OperaMía: Comienza 2015

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Por Miguel Ángel Yusta

        Comenzamos 2015 con mejores perspectivas en lo económico que el pasado 2014. Al menos eso nos quieren grabar a fuego los medios de comunicación. Ya veremos.

    En lo musical y concretamente en el mundo operístico, continúan las temporadas ya planteadas en los diferentes teatros de primera línea. Iremos informando, como siempre, ciñéndonos a lo que tenemos más a mano, pues es inabarcable la amplia actividad europea y mundial en un aspecto musical que, a pesar de la crisis de los últimos años, está resurgiendo con fuerza y con nuevos valores que hacen firme la continuidad de este inigualable espectáculo teatral integral.

 LOS CONTRATENORES ESTÁN DE MODA

     Que los contratenores están de moda lo confirma la inpresionante actuación en el Teatro Real de Philippe Jaroussky. (1978).  El pasado diez de diciembre, con el teatro lleno, nos ofreció junto al Ensemble Artaserse un  bellísimo recital con obras de Antonio Vivaldi. Hace pocos años hubiera sido impensable que un contratenor, en un recital, llenase un teatro de ópera. Hoy, afortunadamente, la sensibilidad del público ha madurado y el ejemplo es la interesante promoción de contratenores que triunfan en recitales y óperas. Jaroussky nos entusiasmó a todos con su exquisita interpretación de las obras vivaldianas. Numerosos aficionados -cosa poco frecuente en el Real- hacían fila en el vestíbulo para saludar y firmar discos del joven intérprete francés.

    Para los más curiosos adjunto la programación completa y animo a la escucha de estas maravillas de la música barroca.

 INMORTALES ROMEO Y JULIETA

      También el el Teatro Real pudimos asistir a una representación, en versión concierto, de Romeo y Julieta, de Charles Gounod (1818-1893)  con un impresionante dueto interpretativo: Sonya Yoncheva, valor en alza, y un consagrado Roberto Alagna, que ha repetido este papel desde hace años y que conserva sus cualidades vocales en una envidiable madurez. Dirigidos con autoridad y sabiduría por el vitalista parisino Michel Plasson, la orquesta y coros del Teatro Real y una serie de excelentes comprimarios, completaron el espectáculo apasionante. En una tercera función, la interpretación el rol de Romeo estuvo a cargo del tenor neoyorquino Charles Castronovo que, aunque correcto, nos hizo recordar al maestro Alagna.

 

 DESAFÍO DE REINAS

María Stuarda. Gaetano Donizetti

      La ópera del mes es, sin duda esta excelente, en muchos aspectos, María Stuarda que vimos en el Liceu barcelonés el pasado día 23 de diciembre. Tras exitosas interpretaciones en Houston, Met, Berlín y Coven Garden, la mezzosoprano americana Joyce DiDonato se enfrenta a un complejo papel, pensado más para una soprano, asumiento el reto de la difícil partitura belcantista. Su voz y técnica excepcionales consiguen superar el reto, si bien no a todos puede parecerles que es un papel para una mezzo. Pero ahí está la grandeza de la DiDonato que sabe reinterpretar (sin concesiones ni fuegos artificiales para encandilar a la galería) la excelente partitura adaptada medio tono, eso sí, para su textura vocal.

     Sorprendente también la Elisabetta de Silvia Tro Santafe, una mezzo nacida en Valencia y con una interesante carrera en Alemania y que presta al papel toda la maldad, el rencor y el vigor dramático necesarios, dentro de una  técnica impecable y una voz en sazón; una interpretación para el recuerdo. Excelente Javier Camarena (Leicester) en un papel sobrio, de poco lucimiento, pues la obra es un “duelo de reinas” y al que sabe extraer toda la musicalidad demostrando que su voz no es capaz tan solo de sorprendentes interpretaciones como la reciente “Fille du Regiment” en Madrid, sino que también puede matizar, dentro de una impecable técnica, un papel difícil y que, en la obra, exige un segundo plano: bravo Camarena.

    Michele Pertusi (Talbot) Vito Priante (Lord Guglielmo) y Anna Tobella (Anna Kennedy) completaron el excelente elenco.

    Muy buena la dirección musical de Maurizio Benini con una orquesta y coros, los del Liceo, que están en claro ascenso con excelentes interpretaciones en estos últimos meses.

    Un punto negativo es la absurda, pobre e inoportuna escenografía. Pretenciosa y sin sentido. El vestuario con el contraste del anacronismo, intentando dar un tono de intemporalidad a la obra es otro sinsentido, así como la iluminación que, especialmente en la parte final, obsesiva y potente, transmite justo lo contrario de lo que pretende. En fin, los dioses nos libren de estos “genios” de la escenografía que “recrean” hasta a veces el absurdo obras maestras.  Y uno no es que sea tradicional o conservador, ni aficionado especialmente al cartón piedra ni cortinillas. Claro que no. Pero la actualización escenográfica (a la musical aún no se han atrevido) puede see extraordinaria  (y citaría muchos ejemplos) o desastrosa: este es el caso de la de esta producción de la, por otra parte excelente,  Maria Stuarda.

      Citaremos finalmente en la crónica del mes las diversas actividades zaragozanas, con la Sociedad Filarmónica, el Auditorio, el Conservatorio y el Teatro Principal, donde vimos una versión de Cascanueces para público infantil con la compañía de danza LaMov, un excelente trabajo. 

    La actividad musical de nuestra ciudad crece gracias al trabajo y entusiasmo principalmente de los jóvenes músicos del Conservatorio, que merecen todo nuestro apoyo. Pronto haremos una reseña especial de estas actividades.

    A destacar, en el II Ciclo de Adviento y Navidad  celebrado en la bella iglesia de Santa Isabel de Portugal, las intervenciones del contratenor aragonés Hugo Bolívar,  la excelente organista ejeana Esther Ciudad y la Orquesta Adviento XXI, integrada por músicos de la Orquesta Sinfónica Goya,  con obras de Haendel.

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