Argentina: Semana de Mayo gris y plomiza

  
Gloria Cohen
Corresponsal del Pollo Urbano en Argentina 

       La Semana de Mayo refiere a los acontecimientos ocurridos en Buenos Aires en 1810 que comenzaron el 18 de mayo, cuando se difundió la noticia de la disolución de la Junta de Sevilla – uno de los últimos bastiones de poder de la corona española- debido a la invasión napoleónica a la “madre patria”, y culminaron el 25 de mayo con la constitución de la Primera Junta de gobierno patrio.

 

     La Semana de Mayo tuvo como principal escenario al Cabildo de Buenos Aires, el principal centro de poder político de aquella época.

    Por entonces, Buenos Aires era la capital del Virreinato del Río de la Plata. Creado en 1776, este virreinato abarcaba una superficie más extensa que la actual República Argentina, incluyendo a los actuales territorios de Bolivia, Uruguay y Paraguay; su último virrey fue don Baltasar Hidalgo de Cisneros quien fue destituido a raíz de los sucesos de la Semana de Mayo.

    En los debates y deliberaciones de aquella memorable semana, se planteó la legitimidad de las decisiones que podría tomar el Cabildo de Buenos Aires:

– El fiscal Manuel Genaro Villota, representante de los españoles más conservadores, señaló que la ciudad de Buenos Aires no tenía derecho a tomar decisiones unilaterales sobre la legitimidad del virrey sin hacer participar del debate a las demás ciudades del Virreinato; argumentaba que ello rompería con la unidad del país y establecería tantas soberanías como pueblos.

– El patriota Juan José Paso adujo entonces la teoría de la “hermana mayor”, por la cual Buenos Aires tomaba la iniciativa de realizar los cambios que juzgaba necesarios y convenientes, bajo la expresa condición de que las demás ciudades serían invitadas a pronunciarse a la mayor brevedad posible.

     Por más que la Independencia se declaró 6 años después – el 9 de julio – en la ciudad de Tucumán, siempre quedó latente el conflicto del predominio de Buenos Aires sobre el interior: la hegemonía de la ciudad/puerto/capital y núcleo urbano más poblado, sobre el resto del país.

    Según Juan Bautista Alberdi, prestigioso jurista, abogado y estadista argentino, con la Revolución de Mayo cesó el poder español y se instaló el de Buenos Aires sobre las provincias argentinas. El dicho popular cita: “Dios es argentino, pero atiende en Buenos Aires”

    A pesar de todo, esta decisión de la “hermana mayor” Buenos Aires no fragmentó la unidad del país. Si bien es cierto que algunos territorios del primitivo Virreinato del Río de la Plata se separaron y constituyeron otros países como Uruguay, Bolivia y Paraguay y que otras áreas forman parte de Brasil, Chile y Perú, la mayor parte de lo que fue este virreinato es ahora la República Argentina.

     Y, recorriendo el país, a veces asombra que tanto en el extremo norte como en el extremo sur se mantiene esa unidad que nos asemeja: en las comidas, en las preocupaciones y en los sueños, en la fisonomía de la gente, en las fiestas populares, entre otras cosas.

    Volviendo al escenario de la Semana de Mayo: además del Cabildo, siempre se cita a la lluvia. Se cuenta que la semana fue gris y lluviosa pero que, finalmente salió el sol el día 25. Otro dicho popular dice: “el Sol del 25 viene asomando”.

    202 años después la lluvia y el cielo gris aparecieron en Buenos Aires el 18 de mayo; a pesar que quiso aclarar un poco el 24, el sol del 25 no apareció y los días grises y la lluvia se mantuvieron sobre el cielo porteño durante 12 días consecutivos.

    Un color del cielo gris que resulta color plomo durante esta época del año ya que, por ser otoño, oscurece más temprano. En algunos atardeceres, el cielo puede adquirir una coloración tornasolada o bronce, al dejar traslucir las nubes algunos rayos del sol poniente.

    Un gris que a la mayoría de la gente le resulta deprimente. Pero otros, pudimos disfrutar de una Buenos Aires misteriosa cuyo oscuro cielo envolvía las antiguas cúpulas o, en zonas residenciales, observar árboles y enredaderas adquirir tonalidades amarillas y rojizas mientras van perdiendo sus hojas. Con imaginación, se puede pensar que el gris permite entrar en una dimensión mágica e irreal de la vida diaria, una dimensión poética a la que se accede en esta época del año.

     Reflexiones sobre el color del cielo y sobre el nacimiento de la patria, cuyos 202 años acabamos de conmemorar este 25 de mayo.

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