La vacuna de Pfizer-Biontech genera una respuesta inmune fuerte y duradera


Por Jesús Sainz

       Un trabajo de investigación muy reciente ha mostrado que la vacuna de Pfizer produce una fuerte respuesta inmune de larga duración gracias a la activación de los centros germinales.

Jesús Saínz Maza
Científico y Coordinador de la Sección

https://www.researchsquare.com/article/rs-310773/v1

    Científicos de la Universidad de Washington en St. Louis (EE. UU.), analizando la sangre de 32 individuos que habían recibido dos dosis de la vacuna de mRNA de Pfizer, han demostrado que la vacuna estimula la creación de centros germinales produciendo una respuesta fuerte y duradera de las células B del sistema inmunitario.

     Los centros germinales son compartimentos anatómicos transitorios donde los linfocitos B proliferan, se diferencian, y se adaptan a la respuesta necesaria para combatir una infección. Estos centros actúan como fábricas biológicas donde se generan anticuerpos de alta afinidad que eficazmente reconozcan agentes contagiosos. Los linfocitos B son células especializadas esenciales en el principal mecanismo de defensa contra patógenos; Su función es el reconocimiento de moléculas extrañas al organismo y la producción de anticuerpos específicos para neutralizarlas.

    Dado que realizan un trabajo de defensa altamente específico, las células productoras de anticuerpos necesitan entrenamiento para realizar su trabajo de manera competente. Esa educación la reciben en los centros germinales, estructuras en los ganglios linfáticos que se forman tras la infección o la vacunación y luego desaparecen después de algunas semanas.

    Aunque nuestro cuerpo tiene sistemas rápidos para generar anticuerpos cuando se encuentra por primera vez con un nuevo virus, los centros germinales funcionan como campamentos de entrenamiento para las células que producen los anticuerpos más específicos y duraderos.

    En los centros germinales, las células B se multiplican y diversifican rápidamente generando clones que llevan anticuerpos con muchas formas diferentes para cubrir mejor la variabilidad de los agentes infecciosos. Estos clones son examinados por células T especializadas que analizan su capacidad para reconocer proteínas virales. Los clones con baja capacidad de reconocer agentes infecciosos se intentan refinar o se eliminan. El resultado de esta selección natural es una serie de clones de alta eficiencia que se adhieren muy estrechamente a la proteína viral y se inmortalizan como células B con memoria de larga duración que proporcionan protección con sus anticuerpos durante años o incluso décadas. El aprendizaje de las células en los centros germinales es fundamental para desarrollar una inmunidad duradera, ya sea por infección natural o por vacunas.

   El trabajo de investigación publicado el 10 de marzo pasado muestra que las personas que recibieron la vacuna de Pfizer produjeron respuestas potentes generando centros germinales. Esta es la primera vez que se demuestra que una vacuna de mRNA estimula la generación de dichas estructuras en personas.

     El inmunólogo Ali Ellebedy y sus colegas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington comenzaron a estudiar hace unos años la generación de centros germinales mediante la vacunación. Guiados por ultrasonido, utilizaron agujas finas para extraer células de los ganglios linfáticos de personas que habían recibido una vacuna contra la gripe. Encontraron, en algunos participantes, centros germinales donde se acumulaban células B, a veces hasta nueve semanas después de la vacunación. Cuando aparecieron las nuevas vacunas contra la COVID-19, tenían el sistema a punto para investigar qué efecto provocaban.

   El equipo de científicos analizó a 32 adultos sanos que recibieron dos inyecciones de la vacuna de Pfizer, con tres semanas de diferencia, en el músculo deltoides localizado en la parte superior del brazo y que se halla cerca de los ganglios linfáticos. Las muestras de sangre de los participantes revelaron una fuerte respuesta mediante la generación de centros germinales. Para el estudio, extrajeron células de los ganglios linfáticos en las axilas de los participantes a lo largo de varías semanas y usaron citometría de flujo para cuantificar la concentración de células B.

    Los investigadores observaron células B en todos los participantes tres semanas después del primer pinchazo. La proporción de estas células aumentó después de la segunda inyección y se mantuvo en niveles altos en la mayoría de los participantes durante al menos siete semanas, una señal de que se están generando células B con memoria de larga duración. Cuanto más duran las reacciones del centro germinal, más células B de larga duración se obtienen. Esto es lo que se espera de una buena vacuna. Pero lo que sorprendió a los investigadores es que la respuesta era más fuerte de lo que habían observado anteriormente en la vacuna contra la gripe.

   Los resultados obtenidos coinciden con estudios hechos en ratones, publicados recientemente, que sugieren una respuesta del centro germinal más fuerte con una inyección de una vacuna de mRNA que con una vacuna de proteína.

    Un dato importante para tener en cuenta es que análisis hechos en autopsias de pacientes infectados y que fallecieron por COVID-19 mostraron que no desarrollaban centros germinales. Estos datos apuntan a que la incapacidad para generar centros germinales está relacionada con la gravedad en los enfermos de COVID-19.

https://www.cell.com/cell/fulltext/S0092-8674(20)31067-9

    Por tanto, sabemos que la memoria inmunitaria provocada por la infección del SARS-CoV-2 genera resultados muy variables y que dependen del individuo infectado. Sin embargo, los datos sobre la vacuna de Pfizer apuntan a que la inmunidad que genera es más consistente y duradera en todos los individuos.

    La pregunta ahora es ¿Vamos a necesitar vacunarnos periódicamente o la vacuna llegará a generar una respuesta inmune con una duración de años o incluso décadas?

    De momento parece que Pfizer planea tener negocio para rato. Ha anunciado que necesitaremos una tercera dosis de apoyo al cabo de un año de recibir la segunda.