El pintor Álvaro Peña se presentó en Zaragoza

138alvaroP

Por Eugenio Mateo

«Tener a un artista como Álvaro Peña en nuestro espacio es un lujo y haber recibido la sabiduría de Pedro López Morales, periodista de la Opinión de Murcia y crítico de arte,  ha sido un honor. Pedro es el comisario de esta exposición y quien más sabe de la trayectoria de Álvaro».

La selección de obras y el texto de prensa ha sido llevadas a cabo con una elegante  armonía y juntos, pintor y experto cultural, son un tandem difícil de superar. Desde aquí nuestro agradecimiento  al entusiasmo del pintor y a la colaboración del comisario, que más parecía el expositor que el curator por el mimo en los detalles.

Venía Álvaro a Zaragoza con la humildad del que se sabe no reconocido y quizá, para sus adentros, dudara de ser capaz de poder convocar al socaire de su pintura. Peña es un tipo jovial con pinta de rejoneador, franco y afable, que trasmite confianza pero, posiblemente, no las tuviera todas consigo  de manera que conforme la sala se fue llenando he podido observar de soslayo como aquel instinto de expectación se transfiguraba en  la alegría de sentirse acompañado. No le faltan méritos para el reconocimiento y de hecho, en su Murcia natal es un creativo muy conocido por su labor como humorista gráfico e ilustrador y su carrera de pintor se multiplica en un trajín de exposiciones tanto en Murcia como en otras regiones.

Su pintura interesa porque impacta por la sutileza en ofrecernos la otra realidad de nuestros cuerpos. Como bromeábamos en la presentación, Alvaro practica una figuración expresionista. Yo veo el cómic dándose la mano  con los grafitis bajo la batuta del acrílico y la danza de sus pinceles. Veo formas que trascienden a la rigidez del retrato. Arriesgada táctica que puede costar cara si no se sabe bien lo que se quiere, aunque en el caso de Álvaro Peña  emerge un estilo que lo distingue como un investigador del Expresionismo que utiliza para subvertir la firme realidad de la figuración  en un reflejo de  cóncavos espejos .

Muchos amigos vinieron a acompañarnos, algunos de vuelta de vacaciones a tenor de sus rasgos relajados, y la velada propició que Alvaro se encontrara con David Vela, compañero de fatigas en el humor gráfico o con Lalo Cruces, por amigos comunes. -Nos comenta Lalo que está a punto de exponer en La Fábrica de Chocolates-

Pudimos presentarle al presidente de La Asociación Aragonesa de Críticos de Arte, Manuel Perez Lizano, el director de la Revista Crisis, Fernando Morlanes, al Director de Comunicación  y relaciones institucionales de Bantierra, Jesús Angel Gonzalez; al profesor de la Universidad y divulgador cultural Manuel Medrano, la abogada y técnica cultural de la DPZ, Marian Diez, la presidenta de la Casa de Asturias y pintora, Marian Fernandez Lalindez, la vicepresidenta de la Asociación de Artistas Plásticos Goya Aragón, Mariela Garcia Vives, el presidente de la Asociación Aragonesa de Amigos del Libro, Fernando Gracia Guía, el actor Jose Tomás Martin, los empresarios Jesus Aguilar y José M. Martinez, el coleccionista Angel Jordana de Pozas; al comunicador y relaciones públicas Gaby Villuendas, la galerista Cristina Marín, la locutora de radio y televisión Aitana Muñoz, el párroco de Juslibol y fotógrafo Teo Félix, Guillermo, de TotOci, los fotográfos Miguel Sanz y Jose Hernandez Bustamante, los poetas Carlos Agorreta, Carmen Molinero, Mariano Ibeas, y Maria Sillat, numerosos artistas como Angel Laín, Paco Lopez Frances, Jesús Guallar, Alicia Sienes, Julia Reig, Francisco J Marco, Oleg Shovkunencko,  Conchita Salanova, David Vela y Lalo Cruces,  y otros muchos a los que agradecemos su presencia de todo corazón.

