Noviembre: Las células madre pueden combatir la diabetes

Por Jorge Moreno

Científicos de la Universidad de British Columbia, en Canadá, han logrado invertir la diabetes en ratones usando células madre, allanando así el camino para el tratamiento de una enfermedad que afecta a casi uno de cada cuatro canadienses.

La investigación dirigida por Timothy Kieffer, profesor en el Departamento de Ciencias Celulares y Fisiológicas, y los científicos de la sede en Nueva Jersey de BetaLogics, una división de Janssen Research & Development, ha sido la primera en mostrar que los trasplantes de células madre humanas pueden restaurar con éxito la producción de insulina e invertir la diabetes, en ratones. El estudio ha sido publicado en la revista científica ‘Diabetes’.

Después del trasplante de células madre, los ratones diabéticos fueron desprovistos de insulina, un procedimiento diseñado para imitar las condiciones clínicas humanas. De tres a cuatro meses más tarde, los ratones fueron capaces de mantener niveles saludables de glucosa en la sangre, a pesar de haber sido alimentados con cantidades grandes de azúcar.

«Estamos muy emocionados por estos resultados, pero se necesita investigación adicional antes de que este enfoque pueda ser sometido a pruebas clínicas en seres humanos», explica Kieffer, quien añade que «los estudios se realizaron en ratones diabéticos que carecían de un sistema inmune adecuado, que de otro modo habría rechazado las células. Ahora, es necesario identificar una forma adecuada de proteger las células de un ataque inmunológico, de modo que el trasplante, en última instancia, se pueda realizar en ausencia de cualquier inmunosupresión».

La diabetes surge de la producción insuficiente de insulina por el páncreas. La insulina permite que la glucosa se almacene en los músculos del cuerpo, los lípidos, y el hígado, y sea así utilizada como energía. La escasez de insulina provoca que el azúcar en la sangre aumente el riesgo de ceguera, ataques al corazón, derrame cerebral, e insuficiencia renal.

Actualmente, las inyecciones regulares de insulina son el tratamiento más común para el tipo 1 de esta enfermedad, que afecta a menudo a los niños pequeños. Aunque los trasplantes experimentales de células pancreáticas sanas procedentes de donantes humanos han demostrado ser eficaces, el tratamiento está severamente limitado por la disponibilidad de donantes.

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