Malabrocca en el Joaquín Roncal.


Por Fernando Gracia

    Como brillante colofón a las Noches de verano del Centro Joaquín Roncal, he tenido la fortuna de asistir a la representación de MALABROCCA.

   Rafa Blanca (el doble del presidente Lambán, entre otros personajes) nos cuenta la historia de Luigi Malabrocca, ciclista italiano de la posguerra, famoso por arreglárselas para llegar el último en el Giro y así ganar notoriedad…y más dinero que otros muchos. Bajo la soberbia dirección de Alberto Castrillo Ferrer, el actor no solo se convierte en el ciclista, sino en numerosos personajes más, en un auténtico tour de force en todo momento brillante y al mismo tiempo cercano y siempre, siempre, divertido.

    Me ha parecido una propuesta magnífica, que cumple el desideratum de informar, divertir y hacer reflexionar: todo a la vez. Y sin dejar de ser en ningún momento un excelente ejercicio de lenguaje teatral.

    El público, que ha agotado el aforo permitido, así lo ha comprendido y agradecido. Si lo pongo aquí es porque sé que en octubre volverá a las tablas este espectáculo, creo que en el Teatro del Mercado.

  No lo apoyo por chovinismo, sino porque es uno de los que más me ha complacido este año. Y si los espectadores son amantes del ciclismo y aún más del antiguo, del épico, aún lo disfrutarán más.

    Por allí salen Coppi y Bartali, casi nada. Los que tenemos «cierta edad» aún les recordamos.

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