Lambán con los periodistas


Por Martín Ballonga 

  Citando al emperador y poeta bilbilitano Marco Valerio Marcial, el de los epígrafes, el presidente del gobierno aragonés, Javier Lambán, ofreció el clásico aperitivo navideño a los periodistas en las dependencias del Pignatelli, con todo su equipo político al frente, o sea, los consejeros José Luis Soro, Teresa Pérez Esteban, María Victoria Broto….

…Sebastián Celaya, Marta Gastón, Pilar Alegría,Fernando Gimeno, Joaquín Olona y Vicente Guillén. El discurso de Lambán, bien, gracias. Directo. Fluido. Sin leer. Como dios manda. Y, al término, fue efusivamente aplaudido por todos los presentes.

  El presidente, antes del ágape, habló de las realidades de una sociedad que quiere salir de una crisis muy dañina. Y arengó a la prensa como vehículo de corporación, de su facción indispensable de control, de esa memoria que aturde, que da peso y perspectiva. La memoria duele igual que alegra. Ya se sabe que la política de Aragón –como el periodismo- se nutre esencialmente de lugares comunes. En realidad, Aragón es un lugar común de liturgias ancestrales, de tradición repudiada o participada y de días marcados en el calendario.

  La representación de ‘El Pollo Urbano’ (Dionisio Sánchez, Rafa Esteban, José Luis Lomillos, Antonio Morata y Carlos Calvo) entabló conversación con los poderes fácticos y los compañeros de fatigas de los distintos medios de comunicación. Mientras, se servían manjares de nuestro territorio, pura energía para volar. Todo ello, claro, regado por vinos y espumosos de la tierra (Aguarón, Borja, Barbastro, Calatayud), cerveza zaragozana y aguas pirenaicas.

  Y así, entre jamón de Teruel o quesos de Benabarre y Albarracín, timbales mudéjares o camperos maños, boinas ejeanas o gofres de torreznos, borrachos de Calanda o cachirulos panticutos, sorpresas de la Ribagorza o croquetas de Boltaña, fue transcurriendo un tiempo que tenía algo de ese oro que se acumula en la edad cuando ya se entiende todo lo que fue perdido.

      La memoria de Marcial siempre estuvo presente, aunque algunos excesos hacían perder la capacidad de recordar, acaso por una ficticia emoción de saber de la actualidad todo lo que ahora finge que es. Lo dijo muy bien el presidente: “Dejemos la actualidad, que se hace sola, y vayamos al presente, que nos necesita”. Porque somos de una inmediatez tan urgida que en nosotros pesan más los tuits que la historia.

  Tampoco faltó el estrechamanos de turno (no diremos su nombre), que cada vez que se cruzaba con Lambán le mostraba una reverencia al soniquete de “Señor Lambán…”, que nos recordaba aquella película de atracos del zaragozano José María Forqué cuando José Luis López Vázquez hacía la pelota a su bella cliente Karia Loritz con ese inolvidable “¡Fernando Galindo, un admirador, un amigo, un siervo…!”. Puro Marcial. El emperador.

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