De rojos y de fachas / Max Alonso


Por Max Alonso

    El desprecio  con el que algunos llaman ‘rojos’ a otros obliga  a que se les denomine ‘fachas’, no con el mismo desprecio sino con conmiseración porque ellos mismos se clasifican y no cabe más que lamentarlo.

    Con una observación. El apelativo de ‘rojos’, más que descalificar al insultado descalifica al que lo profiere. Está trasnochado mientras ellos mismos se actualizan desde un  pasado que dicen haber olvidado pero que es mentira, que lo llevan incrustado en su esencia.

   El opuesto a ‘rojos’ sería ‘azules’, pero no se dice porque eso para los rojos resulta anacrónico, como si con el sol de los años se hubiera desteñido el añil y ya no se corresponde. Sin embargo, ‘fachas’ sí que se ha actualizado y se adapta a los que viven anclados en el pasado. Con un agravante. Quien así se encasilla se sitúa fuera de juego, en tiempos anteriores a la Constitución. 

  En este mundo hubo nazis, fascistas y franquistas. Los tres comulgaban entre sí. Los nazis están reprobados en Alemania, como los fascistas en Italia, sin embargo los franquistas –su nombre viene de la persona por encima de la ideología-, propiciados por los reaccionarios  de entonces y de ahora, se siguen actualizando por sí solos porque realmente nunca han dejado de serlo. 

  Hitler acabó como acabó, Mussolini como es sabido y lo que quedó de su cadáver reposa en una tumba privada y lo que queda de Franco reposa en un mausoleo, junto a los que fallecieron en la guerra,  él no,  del que va a tener que  ser desalojado por el Gobierno. Así han cambiado las cosas. Pese a lo que les pese a los ‘fachas’ hay un gobierno que por fin lo hace y es constitucional, cosa que no son ellos, que no son demócratas, y cumple el mandato de las propias cortes.

   Todos los dictadores que se recuerden tuvieron un final parecido y reposan en tumbas privadas, conocidas u ocultas. Salazar en Portugal, Pinochet en Chile, Videla en Argentina, Ceauçescu en Rumania y así podríamos seguir. Ya se sabe lo de la momia de Lenin, que siempre hay excepciones, que permanece expuesta, sin que suscite el interés morboso de muchos de los turistas (yo mismo  visité la plaza del Kremlin hace muchos años  y no crucé el dintel) y sin cohabitar con nadie y también está en proceso de desahucio. Stalin ya  fue desalojado.

  Solo en España y con Franco pasa lo que pasa, porque algunos, que coinciden como franquistas aunque ellos se llamen otras cosas, -¿Serán problemas de conciencia por los que ocultan su condición?- se empeñan en ver las cosas como no son, característica de su especie. Se escudan en que remover el pasado es reabrir las heridas… que nunca se han cerrado porque ellos no lo han permitido. Siguen con la contumacia soberbia de vencedores y a los vencidos ni agua.

   La Guerra Civil fue demasiado cruel para no olvidarla, pero si hay que cerrarla y en España, ochenta años después, sigue sin cerrase. No se trata de medir quien de los dos bandos lo hizo peor. Los dos lo hicieron mal y eso es lo que hay que recordar para no volverlo a repetir. No hacerlo así es lo que mantiene abiertas las heridas y no lleva nada más que a inducir a que semejante disparate se repita. Fue despiadada y cruel, motivada principalmente por la pobreza en la que una buena parte de españoles vivían. La riqueza de la España del 36 no se volvió a alcanzar hasta veinte años después, dejando detrás a casi un millón de muertos. ¿Valió la pena lo que hicieron y cómo lo hicieron? Hay  justificaciones viscerales, propias del comportamiento del mundo animal, pero ¿dónde está la inteligencia que diferencia a los humanos de estos?

   Además ellos acabaron con el legítimo orden establecido mediante un golpe de estado. Pudieron darlo los otros y ahora serían los recriminados pero lo dieron ellos. Los del  otro bando, el perdedor, quieren recuperar los restos de sus seres queridos y eso se les sigue negando por quienes mantienen criterios sanguinarios y crueles porque no han superado la guerra. Es cuestión de tiempo y si se han esperado ochenta años, aunque se espere más,  Franco tendrá que salir de su tumba a un lugar digno que le corresponda y los que buscan los restos de sus seres queridos los recuperarán. Se opongan los Rajoys necios de turno o los Hernandos del momento.  Mientras esto no se haga las heridas seguirán abiertas o se abrirán más porque estará obligado reabrirlas para que de una vez se cierren.

   No se trata de venganzas, ni de revanchas, -¿Dónde las ha habido?- sino que  se trata de derechos reconocidos, como la ONU ha reiterado. Que se afirme que después de Camboya  España es el país que más cadáveres mantiene en las cunetas es un hecho que no se borra con ignorancia, que es lo que se hace cuando se tapan los propios ojos para seguir como los burros dando vueltas a la noria. Ya se sabe, si se les destapaban se paraban. No se acalla con abandonar la sala en la que se repite el dato porque seguirá siendo verdad y con ausentarse, como si el burro pudiera hacerlo, seguirá siendo lo que es.

   De nada vale escribir estos razonamientos. Los burros seguirán sin leerlos, que es su manera de ‘cultivar’ su propia ignorancia. Nadie sospechoso como Ricardo de la Cierva reiteró que la derecha se quitaba leyendo. Es verdad que a ese axioma se puede responder que la izquierda se supera reflexionando. Mientras se siga usando esa división de izquierda y derecha, alimentada con sentimientos viscerales y no con razones, se seguirá en la división de rojos y fachas, tan impropia como trasnochada,  cuando lo que hay son progresistas y conservadores. Dos legítimas formas de ser pero que exigen superarse, salir del pasado, para estar en ellas.  

   Por encima de la polémica de ‘nacionalistas’ y ‘fascistas’, con permiso de la señora Presidenta del Congreso, no son términos opuestos y equiparables. El primero es un calificativo de un hecho meramente descriptivo y objetivo, no es un insulto. El segundo es una opinión, dicha con desprecio y puestos analizar la correspondencia habría que ver a quien le corresponde más. Como descripción, no como insulto.  Pero ya se sabe. Seguimos en que los nacionalistas tienen derecho a decir lo que deseen y los demás no pueden decir nada de lo que piensan sobre ellos.

Fuente: http://astorgaredaccion.com/art/20137/de-rojos-y-de-fachas?fbclid=IwAR2go3FCjhKnIx73vYJ_-LJ8CsJdU3uOa0u-fXsibwDDidlForPuvqoQHWo

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