Por Bob Grant
Los datos acerca de los beneficios de la marihuana medicinal son escasos, debido a los obstáculos para su investigación tanto políticos como por las dificultades creadas por la normativa.
La marihuana (Cannabis sp.) se ha utilizado como un medicamento desde hace más de 4.000 años. Pero a los ojos del gobierno federal de los EE.UU., el cannabis es una droga ilegal que no tiene lugar en la clínica. Los investigadores biomédicos que quieran estudiar el cannabis en un ambiente médico se sienten frustrados por los desafíos para obtener la autorización del gobierno y la financiación. Sin embargo, existen datos que apuntan a los beneficios médicos de fumar marihuana.
En 1970, el Congreso de EE.UU. votó a favor de clasificar el cannabis en la Lista I de la Ley de Sustancias Controladas. La marihuana se unió a la heroína, el LSD y el peyote en la Lista I, y según esta ley, como toda la Lista I de sustancias, tiene un alto potencial de abuso, carece de seguridad, y «no está aceptado su uso médico como tratamiento en los Estados Unidos. «
Desde entonces, 16 estados de EE.UU. más el Distrito de Columbia han legalizado el uso médico del cannabis para una variedad de indicaciones, desde el dolor crónico a la pérdida de apetito y peso, las nauseas y los vómitos relacionados con el VIH y el cáncer. Pero a pesar de la reciente ola de legalizaciones a nivel estatal, y de la promulgación de leyes similares en Canadá y otras partes del mundo, el gobierno federal de los EE.UU. todavía clasifica la marihuana como una droga de Clase I, una designación que hace que el estudio de los efectos médicos de la droga en los EE.UU. extremadamente difícil (requiere la aprobación de la “Drug Enforcement Administration” además de la del “Department of Health and Human Services” (HHS)). Por lo tanto, ha sido mucho más frecuente (y más fácil) obtener financiación y autorización para estudiar los impactos negativos de la marihuana como una sustancia de abuso que para investigar sus efectos positivos como agente terapéutico.
Sin embargo, algunos investigadores han desafiado los obstáculos burocráticos para llevar a cabo un puñado de ensayos clínicos placebo-control de tipo aleatorio, que apuntan a los beneficios de fumar cannabis, aunque se sabe que fumar la planta también tiene sus propios riesgos y aspectos negativos. Hay un conjunto más extenso de literatura sobre componentes moleculares, extractos, o formas sintéticas de la marihuana, simplemente porque el estudio de estas sustancias (no incluidas en la Lista I) tiene menos obstáculos regulatorios que el estudio de toda la planta.
La mayor evidencia empírica de los beneficios de la marihuana fumada se da en los pacientes que experimentan dolor crónico. Con financiación del “Center for Medicinal Cannabis Research” (CMCR) de la Universidad de California, investigadores han publicado estudios en 2007, 2008 y 2009 que sugieren que el cannabis fumado posee propiedades analgésicas. Un estudio publicado en 2007, por ejemplo, observó que los pacientes con VIH que sufren dolor neurológico, o neuropatía -un nombre general para el dolor por quemadura, hipersensibilidad en el tacto, y otros síntomas molestos- experimentaron una disminución del dolor cuando fumaban un cigarrillo de cannabis tres veces al día durante 5 días.
El psiquiatra Igor Grant, director del centro y de VIH / SIDA, investigador de la Universidad de California en San Diego, dice que, en particular, los pacientes que sufren de neuropatía parecen encontrar alivio en el cannabis. «No tenemos buenos agentes para tratarla. Hay agentes [como antiepilépticos y antidepresivos] que son moderadamente efectivos en muchas personas «, dice Grant. «La conclusión es que [cannabis] parece que funciona, y los efectos son comparables en potencia a los agentes tradicionales.»
Otros estudios de la CMCR han explorado nuevas condiciones médicas que la planta podría tratar. Por ejemplo, investigadores de UC San Diego informaron en 2008 que la marihuana fumada tiene el potencial para reducir la espasticidad muscular en la esclerosis múltiple (EM). Esta afirmación se vio reforzada por un estudio placebo-control aleatorio, doble ciego, que fue publicado el año pasado sobre un extracto líquido de la marihuana llamado Sativex, que ha sido aprobado para su uso en algunos países europeos, Canadá y Nueva Zelanda. Los resultados de ese estudio, realizado por investigadores europeos, indicó que un tratamiento de 4 semanas de Sativex, un aerosol oral que contiene el cannabidiol cannabinoides (CBD) y delta-9 tetrahidrocannabinol (THC), es seguro y eficaz en la reducción de la espasticidad en muchos pacientes con EM.
Investigadores estadounidenses están terminando los ensayos de fase III de Sativex para el tratamiento del dolor asociado con el cáncer, y Otsuka Pharmaceutical, el socio de EEUU de la empresa farmacéutica del Reino Unido GW Pharmaceuticals para la licencia, espera obtener la aprobación de la FDA pronto.
Aparte de la facilidad logística para el estudio de elementos, extractos o sintéticos, debido al hecho de que no chocan con la Ley de Sustancias Controladas, estos compuestos estimulan el sistema endocanabinoide, la constelación de compuestos corporales llamados receptores que interactúan con los componentes activos del cannabis, de una manera más analizable que lo hace el cannabis fumado. «El control de ese sistema con la medicación es potencialmente una nueva vía para la terapia», dice Mark Ware, neurólogo de la Universidad McGill y médico del dolor.
