Estados Unidos: «The Cloisters: un viaje en el tiempo sin salir de Manhattan»


Por Marta Remartinez

 

     Casi todo el mundo que visita Nueva York se da un paseo por el Metropolitan Museum of Art, conocido entre los neoyorkinos como el MET. Es casi como ir a París y no acercarse el Louvre.

 
Por Marta Remartínez (Corresponsal del Pollo en Nueva York)
http://www.flickr.com/photos/momentosguardados/

    Y si algo comparten ambos museos es que ningún turista puede verlo todo en un día. Ni en dos. Y en el caso del MET necesitarás mucho más tiempo. Lo gracioso es que después de pasar un mes recorriendo sus salas, tiendas y disfrutando de las vistas a Central Park que ofrece su terraza creerás haberlo visto todo, pero estarás equivocado.



   El Metropolitan Museum cuenta con una rama dedicada al arte medieval situada en el maravilloso Fort Tryon Park, un parque al norte de Manhattan que parece resistir en el tiempo y que cuenta con grandes joyas del Medievo. Una zona que a menudo es la gran olvidada (y desconocida) de los turistas. Te sentirás peregrino por un momento si olvidas el transporte público y te lanzas a descubrir este espacio verde que deja pequeño a Central Park. Aquí la naturaleza sigue su curso, o al menos lo parece, transportándonos en el tiempo. Dejamos atrás el colorido y ruidoso Harlem y nos adentramos en un verde espedo que nada tiene que envidiar al norte de nuestra España. Tanto si te gusta el arte como si no, no debes perderte este paseo hacia los Cloisters.



    The Cloisters aparecen al final del camino, cuando la magia del ambiente se desvanece un poco al mezclarse con varios coches y excursiones organizadas. Pero aún así no es sitio abarrotado de turistas, muy pocos se atreven a adentrarse en Harlem perseguidos por los recuerdos de las películas de los 80 donde nadie salía vivo de este barrio, uno de mis favoritos de Manhattan.

   Y allí arriba te das cuenta de porque el nombre original de esta isla fue Mannahatta, que significa tierra de las siete colinas. Incluso llegas a pensar que sin duda es un buen emplazamiento para situar una abadía benedictina, claro que en seguida vuelves a la realidad y te das cuenta del gran saqueo que han debido llevar a cabo para tener todo lo que tienen allí arriba.

   The Cloisters pertenecen a la rama del Metropolitan dedicada al arte y arquitectura medieval europeo y podemos encontrar cerca de cinco mil piezas artísticas que van desde tapices a retablos, tallas en madera o hermosos capiteles de mármol. El edificio cuenta con puertas traídas de Francia, vidrieras españolas y demás elementos arquitectónicos totalmente descontextualizados pero que dentro del ambiente ecléctico que tienen algunas salas, consiguen crear una buena sintonía artística mezclando obras que van desde del siglo XI al XV.

    Abundan las piezas procedentes de Burgos, Valencia y Aragón. Nuestra tierra queda plasmada en varios retablos, entre los que destaca el dedicado a San Juan obra del aragonés Domingo Ram, perteneciente a la escuela de Calatayud. También hay representación maña en una pintura al fresco que relata el milagro de las joyas, en una jarra utilizada con fines médicos y en varios objetos decorativos.

    Con cinco claustros góticos cuenta el edificio central, en alguno de ellos puedes sentarte a tomar algo o comer, ya que no hay que olvidar que pese a lo idílico del paisaje nos encontramos en pleno Nueva York y comer siempre está permitido. Que se te cae media hamburguesa en un mosaico o salpicas con mostaza una vidriera, no problem baby!

   Visita obligada es asomarse al ala oeste y disfrutar de las increíbles vistas a New Jersey que aparece sobre el monumental rio Hudson. Parece que te has ido muy, muy lejos… no tienes la sensación que sólo a veinte minutos puedes pararte a saborear un estupendo pollo con frijoles y arroz en un Harlem que también te hace viajar en el tiempo.

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