Se descubre un boceto de Goya en la Calle Cortesías de Zaragoza


Por Marisa Clarisa

 En la calle cortesías de Zaragoza  D.S. un cliente  habitual del  bar Vinagres Rock  observó que bajo unas gravas que rodeaban un árbol cercano a la puerta de entrad, se vislumbraba un trozo de marco dorado que refulgía con la luz del medio día.

   Ni corto ni perezoso le pidió una pala al señor Rey, camarero de dicho bar, y cual no fue su sorpresa al descubrir poco a poco la tabla y apreciar que se trataba de un boceto pictórico bastante bien acabado.

   Al cabo de un rato, quedo finalmente al descubierto la totalidad de la obra, de 41 x 44 cm y  que constaba de   un grupo de cinco parejas, varios majos y majas, así como una dama y un caballero vestidos con elegancia a la francesa,  que jugaban a la «gallina ciega», entretenimiento conocido también como del «cucharón». En el centro del corro, uno de los majos, con los ojos vendados, intenta alcanzar a sus compañeros con la cuchara de madera, mientras que una de las jóvenes, tal vez su pareja, se esconde tras la dama del elegante sombrero. El fondo de paisaje parece que recrea las orillas del río Ebro a su paso por Zaragoza aunque algunos de los clientes del bar  creían conocer en el cuadro las riberas del Manzanares  a su paso por Madrid y las lejanías reconocibles de la sierra de Guadarrama.

   Así las cosas, acudió al lugar la policía municipal quien dio aviso a Ricardo Centellas, técnico de arte de la Diputación Provincial de Zaragoza quien aseguró que se trataba del sexto boceto que se creía desaparecido ya que tres de ellos se encuentran en el Museo del Prado y dos en manos privadas, habiéndose buscado con denuedo esto sexto boceto que ya se citaba en una carta del pintor a su cuñado Bayeu.

   De estos bocetos Goya llegó a pintar el correspondiente cartón preparatorio para una de las escenas del conjunto de tapices ordenado para decorar el dormitorio de las Infantas, las hijas del futuro Carlos IV y María Luis de Parma, en el Palacio del Pardo de Madrid.

  El cuadro, que ahora está guardado en depósito en dependencias policiales, podría tener un precio de mercado de unos 40 millones de euros, aunque sus descubridores quieren donar su parte (1/3 del valor de mercado) al Real Zaragoza para que las grandes familias aragonesas que lo están impulsando no tengan que poner ni un duro en tan patriótico y generoso salvamento hacia la Primera División

  “El Real Zaragozoza es un club del pueblo y nosotros somos pueblo y no queremos que los ricos de la ciudad nos regalen nada. ¡Viva el pueblo, Goya y el Real Zaragoza!”- comentaron antes de tomarse unas cervezas a la salud de Goya y “la gallina ciega”. Preguntados por si querrían que el club les regalara unas tarjetas de socios, los afectados dijeron:” Preferimos que nos dejen hacer las alineaciones. Estamos hasta los huevos de entrenadores que no saben nada de fútbol”.

   Enhorabuena a los descubridores del cuadro y felicidades por su generosidad deportiva.

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