Por ejemplo, Marinol es un fármaco de THC sintético que se utiliza en pacientes que reciben quimioterapia y experimentan nausea y vómitos, o pacientes con SIDA que pierden peso rápidamente. Es la único canabinoide sintético aprobado por la FDA, y ofrece una alternativa a las terapias convencionales para estos pacientes, aunque los resultados han sido no muy brillantes al comparar sus efectos con los de cannabis fumado, siendo la hierba quien obtiene mejores resultados que el compuesto sintético.
Esto pone de relieve el problema que supone utilizar la vía de síntesis según algunos investigadores de cannabis. «No debemos olvidar que el producto herbal contiene múltiples componentes que pueden sumarse a los efectos», dijo Ware. Otros problemas son que los canabinoides aislados tienen tendencia a degradarse en el hígado y la dificultad para determinar la dosis óptima.
A medida que la tormenta política y social sobre el cannabis medicinal arrecia, la mayoría de los investigadores que han estudiado las propiedades terapéuticas de la droga lamentan la imposibilidad de estudiarla libremente en un contexto médico. «Las leyes [para el cannabis] son de unas épocas en las que lo que sabíamos acerca de la marihuana era vudú», dice el psiquiatra de la Clínica Mayo de Michael Bostwick. «[La droga] no se puede aplicar a la terapia humana, porque las leyes no permiten que se haga. Toda la actitud hacia la marihuana medicinal es irracional. «
Por su parte, los NIH (National Institutes of Health) sostiene que el estudio de la marihuana es correcto. «Los proyectos de investigación que tratan de determinar el potencial terapéutico de la marihuana fumada se consideran bajo los mismos criterios que cualquier otro proyecto presentado para financiación por los NIH», escribió la agencia en un correo electrónico enviado a The Scientist. «La solicitudes de financiamiento por los NIH son evaluadas por grupos de revisión integrados por científicos de fuera de los NIH. El grupo de revisión evalúa el mérito científico y técnico de la investigación propuesta. «Dicho esto, la base de datos “NIH’s Research Portfolio online Reporting Tools” (RePORT) incluye muchos más proyectos centrados en los posibles daños que causan los componentes moleculares del cannabis que en el estudio del beneficio médico potencial de fumar cannabis. Sin embargo, los funcionarios del HHS afirman que el gobierno de los EE.UU. es propicio a los estudios sobre la marihuana medicinal. «Estamos abiertos a la presentación de solicitudes y tratando de hacer [de la evaluación de la marihuana medicinal] un proceso transparente y eficiente», dice Sarah Wattenberg, asesor principal de la política de abuso de sustancias en el HHS. «Para sacar esto adelante, tenemos que eliminar la política y el estigma que la afectan, tratarla como una clase terapéutica, y proporcionar a la gente algo que sea científico», dice Ware.
Particularmente irritante para Ware es que mucha gente de todo el mundo está usando la marihuana sea para su recreo o para el tratamiento de alguna enfermedad, de forma legal o más frecuentemente ilegal, mientras que la ciencia se ve obligada a quedarse de brazos cruzados y perder la oportunidad de obtener información. «Hay muchas personas que ya están tomando la droga de una forma u otra en algún tipo de marco legal, pero no están involucradas en un proceso de investigación», dice. «Hay una especie de experimento natural enorme sucediendo ahora mismo, y no estamos aprendiendo de él.»
Publicado en: The Scientist, Julio 2012
Traducción: Redacción
http://the-scientist.com/2012/07/01/alternative-medicines/#mariju
RECUPERANDO MATERIALES
Por Jesús Sáinz Maza
Primera bacteria con genoma sintético. (Publicado en Mayo 2010)
Después de 15 años de investigación, Craig Venter y un grupo de científicos del J. Graig Venter Institute (JCVI) en los EEUU, han sintetizado el genoma de la bacteria Mycoplaspa mycoides y lo ha utilizado para reemplazar el de una bacteria muy similar, Mycoplasma capricolum. Para que el genoma sintetizado fuera distinguible del genoma modelo, le añadieron cuatro secuencias que incluían codificados los nombres de algunos de los científicos, frases célebres, un correo electrónico y el propio código. El correo es para que envíen sus resultados aquellos que lo descifren. El proyecto ha costado 40 millones de dólares y el trabajo de docenas de investigadores.
Previamente los científicos del JCVI habían “transplantado” el genoma de una especie microbiana en otra especie (2007), creado un genoma sintético de bacteria (2008) y modificado y transplantado el genoma de una bacteria en otra (2009). Ahora, han mostrado que el genoma sintético de una especie bacteriana puede funcionar en el de una especie muy cercana.
Pese al gran impacto mediático del resultado, hoy aparecen en la prensa nacional frases como “Venter ha vuelto a jugar a ser Dios”, no es todavía posible ni generar genomas de diseño, ni con utilidad práctica como la producción de combustibles o fármacos. Tampoco se ha creado una bacteria sintética, dado que el genoma se colocó en una bacteria existente. Crear no ya organismos, sino bacterias completamente sintéticas es hoy un sueño. Tarea muy difícil cuando no entendemos completamente el sistema genético y biológico de ningún sistema celular ya existente.
La tecnología utilizada es muy compleja y poco robusta. Además, para utilizarla en gran escala habrá que resolver dos grandes dificultades: el diseño y la síntesis de nuevos genomas, y el desarrollo de sistemas celulares capaces de hospedarlos. Pero esto no desanima a los científicos del JCVI que trabajan para crear algas sintéticas que transformen el dióxido de carbono en combustible y en la producción de vacunas. Venter dice que tal vez para el año que viene.