COVID-19: cómo nos ataca el virus y cómo detenerlo


Por Jesús Sáinz

    Suele empezar con una tos o con un estornudo. Eso hace que numerosas gotas de saliva casi invisibles se dispersen por el aire. Toda aquella persona que esté a menos de 2 metros puede inhalarlas e infectarse con el virus. El virus ha sido bautizado como SARS-CoV-2,o coronavirus 2 del síndrome respiratorio…

Jesús Saínz Maza
Científico y Coordinador de la Sección

…agudo grave, y la enfermedad que causa como COVID-19, un (acrónimo del inglés coronavirus disease 2019). SARS-CoV-2 es un virus del que sabe muy poco todavía, pero hay algunas cosas que la ciencia conoce de otros virus respiratorios similares y que se pueden aplicar al nuevo virus. También hay informes de casos recientes de pacientes infectados en China y en EE. UU., que han proporcionado una comprensión básica de su funcionamiento.

   El virus normalmente entra por la nariz a través de minúsculas gotas de la mucosa o la saliva de otra persona. También puede entrar en nuestro cuerpo a través de los ojos o la boca. Estas son las formas más frecuentes mediante las que el virus se propaga, por eso los expertos en salud pública y los gobiernos están utilizando el distanciamiento social como estrategia de prevención.

    Una vez que las partículas del virus ingresan al cuerpo, comienzan a adherirse a un receptor específico en la superficie de las células del cuerpo, generalmente contagia células de las membranas mucosas de la nariz y de la garganta. El coronavirus tiene unas proteínas puntiagudas en su superficie; Estas proteínas, con forma de espiga chata, se adhieren a las membranas celulares. Luego, el virus entra dentro de las células y desmonta su cubierta para que su ARN, las moléculas que llevan instrucciones del ADN, empiece a multiplicarse tomando prestados los mecanismos moleculares del cuerpo infectado.

   Aunque es probable que la mayoría de las personas comiencen con una infección de las vías respiratorias superiores, también es posible que las gotas respiratorias se inhalen más profundamente y vayan directamente a los pulmones. El virus tiene una proteína que se une muy fuertemente a las células en el tracto respiratorio inferior.

    Cuando el sistema inmune reconoce que hay un virus extraño en el cuerpo, comienza a usar unas moléculas de señalización llamadas citoquinas para solicitar refuerzos celulares en el sitio de la infección. La actividad de las citoquinas suele ser la causa de la fiebre. Las citoquinas son proteínas utilizadas para la comunicación intercelular y su acción fundamental consiste en la regulación del mecanismo de la inflamación.

    Una vez que el virus ha infectado suficientes células en el sistema respiratorio superior, la mayoría de las personas comenzarán a sentir síntomas. Según los estudios, esto ocurre de promedio cinco días después de haber estado expuesto al virus, pero los síntomas pueden aparecer antes o incluso hasta dos semanas después.

   Los primeros síntomas incluyen tos seca y fiebre, y a veces dolor de garganta, así como otros dolores y fatiga. También puede causar pérdida del gusto y del olfato. Para la mayoría de las personas con síntomas, aproximadamente el 80% según los informes de China, los síntomas terminan allí y se disipan en unos pocos días o semanas.

    Además de las personas con síntomas, la mayoría de las personas infectadas no tienen ningún síntoma, es decir, son asintomáticas. El estudio hecho en el barco de cruceros Diamond Princess, mostró que de 634 personas infectadas, 306 tuvieron síntomas y 328 no los tuvieron, es decir, el 52% de las personas infectadas eran asintomáticas (https://eurosurveillance.org/content/10.2807/1560-7917.ES.2020.25.10.2000180).  Un estudio mucho más completo, hecho con datos de 375 ciudades chinas, fue publicado en la prestigiosa revista Science y mostró que el 86% de las personas infectadas son asintomáticas (https://science.sciencemag.org/content/early/2020/03/24/science.abb3221).

   En algunas personas, predominantemente personas mayores y con otras afecciones médicas, el virus viaja hasta los pulmones e infecta las células y se convierte en una enfermedad de las vías respiratorias inferiores, que se considera grave. Eso podría suceder entre dos y siete días después del comienzo de los síntomas.

    Cuando el virus infecta las células que recubren los alvéolos pulmonares, se desarrolla una neumonía viral, o inflamación de los pulmones. La falta de aliento es una indicación de que el virus está dañando los pulmones. En estos casos, lo peor viene después, porque el sistema inmunitario se activa excesivamente y causa daño pulmonar.

   El sistema inmunitario de algunos pacientes se acelera y produce muchos glóbulos blancos que inundan el sitio de la infección. Secretan muchas citocinas, y éstas aumentan la inflamación. Eso dificulta la respiración. El líquido y las células del sistema inmune se acumulan en los pulmones, y crean una barrera para el intercambio de oxígeno.

  Esta es una característica clave que distingue a Covid-19 de otros virus como la gripe: la alta frecuencia con la que causa neumonía.

    Los estudios de pacientes con Covid-19 cuyos pulmones fueron examinados muestran varios patrones distintivos e inusuales: la neumonía progresa a lo largo de los bordes exteriores de los pulmones. En el coronavirus con neumonía, el aire está siendo reemplazado por células, inflamación, líquido, restos celulares y pus. (https://pubs.rsna.org/doi/10.1148/radiol.2020200463?mod=article_inline&)

    A medida que el pulmón se daña, desencadena lo que se conoce como síndrome de dificultad respiratoria aguda o SDRA. Esto suele pasar de siete a 14 días una vez comenzada la enfermedad.

