Por Martín Ballonga
Un éxito sin igual del Pollo Urbano que rompe todas las previsiones lectoras. Se trata de una sección con píldoras, runrunes y comentarios que nos llevaran por pequeñas pistas a caminos de interés asegurado para nuestros lectores.
Al gabinete de sabios diseñado por Nacho Escurrín (perdón, Escuín) habría que recordarle unos usos de conducta. Las instituciones públicas no hacen la cultura. Las instituciones públicas gestionan los recursos públicos destinados a la cultura. Se trata de cuestiones obvias, es verdad, pero antes de que el sector cultural y las instituciones se sienten a la mesa -redonda, cuadrada u ovalada-, conviene dar sentido a tanta obviedad, porque, una vez más, hay que volver a empezar.
Volver a empezar, sí, aunque no nos guste el cine de José Luis Garci. En Aragón hemos visto cómo la maquinaria de la política cultural se ha venido engrasando en los últimos años, o lustros, con planificaciones que obedecían a estrategias de partido cuando no a caprichos u ocurrencias. Ocurre que durante demasiado tiempo social de la cultura, con las nuevas formas que adopta la producción cultural y que pasan por la distribución libre del conocimiento y la atención a nuevas formas de expresión que probablemente no encuentran acomodo en los actuales compartimentos estancos de ayuda y promoción. Los excesos en la creación de infraestructuras y en la festivalización de todas las expresiones creativas son solo la parte visible de lo que han sido estos últimos años, porque muchas veces la cultura crece en espacios invisibles e imprevisibles, que no pueden ni deben ser capitalizados. Es precisamente ahí donde hay que actuar.
Se trata también de reinterpretar la idea de mediación cultural y de evitar la identificación entre industria cultural y cultura, ya que en ese desconcierto se pierde, poco a poco –como hila la vieja el copo- la responsabilidad pública. No podemos desaprovechar el escenario que nos ofrece el encuentro entre sociedad e institución a través de una mesa sectorial amplia y plural, porque lo que está en juego es el futuro de la cultura en nuestro territorio. Eso lo tendrían que entender Nacho Escuín, desde el gobierno aragonés, y Fernando Rivarés, desde el consistorio zaragozano.
Aragón, en cualquier caso, es tierra de cabezudos y cabezones. Lo dice muy bien Emilio Martín, natural de Garrapinillos, en relación a Serafina, la cigarrera del Tubo, la nueva cabezuda de las pasadas fiestas pilaristas a la que le quitaron su banderín de enganche, el pitillo: “Más les valdría haber creado otro cabezudo más actual que no conllevara tanta polémica. Ejemplos, a montones: el político corrupto, el banquero ladrón, el perroflauta con coleta… Seguro que con cualquiera de estos no surgiría debate alguno. Esperemos que no continúen con la mirada puesta en los cabezudos (o en los gigantes que, a este paso, aniquilarán al rey y a la reina). Al Torero, por eso. Al Morico, por lo otro. Al Boticario por relacionarlo con drogas. Al Robaculero por maníaco. Y al resto por agresores de niños. Y así hasta que solo queden el Tuerto y el Berrugón que, por sus minusvalías, los vuelven intocables”. La Serafina no fuma tabaco, que se fuma los pelos del sobaco.
Parece que Fernando Esteso está cogiendo carrerilla de nuevo. Ahora aparece en la serie ‘Gym Tony’ dando vida a un despiadado banquero en una trama desarrollada en el gimnasio más disparatado de la televisión. También, al parecer, será el encargado de entregar el ‘goya’ de honor a Mariano Ozores en la próxima ceremonia de la fiesta del cine español. Eso, eso, me divierto con Esteso.
José Luis Moreno (perdón, Melero) compró una primera edición de un libro de James Joyce en su visita a la ciudad natal del escritor. Lo curioso de todo es que Moreno (perdón, Melero) no le interesa mucho la prosa del autor de ‘Dublineses’. Compra libros en su fragor coleccionista, una forma de tara como otra cualquiera, a ser posible dedicados. En busca de la dedicatoria perdida. Acaso todo se deba a lo que dijo Moreno (perdón, Melero) en intervención privada: “He de confesarle que todavía no he aprendido a leer… de carretilla”.
José Luis Melero (perdón, Moreno) será el encargado de organizar la nochebuena y la nochevieja de la televisión pública. Hasta el último aliento. Ya lo dijo Salomón: “Que te aproveche, mamón”. ¿O dijo tontorrón?
De momento, el pabellón deportivo de Zaragoza se ha quedado sin nombre. Han borrado el de ‘Príncipe Felipe’ y no han colocado el de ‘José Luis Abós’, por decisión de un juzgado de lo contencioso. Durante un tiempo iba a disponer este polideportivo de dos nombres, el anterior y el nuevo, para que el cambio no resultase tan radical, pero se ha quedado innominado. Como aquel ‘spaghetti-western’ de los sesenta, ‘Su nombre era ninguno’, en el que el zaragozano Fernando Sancho interpretaba uno de sus peculiares papeles de marrullero y grasiento mexicano. Y decía: “Detrás de todo gran victimista siempre hay una grandísima víctima”.
