Por Javier López Clemente
Las palabras de Lorca brotan del surco, el trigo y el viento para crecer en las tablas del escenario y llenar de belleza palcos y butacas. Las palabras de Lorca son simiente, tierra y agua, la savia que nace del sol y alimenta emoción y sentimientos.
Las palabras de Lorca son un material que parece sensible y dúctil pero tienen alma de acero y roca, tal vez por eso son imperecederas y tientan una y otra vez a los dramaturgos que, embriagados por el poeta de Granada, se adentran en sus palabras para decorar el universo del genio.
Teatro del Alma representó Bodas de Sangre de Federico García Lorca el pasado 24 de febrero en el Teatro de la Esquinas con un éxito sobresaliente que terminó con el público en pie. Nada se puede añadir sobre el texto de Bodas de Sangre que conforma una función poética, árida y musculosa, un texto imprescindible al que regresar una y otra vez. Teatro del Alma lo hace con una propuesta muy interesante con el trazo carmesí de la danza que enlaza escenas, modifica la sensación temporal y representa la esencia de la muerte. El otro aditamento lo encontramos en la sugerente aportación musical de voz, guitarra y bandoneón, con tonadas que envuelven el espacio dramático y ensanchan las fronteras que tan bien conocemos del terruño cercano para trasladar los sentimientos a latitudes porteñas y tal vez fue por eso que, cuando la dramaturgia musical dio un giro tan radical en letra y melodía, me sentí un poco confundido porque, cuando yo esperaba una música de raíz, madera y fiemo, me encontré con una de esas canciones que tanto me acompañaron en mis años mozos y, atrapado en el recuerdo, intenté recordar la letra: Roxanne. You don’t have to put on the red light. Those days are over. You don’t have to sell your body to the night. Roxanne. Pero la escena pudo más que mis recuerdos y ese cuchillito que coge en la palma de la mano penetró en mi corazón como ocurrió con el resto del público que culminó con sus aplausos el rio rojo que vierte amor y odio sobre la tierra.
El reto de cualquier compañía de teatro que se enfrente a un texto de Lorca es conseguir que la belleza bruta de las palabras se impregnen de aliento y pulso. El trabajo actoral fue notable tanto en el fraseo como en la expresión corporal, sin embargo, también aprecié algunas pausas que restaban intensidad y aunque no sé muy bien cómo explicarlo, quizás me faltó la evolución corporal de los personajes que si comienzan enamorados, confundidos o desorientados poco a poco deben abandonar la volatilidad aérea de las dudas para ir clavando sus pies en la sementera del drama, que la muerte los aplaste en la tierra. Tal vez sea una cuestión física, incluso de movimientos. Tomaré como ejemplo a Leonardo que se nos presenta deambulando, atribulado y que tan bien enmarca su voz en las palabras, pero que tan vez necesita de una gradación gestual más evidente hasta que llega a esa brillante escena de intenso amor con la novia y de allí, desde el amor, tan solo puede arrastrarse hasta el tálamo de la muerte. La madre del novio también sufre esa transformación que va de la fuerza del muro de dos varas de ancho que no permite la humedad de los sentimientos a ese derrumbarse sin consuelo y ese transcurso también pide que la presencia o la gestualidad de un polo a otro sea mucho más nítida y contundente. Lo contrario le ocurre al novio y tal vez aquí la transformación gestual sea más clara, la que va de la seguridad del dinero y las viñas hasta la locura enrabietada que conduce a la muerte. Otros personajes como la mujer de Leonardo permanecen y allí morirán atadas con sus pies al suelo de la casa y a la nana de la cuna y su trabajo corporal así lo transmiten.
Pero estas pequeñas disquisiciones escritas desde las teclas de mi ordenador son a posteriori porque, durante la función sentí esa maravillosa e inigualable sensación que nace en las tablas de un teatro, atraviesan el cuerpo de los actores y provocan momentos de profunda emoción.
Permanezcan atentos a las carteleras de su pueblo o ciudad y no se pierdan esta interesante propuesta de Teatro del Alma que, ”como un cuchillito que apenas cabe en la mano pero que penetra fino por las carnes asombradas” llegará al centro de sus corazones y les ayudará a entender el profundo y negro abismo donde hundimos nuestras raíces sociales y culturales.
El blog del autor: http://lacurvaturadelacornea.blogspot.com/