Por Curro Roy
…porque a nuestro alrededor hay tantas realidades como los ojos que miran, y todas son buenas…
¿O su bondad depende de los ojos que las miran? Como la realidad que se esconde detrás de un ángulo inesperado. Un miope que se deja las gafas en casa, despierta su imaginación, quizá las cosas que ve no estén, pero las percibe, y cuando lleva alguna cerveza de más también. Ojos borrosos…
¿Qué pasaba cuando se nos empañaban las gafas llevando la mascarilla? Dejábamos de ver una realidad porque Zaragoza se convertía de pronto en una ciudad neblinosa, tanto que a veces turbaba nuestro carácter, pesimismo inesperado, haciendo desaparecer poco a poco a nuestro interlocutor. Ojos nublados…
¿Qué pasaba en realidad? Todo era real. Y cuánta gente bella había cuando llevábamos mascarilla y realmente no eran nuestros ojos los que miraban. Eran los ojos del otro, de la otra, de no sabemos muy bien quien. De quien deseamos que nos mire, por un momento, pero nunca encontramos su mirada perdida. Ojos ausentes…
¿Una persona con los ojos claros ve lo mismo que una con los ojos oscuros, o una persona con los ojos claroscuros o dos personas con los ojos claroscuros? Muchas veces nos preguntamos por qué hay gente que detesta el color rojo cuando es el más bonito y adoran el naranja que no me gusta nada. A lo mejor no los vemos igual. Ojos rojos…
¿Dónde está la mirada perfecta, el momento adecuado, la realidad perdida?. Buscando nos hemos perdido en ensoñaciones, y dejamos de estar presentes y vemos aquello que soñamos. A veces nos da risa, vergüenza, o rabia. Personas que miran con cariño, desprecio qué consiguen que sepamos sin necesidad de hablar. Ojos turbios. Ojos llorosos…
La obra pictórica de Ana R puede ayudarnos a expresar las miradas que sentimos, en este caso con la ayuda de la fotografía. Ana utiliza distintas técnicas de fotografía analógica porque le encantan las sorpresas, para no retocar la imagen digitalmente, preparando las fotografías, pensando el ángulo y la luz que quería captar, el momento, sobreimpresionando fotogramas y subexponiéndolos. La artista busca en ese instante el resultado que no sabía con certeza que iba a conseguir, hasta tener en sus manos el carrete revelado y descubriendo sorpresas que no había previsto, errores que eran aciertos y aciertos que eran realidades ajenas. Ojos impenetrables…