Los dos reyes: presentación de la novela de Benjamín Prado en Calamocha (Endei Norte)


Por Jesús Soria Caro

     Endei Norte es una feria que reúne cada año a las principales editoriales independientes del territorio nacional, por segundo año consecutivo su sede ha sido Calamocha.

    En las diversas jornadas se ha debatido sobre los problemas de edición que sufren las pequeñas editoriales. Hay autores que han presentado sus libros, sirviendo el acto como plataforma para otros mercados editoriales diferentes a los que se circunscribe la editorial en la que publican. También han pasado por la feria autores relevantes. Entre los escritores que pasaron para presentar sus novedades se encontraban: Ignacio Martínez de Pisón, Raquel Lanseros, Rafael Saravia, Cristina Araujo, Marta Sanz, Mario Hinojosa.

    Benjamín Prado, poeta, novelista, letrista de Joaquín Sabina y Leyva, tertuliano político en televisión, fue uno de los autores que presentó en Calamocha el pasado 30 de marzo su última novela Los dos reyes. Ante el auditorio congregado habló de que esta nueva creación novelística supone una reflexión ideológica contra el poder del dinero. La novela es también política, se alude a la corrupción del poder, a las alianzas ocultas entre la monarquía española y la marroquí. La obra responde a su particular interés por “iluminar” los cuartos oscuros de nuestra historia, aquellos pasajes ocultos, escondidos. Rememoró la presentación de una de sus anteriores novelas en Ceuta, experiencia que fue la fuente de inspiración del libro que ese día presentaba. En dicha ocasión un bibliotecario de la ciudad le habló de dos intentos de golpe de estado contra Hassan II. Después se supo la realidad, eran chicos pobres y había algo muy extraño en todo lo sucedido. Este terreno de lo silenciado, de la cara oculta de la historia es lo que le interesa explorar en su obra. En el París Match se contó otra versión para manipular ideológicamente y afirmar la posición del monarca. La novela aborda el problema del Sahara, explicó que los beduinos al desierto lo llaman río de oro (le otorgan el valor que realmente tiene) mientras que nosotros, lo llamamos desierto (realmente se nos induce a pensar que carece de valor cuando sí que lo tiene). En realidad, es más acertada la primera designación. Todo esto es lo que se aborda en la novela, la tergiversación de la verdad, cómo se manipula desde el poder a las masas. El desierto es fuente de riqueza ya que sin este no hay arena, edificios, carreteras (la arena es necesaria para la construcción), silicio (necesario para fabricar móviles), fosfato sin el que no viviríamos, también con esta se regeneran las playas que por la contaminación deben ser revitalizadas. El único organismo que defiende el problema del Sahara es el Frente Polisario, entidad de defesa del Sahara que nosotros designamos como terrorista. Todas estas manipulaciones de la historia están sugeridas en el libro.

    Profundizó en lo acontecido, que mezcla ficción y realidad, nos relató que 2400 soldados bereberes, muy pobres, entraron en una fiesta en la que había lujos, bandejas de plata, comida abundante. Pretendían matar a Hassan II, acribillaron casi a 200 personas, su propósito era extinguir la monarquía. Se llevaron al rey, pero a los diez minutos el monarca marroquí volvió con esos soldados que ya formaban parte de su guardia de honor. De esos tres soldados el escritor no investigó la base histórica, ya que desconocerla le permite, en este caso, libremente crear la parte de ficción hibridada con la parte real de la historia en la que ha investigado. Prado ha profundizado en personajes que son reales, que le permiten entran en los límites más abismáticos del alma humana. Este es el caso del General Ufqir (que condenó a su propia familia a estar apresados en una cárcel 20 años excavada en el desierto, pretendía que sufrieran sin morir). Fue la mano derecha del monarca, pero más tarde ordenó el golpe de estado contra él. Hay muchos enigmas, que son parte de la realidad acontecida y son relatados en el libro, por ejemplo nos cuenta cómo dos cuidadoras españolas que estaban al servicio de los hijos del rey (entre ellos a Hassam II) eran dos mujeres “integristas” de la religión católica, integrantes del Salus infirmorum. Hecho muy intrigante que podría ser similar a la posibilidad de que, actualmente, la monarquía española dejara a sus hijos al cargo del cuidado de un imán. Juan Urbano debe desentrañar todas estas zonas oscuras, estas investigaciones de terrenos velados de la verdad.

    En la segunda parte de la presentación también abordó temas de la edición, creación. Se refirió a la literatura comparándola con un ecosistema. Para él la escritura es solitaria, pero luego entran en juego editores, correctores, libreros, transportistas… Habló de las injusticias literarias, ya que escritores de gran calidad, que ha podido leer, son desconocidos y no encuentran su lugar en el sistema editorial. También de que toda obra necesita de una confluencia de causalidades y que, a veces, si lo narrado se hubiese escrito un año antes, sería posible que, aun siendo la misma historia, no funcionara. Son desconocidos todos estos factores que pueden hacer que un libro funcione o no. Así sucedió con su primera novela, Raros, que le sorprendió por su inesperado éxito. La escritura la entiende como un proceso lento, neurótico, de dar muchas vueltas a las ideas, corregir, estar convencido de cada párrafo de lo escrito en una obra de prosa, de cada verso en un poemario. Su consideración del acto de escribir está más cercana a la idea de un artesano que a la de un artista. Antes de escribir un libro en su cabeza idea la estructura, la trama, cómo son los personajes. Comienza el proceso y las hipótesis de lo que podría pasar, lo que da lugar a nuevas posibilidades. El poema y la idea que van a ser escritas son como un caramelo, en la boca lo tienes que saborear lentamente, como le dijo una vez Jaime Gil de Biedma. Hay que destilar la escritura, ser como el químico que destila sustancias, las reduce a la esencia, eso se hace en la investigación de la escritura, ya que luego debes plasmar en ideas breves esas ideas complejas que has investigado para que sean parte de la historia, también los pensamientos del personaje, su monólogo interior para que contenga en la mente del personaje todo aquello que ha fundamentado tu investigación, pero siempre teniendo en cuenta, como decía Wallace Stevens, que lo real es solo la base, luego se debe ficcionalizar, fabular, imaginar… De niño le impactó el asalto Palacio Moneda, con Salvador Allende o el terremoto de Managua, tal vez un día algo le haga pensar en relación a esos temas, qué podría ocurrir si un personaje viviera en ese momento histórico, qué podría hacer, así puede arrancar una novela. Anunció finalmente un libro de poemas y una nueva entrega de las historias de Juan Urbano.

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