  Los pulmones se vuelven menos eficientes en el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono, y se continúan inflamando. Los pacientes necesitan asistencia para respirar porque no hay terapia para tratar el SDRA. Se utilizan respiradores para ganar tiempo, esperando que el pulmón se repare solo si disminuye la carga viral y la respuesta del sistema inmunitario se calme.

   La mayoría de los pacientes que mueren no pudieron mantener niveles adecuados de oxígeno debido a que los pulmones estaban enfermos. Pero un tercio desarrolló insuficiencia cardíaca, que es otra forma de la que algunos pacientes de Covid-19 están muriendo.

    La aparición repentina de problemas cardíacos parece ser otro rasgo distintivo de Covid-19: la insuficiencia cardíaca aparecía también en el Síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS), pero rara vez ocurre con la gripe.

   Básicamente hay tres formas de detener la enfermedad Covid-19. Una implica restricciones extraordinarias a la libertad. Esta forma puede ser ineficaz ahora que el virus se encuentra en más de 100 países. La segunda es una vacuna que podría proteger a todos, pero aún no la tenemos. La tercera es conocida como “herd immunity” o inmunidad colectiva que, aunque normalmente se consigue con vacunas, en el caso de COVID-19 puede suceder de forma natural si infecta al 60% de la población (https://www.sciencemediacentre.org/expert-comments-about-herd-immunity/). Como se describe anteriormente, se estima que el 86% de las personas infectadas son asintomáticas, es decir inmunes al virus. Si el virus continúa propagándose, eventualmente habría tantas personas infectadas que serían inmunes que el brote desaparecería al tener más difícil encontrar un huésped susceptible.

     La propagación amplia e imparable del coronavirus es uno de los escenarios previsibles. El virus, podría terminar infectando aproximadamente al 60% de la población mundial en el 2020 dada la velocidad de su transmisión. Tanto el Reino Unido como los Países Bajos han estudiado enfrentarse al virus obteniendo una inmunidad colectiva controlada. El problema de la estrategia de inmunidad colectiva sería el colapso de las Unidades de Cuidados Intensivos al recibir enfermos de forma masiva en un corto periodo de tiempo.

    Sin embargo, un artículo reciente estima que la tasa de mortalidad del virus es el 0,04% (https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2020.02.12.20022434v2). El artículo ha sido publicado en un portal avalado por una institución, una revista científica y una universidad de prestigio como son el Cold Spring Harbor Laboratory, el British Medical Journal y la Universidad de Yale. Si este dato es cierto, España tendría hoy más de 20,5 millones de personas infectadas, dado que el número de muertos oficiales por coronavirus es hoy 8.198 (31 de marzo 2020). Si además tenemos en cuenta un estudio del Instituto de Salud Carlos III (https://www.isciii.es/QueHacemos/Servicios/VigilanciaSaludPublicaRENAVE/EnfermedadesTransmisibles/MoMo/Documents/informesMoMo2020/MoMo_Situaci%C3%B3n%20a%2026%20de%20marzo_CNE.pdf), observamos un exceso de mortalidad en marzo que permite estimar que el número real de muertes por coronavirus podría ser más del doble que el publicado oficialmente (https://elpais.com/sociedad/2020-03-27/el-coronavirus-causa-mas-muertes-de-las-detectadas.html).

    Según los datos anteriores, España tendría más de 40 millones de personas que habrían sido infectadas en algún momento. Es decir, la mayoría de la población española sería ya inmune al coronavirus, lo cual dificultaría mucho la expansión del virus. Sería el equivalente natural de una vacuna. Habríamos adquirido inmunidad colectiva al haber superado con creces el 60% de personas infectadas requerido.

    Otro estudio, realizado en la universidad británica Imperial College, estima que, el 28 de marzo, en España habría entre 3,7% y un 41% de infectados. Es decir, de 1,5 a 19 millones, con un valor medio de 7 millones de infectados. Estos datos tienen un intervalo de confianza del 95%. (https://www.imperial.ac.uk/media/imperial-college/medicine/sph/ide/gida-fellowships/Imperial-College-COVID19-Europe-estimates-and-NPI-impact-30-03-2020.pdf)

    Los datos anteriores indican que es necesario una estimación fiable de cuántas personas han sido infectadas en España. Se puede conseguir mediante un muestreo de la población con pruebas para detectar los anticuerpos generados por el sistema inmune contra el virus. Estos datos serían esenciales para saber si el confinamiento es todavía necesario para detener al virus o si está sirviendo más bien para destruir la economía y dañar la salud mental de los españoles sin conseguir beneficios sanitarios tangibles. En el Centro Nacional de Biotecnología de Madrid, El Dr. José María Casasnovas está trabando en la producción de este tipo de pruebas y espera que estén listas en una o dos semanas. Si el muestreo de la población mostrara que el porcentaje de personas que ya han sido infectadas es muy elevado, las medidas de restricción de movimiento no serían muy útiles para contener el virus. Estaría ya demasiado extendido y el remedio podría ser peor que la enfermedad.