Volver a lo clandestino y  otras apreciaciones / Dionisio Sánchez


Por Dionisio Sánchez
Director del Pollo Urbano
elpollo@elpollourbano.net 

Primera parte: clandestino siempre

     Esta situación tan excepcional que nos han impuesto nuestros próceres (dicen que por nuestro bien, naturalmente) nos va a llevar poquito…

…a poco a atravesar el umbral de un nuevo modelo de sociedad que , también, poquito a poco, nos han ido organizando aunque, para disimular, Bruselas lance ahora, por ejemplo, el inocente anzuelo de que van a acabar con la  “obsolescencia programada”,  que tanto preocupó a la izquierda radical por lo que significaba de promover el consumo sin fin de producciones  de objetos con destino a la chatarra a fecha fija y, así, volver a empezar en la rueda sin fin del consumo compulsivo. Se ve que los padres de esta terrible sociedad que nos están haciendo ya se han dado cuenta que dado que los seres humanos no somos necesarios, sino como consumidores (de momento), en algo nos han de entretener. Y es más barato formar a unos “manitas” en mecánica del automóvil o el electrodoméstico que a un programador de drones asesinos.

     Debo confesar a mis lectores que he sido absolutamente insolidario con mis conciudadanos (tal como pedían las autoridades). Y, desde el primer domingo de “poesía confinada”, he salido a la calle, me he tomado mis cervezas e, incluso, hemos organizado sendas charradas (en un lugar secreto) con laterío incluido y nunca nos ha faltado ni torrezno ni, por supuesto, cecina de oveja modorra (que, por más que se empeñe Badiola, es la buena y la tradicional entre el pastoreo del  profundo Pirineo aragonés, aunque algunos sibaritas apuesten por la de burro de León que, ciertamente, tampoco está mal).

    ¿Cómo nos hemos saltado la norma, en este caso sanitaria y con pena de muerte  por contagio, a la vista? Pues como siempre: cultivando la maravillosa clandestinidad que siempre ha sido el oxígeno de los artistas frente al poder asfixiante del orden y la imposición a ultranza

      Ciertamente, para mí ha sido muy triste ver a la izquierda mareada y, con pelaje costroso de nómina, mostrarse sumisa porque sus jefes se sientan en el Consejo de Ministros que ha decidido cercenar cualquier mínima manifestación del ejercicio de la libertad individual y, a poco, nos coloca capirote y mono de colores para que la policía municipal, la autonómica, la nacional, la secreta, el ejército, los bomberos o los empleados de Focsa, pueda chivarse, en tiempo y forma, si nuestro perrito mea o es, simplemente, una excusa para pasear hasta la esquina más próxima. ¡Joder si no hubieran estado en el poder de Madrid los jefes de estos boniatos de salón! ¡Las calles de la Magdalena estarían oliendo a gasolina! Pero como  esta grosera amputación de la libertad la ha apoyado el Marqués, su señora  y el milano comunista… pues ¡a joderse, camaradas! ¡Silencio y a obedecer!

II Parte: Logística e información

    Yo no sé si será cierto que China comienza a controlar la pandemia en su territorio. Pero si sé que el peluquero y arreglauñas de mi barrio (chino, por cierto,) colocó un cartel en su tienda que decía: “Cerrado por vacaciones hasta el 15 de Mayo”. A la  vista de cómo nos han metido la bulla: primero una semanita de confinamiento porque  el asunto era magro y había que comprar mascarillas (¿no había mascarillas en España ni fábricas de  la cosa para empalmar  un trozo de papel “tissue” con una miserable goma?); después una prórroga de quince días porque el asunto tiene “picos” y “valles” y hay que esperar a que la estadística dibuje una bajada de la montaña;  después, mañana mismo, por ejemplo, habrá que reunirse con el G-20 para que nos preste flotadores y panoja porque el mercado se va a cascala. Total, que hasta el 15 de Mayo andaremos pringados sometiendo a buena parte de los encargados de dotarnos de los beneficios de la sociedad del bienestar a presiones inconcebibles, la mayor parte producidas por no tener diseñada una mínima logística para casos de acontecimientos o tragedias inesperadas (un mierdero terremoto que ocurriera, por ejemplo, o la inundación, en su día, del camping de Biescas, que sí ocurrió en Aragón). ¿Quién le informó al peluquero-uñero chino que se podía ir de vacaciones hasta el 15 de Mayo? ¿Por qué a mí nadie me ha dicho nada?

