México: Rockdrigo González y el movimiento Rupestre


Por Emilio Mendoza

   En esta ocasión les quiero hablar de Rockdrigo González, cantautor, ícono del rock nacional de México y uno de los fundadores del movimiento musical llamado Rupestre.

Rock Hecho en México

   En México no solo se escucha música ranchera, aunque es la predominante. Todos los géneros musicales del mundo han sido adoptados en México y adaptados a las necesidades del sentimiento musical de sus habitantes. Tal es el caso del “Rock Hecho en México” representado por una fusión de muchos ritmos, estilos, generaciones y movimientos musicales como rock and roll, heavy metal, reggae, blues, jazz, new wave, hard rock, entre otros estilos musicales.

Movimiento Rupestre

    A mediados de los años 80, el rock y otros sonidos en México dieron lugar al nacimiento de una agrupación de artistas denominado “movimiento Rupestre”, en la cual se identificaban aquellos músicos que no tenían una buena apariencia, no tenían dinero para grabar, ni para comprar un equipo electrónico sofisticado. Esos músicos marginados utilizaban instrumentos viejos y modestos, pero componían canciones con mucha riqueza en sus letras, muchas veces complejas y con la firme intención de exponer problemas sociales que antes no se incluían en la música. En esa época, los únicos artistas que prosperaban con ayuda de la televisión eran los que hablaban de amor en sus canciones o de las diversiones de los jóvenes, siempre y cuando no fueran muy “liberales”. Los jóvenes marginados de la ciudad se identificaban con el rock, pero el rock en inglés les contaba historias que no eran propias y eran difíciles de entender. El nacimiento de este movimiento influyó fuertemente en el rock mexicano durante la siguiente década contando historias íntimas, cotidianas y sensibles en español. Uno de los fundadores del movimiento Rupestre fue el cantautor Rodrigo González, alias Rockdrigo quien, con sus canciones acompañadas únicamente con una guitarra acústica y una armónica, pronto alcanzó una gran notoriedad. Él mismo fue quien escribió el “Manifiesto Rupestre”, una especie de estatuto en donde se establecían claramente las normas para poder pertenecer al gremio, una forma satírica de llevar la contra a los músicos comerciales:

    No es que los rupestres se hayan escapado del antiguo Museo de Ciencias Naturales ni, mucho menos, del de Antropología; o que hayan llegado de los cerros escondidos en un camión lleno de gallinas y frijoles.

    Se trata solamente de un membrete que se cuelgan todos aquellos que no están muy guapos, ni tienen voz de tenor, ni componen como las grandes cimas de la sabiduría estética o (lo peor) no tienen un equipo electrónico sofisticado lleno de sinters y efectos muy locos que apantallen al primer despistado que se les ponga enfrente. Han tenido que encuevarse en sus propias alcantarillas de concreto y, en muchas ocasiones, quedarse como el chinito ante la cultura: nomás milando.

    Los rupestres por lo general son sencillos, no la hacen mucho de tos con tanto chango y faramalla como acostumbran los no rupestres, pero tienen tanto que proponer con sus guitarras de palo y sus voces acabadas de salir del ron; son poetas y locochones; rocanroleros y trovadores. Simples y elaborados; gustan de la fantasía, le mientan la madre a lo cotidiano; tocan como carpinteros venusinos y cantan como becerros en un examen final del conservatorio…

Rockdrigo González

    Rockdrigo González nació en 1950 en Tamaulipas, en el noreste del país. Se mudó a la ciudad de México a mediados de los años 70 con la intención de trabajar como cantante. Al principio, empezó a cantar en bares y cafés acompañándose sólo con su guitarra y su armónica. Con el tiempo, comenzó a crear sus canciones a partir de sus experiencias vividas en las calles. Rockdrigo mezclaba en sus letras lo trágico y lo cómico del estilo de vida urbano, como una manera de protestar jocosamente contra los problemas sociales que vivían los habitantes de la ciudad de México. Incorporó la jerga local de la gran urbe mexicana en sus canciones encontrando muchos seguidores entre los estudiantes universitarios. Al utilizar un lenguaje claramente callejero, lo llevó a ser comparado con el popular cantautor y cronista urbano Chava Flores. De hecho, el lenguaje y los temas sociales utilizados en las canciones de Rockdrigo resultaron una novedad en el rock mexicano ya que, hasta entonces, en México sólo se traducían las canciones del inglés para reeditarlas en español o eran de ritmos bailables con letras simples o baladas románticas. Aunque los mensajes musicales de Rockdrigo expresaban disgusto e inconformidad por la mala administración del país, no eran abiertamente políticos. Sin embargo, no sólo creó canciones de denuncia, también creó canciones sentimentales, como «En la Estación del Metro Balderas», una canción triste sobre un hombre que ha perdido a su novia entre una multitud de pasajeros del tren subterráneo. Para algunos, Rockdrigo fue el principal actor en la transición del rock de los sesenta que imitaba, al auge del rock mexicano en los años noventa que inventaba.

