Apocalipsis Now / Jorge Álvarez


Por Jorge Álvarez
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 Apocalipsis Ahora! Nada mejor que el título de la película dirigida y producida por Francis Ford Coppola en un lejano 1979 define…

…la situación por la que atraviesa un tercio de la población mundial. Hoy la escena en la que los helicópteros del batallón de Caballería Aerotransportada que bombardean un poblado vietnamita mientras suena la Cabalgata de las Valquirias de Richard Wagner que intimida, mete miedo junto al sonido propio de los helicópteros se repite pero ante un enemigo invisible: un virus.

    En la lejana y exótica China fue noticia una ciudad a la que cerraron, evitando filtración alguna al exterior porque se había desatado una epidemia. Y la globalización hizo el resto. En unas horas ya pasó sobre la muralla, barrió con las fronteras de sus vecinos y llegó a los medios de prensa de Oriente. La pesadilla había comenzado. Pese al hermetismo y a la poca comunicación oficial Europa se hizo eco de la noticia. No fue a primera plana sino que se hizo lugar en la sección Internacional. Una gripe, de origen desconocido, golpea a una parte del gigante asiático afirmaron.

     A nadie le interesó. Ni a los lectores, ni a los periodistas y menos a los editores. Era China. Y China siempre en nuestro imaginario queda lejos de casa. Los más piadosos pensaron: pobres chinos. Pero un día las redacciones y agencias de noticias supieron que este virus no era uno más: era el COVID-19 uno nuevo que no había sido detectado en humanos hasta su propagación, en el mes de diciembre, en la ciudad de Wuhan, capital de la provincia de Hubei. Y la gripe no era gripe ni una pulmonía. Rápidamente comenzó su raid de muerte por su país de origen y un tercio, según cálculos optimistas, del mundo.

     El escenario planteado es de una guerra. Pero sin generales ni tropa. Sólo médicos, enfermeros y personal técnico de un lado, los pacientes por otro y el subestimado COVIV-19 luchando contra ellos las 24 horas. Entonces se dieron cuenta que no importa ninguna teoría conspirativa, ni quién lo propaló o por qué. Ningún Estado estaba preparado ni para su llegada ni para enfrentarlo, porque siempre se pensó en un enemigo de carne y hueso y no en uno tan minúsculo como mortal. Y los resultados están a la vista. Muerte y recesión económica conforman un escenario atroz para quienes como usted y como yo estamos a merced de las decisiones de los gobernantes que desde luego privilegiarán el mercado. Un virus puso de rodillas al mundo. Y esperemos salir indemnes.

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