Carta abierta  a Víctor Fernández /Fernando Sancho


Por Fernando Sancho
Director de http://la8zaragoza.tv/

    Te conozco, Víctor,  desde hace 30 años, nos tenemos un gran aprecio y respeto desde siempre y durante años coincidimos los dos, tú en los banquillos y yo en medios de comunicación.

    Ayer me decepcionaste profundamente. Tenías que haber aleccionado a  tus jugadores hasta un punto total, absoluto. Había que ganar o perder dignamente en el intento. Ayer, el Zaragoza jugaba SU PARTIDO MÁS IMPORTANTE de los últimos SIETE AÑOS. La victoria era el ascenso soñado. Parece que se te escapó la TRASCENDENCIA REAL del partido. Esperaba que, durante la semana hablases con todos los jugadores y, como buen psicólogo, optases por aquellos, SÓLO AQUELLOS, dispuestos a MORIR en el campo, sólo los dispuestos a comer BARRO si era preciso. De esos, hay bastantes, algunos jóvenes aparcados, como Clemente o Francho. Porque ese partido, exactamente ese partido, es en el que no cabía ni un atisbo de ESPECULACIÓN. Es el partido en el que vas a por todas con los que están dispuestos a ir a por todas. Y, precisamente, Víctor, has tenido la suerte de encontrarte con jóvenes motivados pero también con talento, capaces de entregarse físicamente y proteger el balón. Sobraban toreros de salón (Burgui), cracks de entrega justa (Kagawa), defensas tochos que ralentizan cualquier transición cuando no generan un riesgo claro (Atienza)… Y, sobre todo, sobraba la COBARDÍA.

    ¿Quién transmitió al equipo la idea de que el empate era BUENO,quién dejó pasar la oportunidad HISTÓRICA de lograr el acenso en una noche gloriosa ante el Huesca para meternos en un purgatorio de dudoso resultado final?¿Quién no supo valorar la verdadera DIMENSIÓN de ese partido? ¿Quién creyó que ESPECULANDO era suficiente para mantener una posición cómoda (que ha dejado de serlo)? No pudo ser otro. Tuviste que ser tú, Víctor, amigo. Sabes que te aprecio un huevo, que te valoro y respeto como técnico. ¿QUÉ TE PASÓ, COÑO? Era el partido de dar la vida con quienes estuvieran dispuestos a dar la vida. Ni un balón perdido sin recuperar, ni un minuto de regulación para retomar aliento, ni un pensamiento conservador. ¿Acaso no tienes 11 jugadores así? Yo te digo que sí. Por supuesto que sí. Y lo sabes. Si, Víctor, tienes razón, podíamos haber perdido igual (el fútbol tiene esa grandeza, un balón suelto, una mano involuntaria que te pitan penalti), pero habríamos perdido con DIGNIDAD. Y, si pierdes con dignidad, esa ley no escrita de la sabia naturaleza nos iba a devolver el esfuerzo noble en el futuro, porque la naturaleza tiende al equilibrio, de lo contrario, todo sería caótico. Por eso, la naturaleza castiga la cobardía y premia el arrojo, la determinación. Ahora está contra nosotros. Por mero equilibrio. La falta última a Puado ha servido a muchos forofillos para tapar las verdaderas causas de la poco honrosa derrota. «Ha sido Tebas y el árbitro». Nos han puesto en bandeja el llanto lastimero y victimista. Y, si nos viera la madre de Boabdil, nos diría lo mismo que le dijo a su hijo, camino de las Alpujarras, cuando este volvió la vista atrás llorando para contemplar Granada por última vez. No hace falta, amigo Víctor, que te diga las palabras de Aixa seis siglos atrás. Ayer perdió la COBARDÍA, o llámalo ESPECULACIÓN si quieres, esa maldita calculadora de la que presumen muchos técnicos, la misma con la que se destrozan muchos partidos, mientras jóvenes entregados, de escaso espíritu crítico pero mucho amor a los colores, siguen jaleando al equipo «porque el buen zaragocista lo apoya siempre». El buen zaragocista también debe criticar para ayudar a mejorar.

    En fin, la cosa se ha puesto dura. Lamentablemente, esta derrota nos va a pasar factura. Aunque sólo sea por la ley natural no escrita. Y seguiremos apoyando al equipo y, pase lo que pase de aquí al final, te seguiré teniendo un aprecio especial Víctor. El mismo que te cogí en aquella pretemporada de 1991 cuando brindamos con cava por el futuro, que sería glorioso poco después. Eres un gran técnico, Víctor, lo sé y lo sabes. Valoraré lo de la otra noche como una triste anécdota en una gran trayectoria y en dos días las tripas lo habrán asumido. El cerebro no, al cerebro le costará un poco más. Mucho ánimo Víctor. Sólo te pido una cosa: De aquí hasta el final, sé valiente. La campaña la van a salvar los chavales con HAMBRE, no los toreros de salón. Sé valiente aunque sólo sea para reconciliarnos con la naturaleza y su ley no escrita.

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