Muerte trágica

     Rockdrigo González falleció trágicamente a la edad de 35 años durante el terremoto que sacudió la Ciudad de México el 19 de septiembre de 1985. Su apartamento en la colonia Juárez fue devastado por el fuerte temblor muriendo junto a su pareja, Françoise Bardinet, quien se dedicaba a dar clases de francés en México. Wikipedia muestra una foto de los lentes y la guitarra de Rockdrigo que fueron rescatados entre los escombros del edificio que habitaba.

Herencia musical

    Rockdrigo escribió muchas canciones muy ingeniosas, pero al morir muy joven solo pudo editar un casete de forma independiente al que intituló: Hurbanistorias. Posteriormente a su muerte, su familia editó tres nuevos discos LP: El profeta del nopal (1986), Aventuras en el Distrito Federal (1986) y No estoy loco (1992), utilizando diversas canciones grabadas en presentaciones en vivo y de otras grabaciones inéditas. Entre las canciones más conocidas están “En la Estación del Metro Balderas”, “Las Aventuras en el DeFe”, “Balada del Asalariado”, “Perro en el Periférico”, “Asalto Chido”, “Vieja Ciudad de Hierro”, “Tiempo de Híbridos”, entre muchas otras. Sus canciones siguen siendo actuales a más de 35 años de su muerte.

Homenaje

    El 19 de septiembre de 2011 fue develado un monumento en honor a Rockdrigo González en los pasillos subterráneos de la estación del Metro Balderas, lugar elegido para honrar su memoria. A un lado de la estatua, por donde pasan miles de personas todos los días, se exhibe una placa donde está escrita la letra de una de sus más famosas canciones que lleva el nombre de la estación.

La del estribo

    Para terminar este pequeño artículo, les propongo la letra de mi canción preferida: “Tiempos de Híbridos”, de su álbum “El Profeta del Nopal”. Esta canción es una de las contribuciones más ingeniosas de Rockdrigo. En ella retrata una realidad llena de contrastes mezclando la tradición con la modernidad. Lo hace utilizando un humor astuto y lleno de ironía. Las absurdas combinaciones propuestas utilizan elementos de la cotidianidad mexicana mezcladas con la modernidad neoliberal. Sus palabras muestran un país de ciencia ficción ridiculizado, dando la idea de una sociedad híbrida. Aunque la mayor parte de la canción tiene un tono burlón, al final termina en forma seria renegando “el agandalle transnacional” (agandallar = abusar, aprovecharse de los demás) que incluye las imposiciones de Estados Unidos, tanto de hábitos de consumo como del control de nuestra economía. No es ninguna casualidad que los primeros acordes de la canción rememoren a una típica melodía tradicional mexicana y conforme avanza se va transformando en rock…

Letra de “Tiempos de Híbridos”

Era un gran rancho electrónico
Con nopales automáticos
Con sus charros cibernéticos
Y sarapes de neón

Era un gran pueblo magnético
Con Marías ciclotrónicas
Tragafuegos supersónicos
Y su campesino sideral

Era un gran tiempo de híbridos
Era una medusa anacrónica
Una rana con sinfónica
En la campechana mental

Era un gran sabio rupéstrico
De un universo doméstico
Pitecantropus atómico
Era líder universal

había frijoles poéticos y también
También garbanzos matemáticos
En los pueblos esqueléticos
Con sus guías de pedernal

Era un gran tiempo de híbridos
De salvajes y científicos
Panzones que estaban tísicos
En la campechana mental
En la vil penetración cultural
En el agandalle transnacional
En lo oportunismo norteño-imperial
En la desfachatez empresarial
En el despiporre intelectual
En la vulgar falta de identidad

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