Los buenos usos del agua IV

Publicamos por capítulos la charla  “Los buenos usos del agua, el ahorro y la gestión del agua en la historia de Aragón”, que el historiador y profesor de la Universidad de Zaragoza, Miguel Ángel Pallarés,  está impartiendo durante el presente año en 35 puntos de la Comunidad Autónoma a inciativa del Instituto Aragonés del Agua.

El Instituto Aragonés del Agua es el organizador de esta iniciativa de sensibilización ambiental que pretende mostrar  cómo los aragoneses, de generación en generación, han optimizado un recurso tan escaso como el agua y han aplicado las mejores técnicas y tecnologías disponibles en cada época para este fin, dependiendo de las características del terreno o los usos del agua. El apoyo visual corre a cargo de la fotógrafa Montse de Vega.

Texto: Miguel Ángel Pallarés
Fotografías:
Montse de Vega

“Los buenos usos del agua, el ahorro y la gestión del agua en la historia de Aragón”

El agua en el pasado (IV)

La bajada de los cristianos al llano se hizo con lentitud; en este proceso, numerosos núcleos habitados asentados en lugares defensivos tuvieron sentido en el momento de la conquista pero no después. La historia de los despoblados no es un fenómeno que se haya dado exclusivamente en el siglo XX, sino que ha existido desde siempre, siendo el agua uno de los principales elementos -si no el que más- que han influido en el asentamiento de la población.


Algibe del castillo de Sádaba
El reino de Aragón, que había nacido en el Pirineo, sobrepasó el valle del Ebro y se extendió por el Sistema Ibérico, pero por decisiones políticas no alcanzó nunca el mar; el país, prácticamente desde el final de la conquista a los musulmanes, no ha variado sus fronteras. Sus habitantes se dieron leyes, y vivieron y murieron en y por esta tierra.


Pozo árabe en Monroyo
La variedad de paisajes y de posibilidades hídricas del territorio hizo que los aragoneses mantuvieran estrategias distintas en cada zona para acceder al agua, ya que no era lo mismo vivir en la húmeda montaña o en las riberas de los ríos que en los extensos interfluvios o los páramos. Además en algunas zonas se dio un hábitat disperso, de núcleos familiares diseminados por el campo (torres y masadas), que requirieron de un punto cercano para su abastecimiento.


Santuario de Nuestra Señora de la Fuente en Peñarroya de Tastavins
Lugares aragoneses rodeados de secanos dependieron de aljibes (como el de Ródenas o el del despoblado de El Bayo), pozos (como en La Muela) y balsas, a veces haciendo diferencia según la calidad del agua, la buena para boca y la más blanda para los ganados y para lavar; así pasó en Candasnos, con escrupulosos repartos de trabajo entre los vecinos para su mantenimiento, y en muchos lugares más hasta no hace tantos años.

Un manantial en medio de la nada, como es el caso de Lécera, hizo desarrollarse a toda una comunidad. En las casas de todo Aragón el agua se guardaba en recipientes de barro, en tinajas y cántaros que una industriosa artesanía alfarera iba reponiendo.

La salubridad de las aguas ha sido una cuestión que preocupó a las autoridadesde cada época, que se esforzarían por crear las infraestructuras necesarias para disponer en los núcleos habitados del líquido vital con el mayor orden y comodidad. En un momento de gran dependencia del entorno natural, fuenecesario el desarrollo de obras específicas cuya tipología se ha mantenido durante siglos. Numerosas construcciones relacionadas con su conservación y consumo han llegado hasta nosotros, a pesar de que la cultura del agua y el patrimonio material ligado a ella han sido muy desatendidos en las últimas décadas con la transformación de la sociedad que les servía de marco; afortunadamente el grado de sensibilización ha aumentado progresivamente, lo que ha hecho que se hayan restaurado y puesto en valor obras tradicionales vinculadas a su uso, como la fuente y el lavadero de Sofuentes

(Continuará)

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