   Confío, sinceramente, en que este asunto nos lleve, como poco, a exigir una buena y veraz información y, ¡cómo no!,  a apreciar la importancia de contemplar el conjunto de los medios necesarios en una sociedad para  solventar con éxito un proceso complicado. Los militares que, por su oficio, saben de estas cosas, ni más ni menos que tienen en Calatayud una Academia de Logística. Y no creo que la tengan para albergar una banda de tambores y trompetas. ¿Por qué no se echó (a tiempo) mano de ellos en vez de darnos la vara diariamente contándonos los contagiados, infectados y muertos? Logística nacional, autonómica o municipal. Esa es la clave ante lo desconocido. E información veraz  para ciudadanos adultos. Creo yo, humildemente, aunque el cuerpo me pida ser clandestino.

III Parte: Cui prodest?

   Esta, sin duda, es la pregunta clave de los jueces con sagacidad (desde Salomón a Sancho Panza y aunque adjudicada  a Cicerón seguro que la esgrimía cualquier advocatus autem consilium* ), esto es, ¿a quién beneficia el cipote que se ha montado?

Si nos asomamos a las redes sociales, amén de ser verdaderos estercoleros de idiocia, desinformación y revanchismo infaltiloide, parece ser que hay miles, tal vez millones, de soldados americanos  que están tomando posiciones para impedir que si Sánchez se contagia del “coronavirus” impidan- por la fuerza, si es preciso- que el viceMarea de toda las Mareas, Iglesias, agarre el timón de España. Otros dicen que bastaría con la legión porque los rojos son cobardes, en general. Desconocen todos que habría de elegirlo el Parlamento. Pero, en fin, todo es posible en Granada.

Otra muy cachonda es que esta situación ha demostrado que los ricos no sirven para nada, ya que son los profesionales (funcionarios “cuasi todos”) y los obreros (autónomos y con “papeles grises” ídem de ídem) los que están solventando el devenir cotidiano del “pandemónium” vírico. Se olvidan éstos de quién paga sus nóminas.

     Y, como siempre, los que más tienen cada día tienen más. En la prehistoria, en un mundo orwelliano o en el siglo XXI. De momento, Putín se ha hecho eterno. Xi Jimping ya lo es. Y Trump volverá a ser presidente y se lo mirará –según me comentan-,  aunque ya advirtió a los chulos europeos (a los que, por cierto, su nación ha tenido que salvar dos veces) que si querían Otan, por ejemplo, que a pagarla o, si no, nasti de plasti. Nadie se lo creyó. ¿A quién y qué representan esos tres señores?  “El que tenga ojos para ver, que vea, y el que tenga oídos para oír, que oiga”.

  Y por concluir, y para aquellos a los que se les infla el morro comparando  la actual situación con una guerra (que lo es, sin duda), les daremos unas  mínimas cifras para disfrute de los aficionados al chinchorreo. Así    destacaremos que la 1ª Guerra mundial dejó en cuatro años (1914-1918) aproximadamente 10 millones de muertos y 20 millones de heridos. La Segunda, en seis (1939-1945), entre 40 y 55 millones de cadáveres, según las estimaciones más optimistas. Y en la nuestra, la Civil (mejor incivil), en tres años (1936-1939), 540.000 personas que se fueron al otro barrio.

   El coronavirus, nacido el 2019, lleva un registro aproximado, y a día de hoy, de 21.000 muertos en todo el globo terráqueo ¡Anda que no falta carrera! (https://www.rtve.es/noticias/20200326/mapa-mundial-del-coronavirus/1998143.shtml

 

Epílogo

    Cuando pasan estos desastres, la sociedad se sacude el traje porque casi siempre llevamos cosas que no sirven para nada en los bolsillos y es un buen momento para sacudírnoslo. ¿Cuánto hubiéramos pagado los españoles (y más los afectados) por haber tenido un Ministerio de Logística en lugar de uno de Igualdad?

    El colapso sanitario nos tiene que hacer reflexionar también. En una guerra, ¿se pueden enviar a los soldados al frente sin casco, sin fusil y sin balas? Eso solo ocurrió en España durante los principios de la Guerra en el bando republicano. Y ahora en nuestra Sanidad, si cambiamos el fusil, las  las balas y el casco por  los test, las mascarillas y los respiradores.

    Cuando pase la pandemia, que pasará, tan imponente será el erial humano que nos acompañe y tal será el jugo de cabezas que se cuezan  en la olla de esta sociedad que nos fabricado  que, quien quede,  habrá de apretarse los machos para dar el siguiente paso.

*advocatus autem consilium: abogado de oficio

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