicosis


Por Jesús Sainz

La psicosis es una pérdida de contacto con la realidad, que por lo general incluye falsas creencias sobre lo que está sucediendo o quién es uno (delirios), y el ver o escuchar cosas que no existen (alucinaciones).


El término, como muchos otros en medicina, proviene de dos palabras griegas, psique (mente o alma) y osis (condición anormal o desarreglo). La palabra fue acuñada en 1841 por el psiquiatra alemán Karl Friedrich Canstatt que lo utilizó en un manual clínico como abreviación del concepto de neurosis psíquica.

La psicosis puede ser causada por el alcohol, ciertas drogas (ya sea por su uso o por el síndrome de abstinencia que causan), algunas enfermedades cerebrales (Parkinson, Huntington, y algunas alteraciones cromosómicas), tumores cerebrales o quistes, la demencia (incluida la enfermedad de Alzheimer), el virus del SIDA y otras infecciones que afectan al cerebro, algunos medicamentos (como los esteroides y los estimulantes), algunos tipos de epilepsia y la isquemia cerebral. Aunque, según mi opinión, desconocemos en gran parte el origen de la psicosis.

La psicosis es uno de los síntomas de enfermedades como la esquizofrenia, donde es muy frecuente, y el trastorno bipolar y la depresión severa donde aparece con cierta frecuencia como síntoma. Los síntomas psicóticos incluyen desorganización en el pensamiento y el habla, creencias que no se basan en la realidad (delirios) resultando frecuentemente en miedos y sospechas infundadas; el escuchar, ver o sentir cosas que no existen (alucinaciones); los pensamientos que van de un tema a otro sin que haya conexión o relación alguna aparente entre los temas (pensamiento desordenado).

En la evaluación psiquiátrica se utilizan algunas pruebas de laboratorio para diagnosticar la psicosis, por ejemplo análisis de sangre para medir los niveles de electrolitos y hormonas, pruebas toxicológicas y resonancia magnética del cerebro.

El tratamiento médico depende del origen de la psicosis. A veces es necesario el ingreso hospitalario para garantizar la seguridad del paciente. Los fármacos anti-psicóticos reducen las alucinaciones y delirios si la causa es un trastorno psiquiátrico, como en el caso de la esquizofrenia. En casos de psicosis inducidas, por ejemplo por el alcohol o ciertas drogas, se puede evitar simplemente eliminando el consumo del agente inductor.

Sin embargo, no toda la comunidad científica está de acuerdo en considerar la psicosis como una experiencia negativa, o simplemente no concuerda con la definición que de ella hacen los psiquiatras.

Durante los años 1960 y 1970, la psicosis fue de particular interés para los psiquiatras críticos con la práctica psiquiátrica convencional. Este pensamiento estaba integrado en un movimiento que recibió la etiqueta de “contracultura”. Estos psiquiatras críticos argumentaron que la psicosis puede ser simplemente otra manera de construir la realidad y no es necesariamente un signo de enfermedad. Por ejemplo, el psiquiatra Ronald D. Laing argumentó que la psicosis es una manera simbólica de expresar la preocupación en situaciones en las que el origen de la preocupación pueda ser desagradable o incómodo para el sujeto. Según Laing la psicosis podría ser también una experiencia trascendental que incluiría aspectos curativos y espirituales. El psicoanálisis tiene una relación detallada de la psicosis que difiere notablemente del de la psiquiatría.

Un artículo publicado en el año 2012 en el Journal of Neuropsychiatry and Clinical Neuroscience sugiere que la psicosis asociada con ciertas condiciones psiquiátricas podría explicar experiencias tales como las de Abraham, Moisés, Jesucristo y San Pablo. Sus autores, un grupo de científicos de la universidad de Harvard (EE.UU.), analizaron la vida de dichos personajes históricos y concluyeron que estas personas tenían experiencias parecidas a las que ahora se definen como síntomas psicóticos. Ello sugiere que sus experiencias pueden haber sido la manifestación de lo que la psiquiatría hoy define como trastornos psicóticos primarios o trastornos del estado de ánimo. Según este análisis, las personas con síntomas psicóticos habrían tenido una influencia enorme en la formación de la civilización occidental.

