La locura esta entre nosotros / Jorge Álvarez

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Por Jorge Álvarez

    Parece que entramos, una importante cantidad de argentinos, derrapando feo en el siglo XXI. Le digo esto por una información periodística que alarma por la cantidad de ansiolíticos, antidepresivos, hipnóticos e inductores al sueño. Aparentemente faltará dinero en la cartera de la dama o en el saco del caballero pero no alguna de estas «panaceas». Haga memoria.

    ¿Quién no recuerda haber oído, en el colegio, sobre Juana la Loca? O más recientemente ¿quién no recuerda con cariño el nombre del pueblo en donde vivía la familia de la inquietante y cada día más bella Penélope Cruz en la película «Volver»? Pocos. Seguramente a la mayoría que presenció esa joya de Pedro Almodóvar le habrá sorprendido el nombre del pueblo: Alcanfor de las Infantas. Allí se registraba, según el director manchego, la más alta tasa de enfermedades mentales. Y me pareció un toque genial de un maestro del séptimo arte.

    Pero según un informe la incidencia de las enfermedades mentales en la población es alarmante. Y es para preocuparse. Porque no es cuestión que uno irrumpa a riéndo a carcajadas en el velatorio de su madre; o intente ingresar al estadio de Boca o de Newell´s saltando con una garrocha o se sumerja en invierno en las aguas de Mar del Plata disfrazado de Papá Noel… para darse cuenta que está medio loco. No señor.

    El confundir un botón con una aspirina o el TV con el microondas ya es preocupante. Y ni le digo si confundió el inodoro con en el lavarropas. Atenti. Ante cualquier gesto extraño de su marido o una súbita risa incontrolada durante varios minutos de su madre ante el televisor apagado adviértales que usted está armada y que les disparará de ser necesario.

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