Museo Goya Colección Ibercaja / Antonio Tausiet

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Por Antonio Tausiet
http://tausiet.blogspot.com.es/

    Hay una parada de metro en el centro de Madrid que tiene nombre de marca de teléfonos. Los números de atención al cliente de esas compañías son tan eficaces como las oficinas de los defensores del pueblo. Como los gobiernos autonómicos y los bancos, son la misma cosa.

    Lo que ha convertido a Goya en un genio universal indiscutible no es su colección de paisajes juveniles ni su interminable serie de retratos de ricos. Es su negación del orden, su denuncia de lo atroz, su humor irreverente, su plasmación del lado oscuro y perverso del ser humano.

    Que doscientos años después se celebre el Goya doméstico, cortesano, facilón y de minué matritense no es más que la prueba palpable de que la cultura oficial es capaz de devorar limpiamente a todos sus hijos pródigos.

    Del mismo modo que no hay diferencias visibles entre el actual Gobierno de Aragón (a quien correspondería erigir un Museo de Goya) e Ibercaja, un banco que decide la política cultural, el urbanismo y las costumbres de la ciudad y la región.

    Goya sería hoy un empleado de Ibercaja/la Corte, por supuesto. Pero por las tardes se dedicaría, como entonces, a hacer sus geniales cortes de manga universales a toda esa hipocresía de la sonrisa brillante que te clava sus puñales de marfil en cuanto te sales un poco del tiesto.

    Eso sí, para llevarte a la gloria de los altares laicos de los museos privados con nombre de genio y apellido de banco, doscientos años después.

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