Quizás este tipo de interpretaciones de los estados anímicos hoy definidos como “enfermedades mentales” según la psiquiatría, que tiene escaso conocimiento científico de las bases moleculares y fisiológicas de muchas de las llamadas enfermedades mentales, ayuden a nuestra sociedad para tener una mayor comprensión, compasión y tolerancia hacia las personas que tienen estados anímicos que se salen de lo habitual.

RECUPERANDO MATERIALES
Por Jesús Sáinz Maza

Bebés seleccionados como herramienta terapéutica.
(Publicado en Marzo de 2009)

Recientemente, en España, nació un bebé seleccionado para que no portara el defecto genético que afectaba a su familia y para que además fuera compatible para un transplante de tejidos con su hermano mayor. La familia había llevado a cabo para ello un diagnóstico genético del bebe, antes de implantarlo para su gestación. Dicha familia había tenido anteriormente un niño con una enfermedad hereditaria llamada beta-talasemia o anemia congénita. Esta enfermedad consiste en un defecto en la producción de las células en la sangre que portan el oxígeno y puede causar la muerte de los afectados en unos diez años.

Los padres se informaron de que si tenían un segundo hijo sin el defecto genético que causa la enfermedad y con un sistema inmune compatible con el de su hijo enfermo podían utilizarlo para un transplante de tejidos que podría salvarlo. Después de que la Comisión Nacional de Reproducción Asistida aprobara la solicitud, los padres recurrieron al el implante de un embrión seleccionado mediante diagnóstico genético: una técnica que permite comprobar si un embrión está libre de un defecto genético antes de transplantarlo al útero de la madre. Para ello el embrión obtenido mediante fertilización “in vitro” es examinado genéticamente para comprobar que no es portador de la enfermedad. La finalidad de todo este proceso es utilizar la sangre del cordón umbilical del bebé para un transplante al niño enfermo. Las células del bebé, una vez transplantadas, podrían ayudar al niño enfermo a producir células sanas y a curarlo de su enfermedad. Aunque este tipo de terapia no garantiza la cura, los expertos opinan que la probabilidad es muy alta.

Las posibilidades de este tipo de terapias son muy numerosas, sin embargo plantean problemas éticos muy controvertidos y, en mi opinión, muy difíciles de resolver. Imaginemos el potencial de conflicto para los hermanos, y sobre todo para el niño generado con la finalidad de curar a otro. Es muy fácil que pueda sentirse como un objeto que ha sido generado con la finalidad de utilizar sus tejidos. No es lo mismo cuando una persona adulta, en posesión del uso de razón, decide donar un tejido u órgano para salvar a otra persona. Obviamente un embrión, o un bebé, no disponen de esta capacidad de raciocinio y de tomar decisiones libremente. Pero siguen siendo personas y como tales tienen los mismos derechos que las demás. ¿O no? Ésa es la pregunta que yo me hago. Creo que todo el mundo estará de acuerdo en que no se le puede forzar a un adulto a ceder un órgano o tejido para un transplante. ¿Entonces, porqué a un bebé si?

El problema ético es difícil de resolver. Desde la posición de los padres es lógico que su mayor preocupación sea la de salvar a su hijo. Y es loable dicho deseo. Yo también considero que es lógico y deseable el utilizar los conocimientos científicos para salvar vidas. Pero es importante que se abra un periodo de discusión en el que participen amplios sectores sociales y expertos en temas éticos, legales y psicológicos que estudien los posibles problemas psicológicos que pueden tener estos niños diseñados para curar a otras personas. Por otra parte, considero muy importante que se genere una legislación que contemple las múltiples posibilidades de abuso a las que estas prácticas de selección genética con una finalidad práctica pueden abrir las puertas. Debemos ser cuidadosos con las posibilidades de discriminación genética. Esperemos que los progresos de la ciencia se utilicen solamente para ayudar al ser humano y que esto se haga en un marco legal que impida el generar dolor y sufrimiento en otros seres humanos.