El jardín que da entrada al edificio ‘La Harinera’ del barrio zaragozano de San José, y que se va a convertir, al parecer, en un espacio cultural de referencia para la ciudad, llevará el nombre del músico y poeta Sergio Algora, líder del grupo ‘El niño gusano’. La iniciativa, que partió del colectivo Zaragoza Feliz Feliz, ha sido impulsada por Fernando Rivarés. Sin parecernos mal la propuesta, esta ciudad inmortal tiene artistas de mayor fuste, también fallecidos.
Ha finalizado el rodaje de la película de Alberto Rodríguez ‘El hombre de las mil caras’, una reconstrucción de la relación entre Francisco Paesa y Luis Roldán, dos de los personajes más chuscos y turbios de la democracia española. En realidad, Roldán nunca pisó Laos y pasó aquel año de huida en París, al amparo de su amigo que supuestamente le estafó 10 millones de euros y pactó su entrega al entonces ministro de interior, Juan Alberto Belloch, por otros 1’8 millones de euros. La España chusquera, con aroma a chorizo de segunda y al timo de la estampita. ¡Qué poco hemos cambiado!
La última jerominada. Pocos saben de la afición a los instrumentos de percusión del anterior concejal del consistorio zaragozano, Jerónimo Blasco. En Bruselas, actual asentamiento de sus maniobras, se ha apuntado en la orquesta filarmónica de la ciudad. En un ensayo, el director, en pleno fragor del tramo final de la novena sinfonía de Lüdvig Van Beethoven, tiró la batuta al suelo, detuvo la interpretación y dirigiéndose al responsable de los platillos –o sea, Jeromín de las graveras- le preguntó: “¿Por qué ha dado usted cuatro toques cuando Beethoven escribió que fueran tres?”. Y nuestro percusionista de las gravas, un genio como los que marcan las diferencias, le respondió: “Porque Beethoven estaba equivocado”. El director de orquesta, perplejo, lo expulsó al tiempo que le deseaba unas felices maniobras políticas. Ya lo dijo Salomón, a mí lo que me mola es el trombón.
Vicky Calavia quiere financiar su próximo parto, aparte de la subvención correspondiente, a través del sistema ‘crowndfunding’. ‘El pollo urbano’ –nos la agarra con la mano- aportará un céntimo de euro siempre y cuando nos confirme salir en los títulos de crédito, que somos muy vanidosos. Esta casa, ya lo saben nuestros muchos lectores, está por la labor de apoyar cualquier iniciativa cultural. Y si además quien la realiza es una persona de innegable estatura artística, la ocasión la pintan calva. O pelirroja.
Un completo fiasco ha resultado el documental en torno a José Luis Cano realizado por Emilio Casanova, ‘Cano, de profesión incierta’. No hay por dónde cogerlo. Lean la somarda crítica de nuestro experto en la materia, el insobornable don Quiterio.
San Pedro, nuestro corresponsal en el cielo, nos comunica que a Dios, con el que suele hablar los jueves por la tarde, se la trae floja lo de la unidad de España. “Ya me tienen aburridico. Mira, a mí lo de la unidad de España, como a Pepe Rubianes, me la bufa por delante y por detrás. Así que propágalo”. Dicho queda.
El alcalde de Monzalbarba, Joaquín Tiestos, ha solicitado formalmente al alcalde de Zaragoza, Pedro Santiveri (perdón, Santisteve), declarar ‘persona non grata’ en la ciudad a Willy Toledo, por los improperios que dedicó a la virgen del Pilar el pasado 12 de octubre. Esto dijo el actor: “Me cago en el 12 de octubre. Me cago en la fiesta nacional. Me cago en la monarquía y en sus monarcas. Me cago en el descubrimiento. Me defeco en los conquistadores codiciosos y asesinos. Me cago en la conquista genocida de América. Me cago en la virgen del Pilar y me cago en todo lo que se menea. Nada que celebrar. Mucho que defecar”. A lo que se ve, este chico caga mucho. Ya lo dijo Salomón, no me seas tan cagón.
Porque las cosas no se pueden expresar a lo bruto. Hay que razonarlas. El 12 de octubre es, sin duda, una desafortunada elección, la ‘fiesta nacional’ de la amnesia, la confrontación y la dictadura política. Celebrar el día y el año en que Colón llegó a la pobladísima América implica –por muy banal que resulte recordarlo- vincular desde el origen la constitución presente del estado español a dos expulsiones (judíos y moriscos), un genocidio (el de los indígenas americanos) y la represión tanto de los españoles disconformes con esta visión de España como de los pueblos que la rechazan y a los que nunca se ha preguntado si quieren o no formar parte de la misma. Más de quinientos años después, esta efeméride solo sirve para revelar el fracaso en la construcción democrática y la voluntad del régimen del 78 de ceñirse al mismo proyecto y a los mismos métodos. Por eso, y por mucho más, hay que razonar los hechos para abrir las mentes de los incautos. Pero decir esto a lo bruto, como Willy Toledo, no es de recibo. Este hombre padece una diarrea verbal y mental digna de tratamiento. Su muro de la red social está lleno de heces. No nos extraña que trabaje tan poco en su profesión: huele que apesta.
