Pollerías (mayo)


Por Martín Ballonga

    ¡Un éxito sin igual del Pollo Urbano!. Una sección con píldoras, runrunes y comentarios que nos llevaran por pequeñas pistas a caminos de interés asegurado para nuestros lectores . No te pierdas su lectura…


  Lo escribe Raúl Conde: “La crecida del Ebro ha hecho resucitar el mantra de un trasvase que algunos siguen viendo como la solución a las necesidades hídricas del sur. Puede que en la derogación del trasvase del Ebro influyera la presión de la Generalitat a Zapatero, pero su descarte tenía poderosas razones medioambientales: era un proyecto vetado por la UE, ruinoso económicamente –iba a costar más de 4.000 millones- y de una factura técnica faraónica, ya que exigía diez bombeos eléctricos (el del Tajo solo requiere uno). Un río tiene fases de crecimiento y estiaje, y el agua que el Ebro vierte al mar conforma el sustento natural necesario para su propio cauce. España necesita revisar su política hidrológica, pero dejen a los ríos en paz”. No podemos estar más de acuerdo.

  Como Pedro Santiveri no es un Moisés con poder para separar las aguas, no entendemos las críticas con tan mala baba ante su ausencia en la ciudad cuando llegó la punta de la riada del Ebro. En cuestión de autoridades, ya estuvieron en las zonas afectadas por la inundación el presidente aragonés, Javier Lambán, y la vicealcaldesa, María Luisa Broto. De haber estado Santiveri, como dice Antonio Nadal, no se hubiera puesto unas botas de agua y remangado la camisa para echar una mano en los garajes inundados ni en el desalojo de residencias de mayores y granjas de animales. Porque es alérgico al líquido elemento, no sabe nadar y, lo más importante, tenía pavor a que el agua le llegase al cuello… ¡Viva Chile! ¡Aúpa el Huesca! ¡Salvemos Teruel!

  Arturo Aliaga llegó a pedir que no se “mercadease” con la elección del Justicia de Aragón. Lo dice muy bien la periodista Margarita Barbáchano: “El PAR lleva toda su vida mercadeando en la política de esta tierra para seguir ocupando unos pocos sillones decisivos”. Y añade: “Que todo siga igual, que nosotros estamos bien. La derecha aragonesa se ha unido, una vez más, para cultivar la pereza política. Lo mejor que saben hacer”.

  Y es que el relevo de Fernando García Vicente se ha demorado tanto que lleva en el puesto… ¡veinte años! Su sucesor, Ángel Dolado, querrá renovar la institución del Justicia de Aragón y dar un nuevo aire más preocupado en las personas que acudan en su ayuda que en el número de quejas contabilizadas cada año. Que esta institución, por el amor de dios, no es una mera actividad contable. Con la pasta que nos cuesta y encima tenemos que aguantar a políticos incapaces.

  Otro que sigue en el cargo, “sin remisión”, es Miguel Ángel Tapia en el Auditorio de Zaragoza, aunque esté jubilado. Al parecer, los aspirantes al puesto no reunían las condiciones necesarias y el jurado lo declaró desierto. Alguno se acordó de Andrés Calamaro: “La música es el territorio donde nada nos hace daño”. ¿A quién quieren engañar? ¿A qué viene tanto paripé? ¿Por qué han humillado a los candidatos? ¿Qué tipo de farsa es esta? ¿Padece Tapia algún tipo de sordera? ¡Que llamen a la Orquesta Popular de la Magdalena! Y que pongan a José Luis Cortés, ‘Panoja’, de director artístico…

  La revista cultural turolense ‘Turia’ ofrece en su nuevo número una contribución al epistolario de Luis Buñuel con algunas cartas a Jean-Claude Carrière sobre ‘Belle de jour’ –esa “puta de día”- y, en otras muchas colaboraciones (de Juan Marqués, de Antón Castro, de Irene Vallejo de Javier Goñi, de Julio Llamazares, de Carlos Castán…), también ofrece una inteligente reseña escrita por Miguel Pardeza en torno al libro ‘Alcohol y literatura’ de nuestro redactor Javier Barreiro.

  Sin ser una gran película, merece la pena ver ‘Miss Dalí’, del catalán Ventura Pons, la intensa relación que mantuvo Salvador Dalí con su hermana hasta que, a raíz del lienzo ‘El enigma del deseo’ (1929), el pintor escribiera en francés que “a veces, escupo por gusto sobre el retrato de mi madre” (ya fallecida), provocando que su progenitor lo echara de casa –y lo desheredara- y mandara a la hija a Cambridge. Los dos hermanos, hasta ese momento, tenían una estrecha relación, con amigos comunes como Federico García Lorca y Luis Buñuel, este acertadamente interpretado por Sergi Vallès. Y, claro, también aparece la “avariciosa y ninfómana” Gala, que dinamitó la relación del pintor con el cineasta turolense, quien la odiaba.