 

 

“CON-FIGURACIONES” / Álvaro Peña

                                                                                   “Lo que busco no es la realidad ni la irrealidad,

                                                                                     si no lo inconsciente, el misterio de lo instintivo

                                                                                    en la raza humana”

                                                                                                                                   AMEDEO MODIGLIANI

 

El marqués Amedeo dal Pozzo encargó a Nicolas Poussin (1594-1665) grandes lienzos para su palacio de Turín, entre ellos el conocido como “La adoración del Becerro de Oro”, un descriptivo óleo pintado en 1633-34, de 154 X 214 cm., exponente del Barroco francés y que hoy se encuentra en la National Gallery de Londres. En él se descubren a los israelitas gozando en una bacanal, en torno a un falso ídolo, el becerro de oro; el enfurecimiento de Moisés se manifiesta con el correspondiente castigo a los danzantes, y les hace beber el oro fundido del becerro mezclado con agua.

Hoy, Álvaro Peña (Murcia 1968) presenta una colección de cuadros bajo el título “CON-FIGURACIONES”, que se instala junto a restos de sillares de muralla romana del siglo III después de Cristo, en el ESPACIO CULTURAL ADOLFO DOMÍNGUEZ, en Zaragoza. El artista plástico ha renovado su lenguaje artístico en los últimos cuatro años. Las figuras retratadas a través de acrílico sobre lienzo y tabla, se desvanecen a las leyes anatómicas y a la concepción fisonómica de la silueta humana. Las criaturas que pinta Álvaro Peña se ofrecen mediante composiciones figurativas con elevada carga de expresividad.

“Soy un inconformista nato y busco continuamente la autenticidad en la pintura. Si tengo que desgarrar una figura, la desgarro”, cuenta el polifacético artista, que experimenta sobre una “figuración expresionista”. Su obra trasciende de la belleza superficial para incidir en la búsqueda incesante de la espiritualidad del ser humano, al igual que anteriormente hicieron Egon Schiele, Oskar Kokoschka, Gustav Klimt o Amedeo Modigliani. El livornés dijo un día: “Cuando conozca tu alma, pintaré tus ojos”

La exposición la preside un gran mural, de dos metros de alto por tres metros de ancho, bautizado como “El penúltimo teatro del mundo o la fórmula magistral del deseo”, fluctuando en la dramaturgia de Calderón de la Barca. En los cuadros de Peña transitan y posan ciudadanos del mundo actual, personajes icónicos, junto a criaturas de diferentes épocas históricas. Advertimos una selva de individuos de diferentes sexos que pueden simbolizar el poder, el dinero, el placer, el desenfreno, la marginación, la tiranía, el erotismo, la belleza, la mentira, la lujuria…  seres de cuerpos distorsionados en hechuras y alma, que se transforman para representar -lo mejor posible- el papel que le ha correspondido en el reparto de “oficios”  en nuestra sociedad mediática y consumista.

Confiesa el autor que “lo que pinto, en ocasiones, no es muy entendible y cómodo de mirar”.

Las proporciones de El Hombre de Vitruvio, respetadas desde 1490, se disipan para concebir a individuos deformes, caóticos, híbridos…, donde las orbitas y los músculos extrínsecos del ojo adquieren dimensiones sobrenaturales, se multiplican y desdoblan, con grotesca adaptación por si de esta manera pudiesen ser actores de venideros universos cósmicos.

Aparecen en los cuadros un gigante dios-Beckham, coronado con el becerro de oro; un indomable khuzdul (enano) que sostiene a una futura decrépita madrastra de Blancanieves, que desearía ser Dorian Gray; casquivanos domadores de gatos; funambulistas que mantienen en equilibrio una trilogía sexual empírica; cortesanas que suspiran por ser martirizadas como santa Olalla… y ese espectáculo lo presencia un asustadizocastrati, Alessandro Moreschi, “l´angelo di Roma”, el último castrado de la historia por fines líricos, que formó parte del Coro de la Capilla Sixtina. La pintura de Álvaro Peña, de trazo libre y emocionante, rezuma la angustia existencial del hombre moderno en un mundo deshumanizado.

 

En el “Filebo” de Platón, se desarrolla una tertulia entre Sócrates, Protarco y Filebo, donde este último sostiene que “el placer es el bien al que todo ser animado tiende por naturaleza”, pero los contertulios se plantean la duda de “ser feliz con placer o con sabiduría”. Polichinelas y dandis autómatas se asoman a los lienzos de Peña, burlándose de idolatrías y prejuicios sociales. “Los recovecos de la mente son complicados y voy adentrándome por laberintos cada vez más extremos y confusos”, añade el pintor sobre las obras que forman sus recientes e inquietantes “con-figuraciones expresionistas”.

 

 

Pedro López Morales

 

Comisario de la exposición”

 

Artículos relacionados :