«Saturaciones», fotografías de Miguel Sanz en la Sala Nazca

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Por Eugenio Mateo

«Prologar un exposición de fotografía puede resultar pretencioso puesto que nada mejor que las imágenes para dar constancia ajustada del autor pero este compendio de la reciente actividad de un fotógrafo zaragozano permite a la palabra servir de eco gráfico de cada una de las ensoñaciones que son atrapadas por la cámara de este incansable buscador de instantes.

Miguel Sanz (Zaragoza 1957) reúne las características del fotógrafo callejero. Vive, actúa, captura los rincones de ese mundo exterior en el que caben todas las sorpresas, como las que Miguel nos depara cuando nos demuestra que no todas las miradas ven lo mismo.

Desde el subjetivismo estético que a través de sus obras apela a la condición de sujeto integrado en una realidad social que conforma modos de vida, el fotógrafo nos presenta, ya no contenidos, sino continentes; edificios, calles, ventanas, paisaje urbano o paisaje onírico, símbolos de pasado y de presente, captados para sernos mostrados desde una expresión atemporal carente de protagonistas de carne y hueso pero repletos de apologías del genio creador del Ser Humano.

35 años de actividad profesional en el dibujo, la ilustración y el diseño gráfico le llevan a dar a su afición por la fotografía el impulso necesario para usarla como soporte creativo y en su larga carrera tras el objetivo de más de 25 años practica el orden caótico de la imaginación, la prestidigitación del aquí y ahora, la fuga desde dentro hacia una nueva reflexión, hacia la sombra que aguarda en los portales de las casas que fotografía.

La exposición «Saturaciones» que esta noche nos presenta Miguel Sanz en la Sala Nazca, (C/ Francisco de Vitoria, 6, de Zaragoza) nuevo espacio expositivo que se incorpora a la actividad cultural de nuestra ciudad, es consecuencia de otra anterior, «Aberraciones cromáticas», en la que nos propone instantáneas de uno de sus temas preferidos: puertas y ventanas. Elementos que quizá le permiten trasladar la sensación de mirar sin ser visto, al acecho de una presencia adivinada. Creo que son sus favoritos por ése afán de búsqueda de Miguel al percibir que una ventana es todo un universo que se resiste a dejarse descubrir y tras las puertas recibimos o despedimos pero a la vez pueden ser barrera o escape. Nos deja su mensaje de esperanza intacta con fotografías de color exuberante donde la saturación se realiza meticulosamente para conseguir el efecto pictórico final tan definitorio de su trabajo.

Una excelente muestra de una labor ferviente por la fotografía artística en la que si es difícil perdurar no lo es menos poder ser reconocido. Las obras fruto de su mirada tienen señal de identidad, poseen el estilo de un ojeador que un día quiso ser pintor con el zoom de una cámara fotográfica.

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