  Y es que la llegada de su esposa y musa de origen ruso, Elena Ivanovna Diakonova, más conocida por el sobrenombre de Gala, marcó un punto de inflexión en las ya de por sí difíciles relaciones entre ambos hermanos. Pero siempre quedó el arte incomparable del excelso creador Dalí, más allá de sus inquietantes relojes derretidos, pues del mismo modo supo emplear las palabras con inusitado encanto: “Ofrecer la buena miel a la buena boca, en el buen momento y en el buen lugar”.

  También nos ha gustado mucho el documental del griego Nikos Theodosiou ‘Visita prohibida’, una visión actual de Las Hurdes, ese territorio de Extremadura cuyos habitantes estaban tan poco desarrollados y aislados en aquella época, como ya reflejara Luis Buñuel en ‘Las Hurdes, tierra sin pan’ (1933). Una buena ocasión para que aprenda otro calandino, Javier Espada, a hacer buen cine.

  Cuando Cristina Cifuentes, presidenta de la comunidad autónoma madrileña –la que ilustra la peripecia triste del político que adopta el verso suelto y acaba por no rimar en estrofa alguna-, habló en la asamblea de la cámara vallecana para defenderse, en plan fiera, de las acusaciones de manipulación por el fraudulento máster universitario, los parlamentarios del PP le pegaron varias ovaciones que ni a Curro Romero en la Maestranza el Domingo de Ramos. Desde su casa y puesto en pie, Jorge Azcón, otro máster del universo, no puedo evitar la imitación y aplaudió tan fervorosamente que acabó de baja laboral, con un esguince de ligamentos y fractura de muñeca. Pronóstico grave: una en la fiscalía y el otro en el hospital. La España de pandereta.

  Si el final de Cristina Cifuentes estaba cantado, lo que no esperábamos es ver al PP de Madrid superando los límites que separan la disciplina y el control de daños para incurrir en la chifladura destructiva. Y siempre resulta desalentador ver cómo un partido, al verse amenazado, reacciona mostrando sin recato su peor y más peligrosa versión: la de un grupo de interés privado que no tiene otro objetivo que su propia perpetuación en el poder o en sus inmediaciones. Que en esa reacción ni siquiera llegue a importarles pisotear aún más algo tan sagrado, en términos civiles, como el prestigio de la universidad pública, hace pensar en la importancia que le darán en realidad a todo lo demás –el progreso, la igualdad, la educación, el bien común- que se incluye siempre, por sistema, en el ideario. Morir matando.

  Y aunque la universidad española (así, a bulto) no esté sobrada de manteca por méritos propios, la bandolería de algunos representantes públicos con esa mujer descuadernada, mechada y acabada como trinchera es un patético derrumbamiento. Muchos políticos, desde entonces, están rezando para que nadie se detenga a inspeccionar los méritos con los que adornaron sus currículos. La falta de coraje de Mariano Rajoy para cortar por lo sano ha derivado en que el tronco del árbol sucumba al peso muerto de las ramas. La política española ha quedado degradada a un remiendo de mentiras mal cosidas con navaja camboria.

  Javier Lambán se quejó ante Rajoy, en el palacio de la Moncloa, de sus continuos incumplimientos. Y le regaló una edición barata de ‘El político’, de Baltasar Gracián, escrito en 1640, coincidiendo con una rebelión en Cataluña y Portugal, y en el que el autor elogia a Fernando de Aragón porque “creía que las cosas había que resolverlas por la vía política y del diálogo”. El presidente aragonés se equivocó, pues le debió haber regalado, además del ‘Marca’ del día, una baraja de guiñote. Ya saben aquello de que el guiñote lo inventaron los mudos pero lo juegan los charlatanes.

  La exgerente de Zaragoza Cultural, Elena Laseca, entró en un bar de copas. Ahí estaban Fernando Rivaflex y Saúl Stalín, solos, departiendo con el camarero, sin otros clientes. Y no la vieron.

  No se pierdan el último libro del zaragozano Ignacio Martínez de Pisón, ‘Filek, el estafador que engañó a Franco’, la prodigiosa historia de un químico austriaco y su combustible sintético a base de agua, plantas y minerales como sustituto de la gasolina, que ofreció, en exclusiva, a la España de mantilla y procesión, de coñac y Farias, de abanico y peineta.