Un gran libro nos ha parecido ‘Perder ciudades’, de Hilario J. Rodríguez, un viaje a Rusia y África con paradas intermedias, entre los pliegues del espacio y el tiempo. El autor tienta el prólogo con una cita de Robert Bresson: “Quienes lo cuentan no lo han hecho y quienes lo han hecho callan. Yo lo hice y, sin embargo, te lo cuento. Qué extraño camino he tenido que recorrer para llegar aquí”.
Por cierto, Hilario presume de tener un solo amigo. A los demás los considera conocidos o saludados. Todo lo contrario que el ínclito Luis Alegre, que va a entrar en el libro ‘Guiness’ de récords por ser el sujeto con más amigos del mundo mundial. Ya decía Perich, uno de los grandes filósofos catalanes al que algunos tenían por humorista, que “a mis amigos los podría contar con los dedos de una oreja”.
‘Noches de Poemia’ es un proyecto que convierte los miércoles zaragozanos en poesía, ya que es el día dedicado a los versos más actuales. Se podrán conocer nuevos autores y también rendir homenaje a grandes autores clásicos. La sesión inaugural, celebrada en la bóveda del albergue, estuvo dedicada a la poesía pura con la edición del libro ‘Catarsis: versos de ceniza’, en el que escriben Bayron San, Eduardo Remacha, Juan Carlos González y David Bendicho, todos ellos alumnos de Alfredo Saldaña, a quien dedican el poemario. ¡Enhorabuena!
Otra enhorabuena al catedrático aragonés (natural de Alfamén) Mateo Valero, director y fundador del centro nacional de computación en Barcelona y doctor ‘honoris causa’ por la universidad de Zaragoza, que ha sido el primer investigador europeo en recibir el premio Seymour Cray, el mayor reconocimiento internacional en este ámbito. Sus aportaciones han contribuido a procesar cada vez más datos, con más rapidez y con más eficiencia energética.
En uno de los últimos números de ‘Letras Libres’, el escritor zaragozano Julio José Ordovás se marca un espléndido ensayo, ‘Vidas privadas’, sobre los diaristas españoles (Pla, Umbral, Gil de Biedma, Pániker, Jiménez Lozano, Trapiello, García Martín, Sánchez-Ostiz, Llop, Uriarte, Vila-Matas, Sanmartín…), y sus distancias, y sus diferencias, y sus contrastes, con ocasión del diario de José Lázaro Carrascosa, alcalde del pequeño pueblo soriano de Trévago entre 1965 y 1975, un testimonio de indudable valor sociológico e histórico. Sus hijas Berta e Iris lo publicaron en 2014. Si Lázaro Carrascosa se mostró como un sorprendente escritor, sin apenas formación, Ordovás demuestra ser un sagaz conocedor de los diaristas. “El diario”, afirma, “es un género que se transforma en función de quien lo escribe”. No esperábamos menos de él.
Un recuerdo póstumo para el bilbilitano Dimas Fernández-Galiano, considerado uno de los mayores especialistas europeos en mosaicos romanos. Dirigió el museo de Guadalajara y la excavación de la villa romana de Carranque (Toledo). También dedicó su atención al estudio de rehabilitaciones, entre las que destacaron las catedrales de Sigüenza y de Teruel. En 2005 participó en la exposición ‘La Corona de Aragón’ en el palacio de la Lonja de Zaragoza.
Otro recuerdo póstuma al músico y promotor Antonio Tenas, miembro fundador de la banda aragonesa de tecnopop Vocoder. Propulsó las matinales del cine Pax en las que debutaron Héroes del Silencio como teloneros de Alphaville. San Pedro se va a divertir contigo.
Y un último recuerdo póstumo para Ángel Anadón, toda una institución en el teatro Principal de Zaragoza, del que fue gerente toda la segunda mitad del siglo veinte. Siempre apoyó al teatro independiente de la tierra. Sin ir más lejos, la compañía del Grifo, que dirigía nuestro director Dionisio Sánchez, estuvo en el Principal con varios ‘tenorios’ (ambientados desde un gulag soviético hasta en plena selva africana) o la adaptación de la obra de Camilo José Cela ‘María Sabina’, con llenos incluidos. También en Barcelona dirigió Anadón, durante dos temporadas, el Calderón y el Barcelona. En 2004 recibió el Maximino de honor por su trayectoria. Y fue un pionero del baloncesto zaragozano desde el club Iberia. Y con Anadón cayó el telón.