  Tampoco se pierdan el extraordinario poemario del soriano Fermín Herrero ‘Fuera de encuadre’, que presentó en la zaragozana librería Antígona que regentan nuestros amigos Julia y Pepe. El poeta habla de cuando perdió su juventud, y lo hace a la manera del cine de Kulechov, ese pionero soviético que demostró la fuerza de la asociación de ideas y la creación de estados de ánimo mediante el montaje. Y no faltan las referencias al maestro de Calanda. Vean: “Vivía aún con ella del mismo / amor que enteramente acordara / una conversación a muerte, después de habernos / entregado una tarde de octubre. Buñuel / la entristecía. Y era como miel / de espliego, acaso yedra, escarpada / y firme. Yo vivía al aire fácil / de su risa, tardío por la sed / que al borde de la pena me salvaba / noche tras noche como un golpe / de luz, tan repentino que aun ahora, / con un rescoldo de dulzor / en agraz, me oscurece de pronto / y me desguaza”. Para quitarse el cráneo.

  Explosivas declaraciones del batallador José Luis Corral, reciente premio de las letras aragonesas: “Las gallinas de la baja edad media ponían unos huevos como los del caballo de Espartero, pero yo siempre he preferido los de las gallinas de Cervantes, aunque solo sea por reconocer la labor fílmica de mi añorado Alfredo Castellón”. ¡Jo, con el medievalista!

  Los tres reyes magos –Juan Domínguez Lasierra, Fernando Morlanes y Eugenio Mateo- se quedaron con el regalo en las manos y sin sinagoga. Del libro ‘Diccionario Orensanz’, que recoge la vida y obra del escultor aragonés, se va a imprimir otra edición con una nueva entradilla: ‘Espantada’. La culpa fue de los judíos. ¡Abajo las caenas!

  El mal fario de Juan Domínguez Lasierra no tiene límites. Aparte de que lo confunden constantemente con el pintor José Luis Gamboa –su gran parecido físico es escandaloso-, con el cine está gafado. Lo llamaron Miguel Ángel Lamata para ‘Nuestros amantes’, Susana Sotelo para ‘Querida Gina’, David Mauas para ‘Goya, el secreto de las sombras’ y Gaizka Churresku para ‘Bendita calamidad’, pero sus directores, por lo que fuera, cortaron sus escenas en el montaje final. A su representante de cameos, Luis Alegre, lo ha despedido fulminantemente. Nosotros le aconsejamos que contacte con nuestro coordinador de la sección Turismo, Antonio Morata, un hacha como agente del séptimo arte. Así, las aspiraciones de Lasierra no quedarán en saco roto. Y hasta le puede aconsejar culinariamente. ¡Lean sus recetas polleras!

  Ahora bien, como dos gotas de agua son las gemelas zaragozanas Mapi y Majo Sánchez Alayeto, pareja número uno de pádel del mundo. Y siempre las confunden. “Si algún día no te saludo”, le dijo una de ellas a Ima Sanchis, “no me juzgues mal, es que no soy yo”. Vamos, lo mismo que Orensanz y Lasierra.

  Román Escolano se ha convertido en el primer ministro nacido en Zaragoza en toda la historia de la democracia (y en el quinto aragonés). Ha sustituido en la cartera de economía a Guindos y entre sus retos figura privatizar Bankia, nombrar al gobernador del banco de España y reducir el déficit. Su pasión es el Real Zaragoza. Al igual que su equipo de fútbol, el reto de Escolano es pasar de la segunda línea a la primera y mostrar su verdadero carácter y posibilidades. ¡Aúpa el Huesca!

  El hijo mayor del presidente de los Estados Unidos, de visita por las montañas turolenses del Matarraña, para cazar ejemplares de cabra montesa, o así, ha descubierto, desconcertado, que el trueno presagia lluvia: “En mi equipo militar de supervivencia siempre llevo armamento de todo tipo, pero no chubasquero ni paraguas. Al final, compré un chubasquero en Mora de Rubielos y un paraguas en Beceite. Y con ellos me iré al Alto Aragón, que allí me han dicho que puedo cazar bucardos y alguna vaca marina de los Pirineos”. Donald Trump, por su parte, ha manifestado: “Las maniobras de caza de mi hijo, escoltado por 22 de mis agentes secretos, me han servido de estudio para atacar al régimen del presidente Asad”. De tal astilla… tal palo. Y conviene recordar lo dicho por Armando Ianucci: “El riesgo es convertir a Donald Trump en un personaje de comedia. No lo es. Es peligroso”. Pero lo dice mejor Antonio Santos: “Yo a un tipo que, acomplejado por su alopecia, se peina de semejante manera, aunque sea únicamente por razones estéticas, no le dejaría ser ni presidente de mi comunidad”.

  Por cierto, Donald Trump Jr. era amigo del recién fallecido Ronald Lee Ermey, militar e instructor de marines a quien Stanley Kubrick contrató como asesor en la película ‘La chaqueta metálica’, y que, al final, le dio un papel cuando escuchó sus obscenidades e improperios: “¡Ni siquiera sois jodidos seres humanos, sois solo trozos de mierda anfibia! (…) Os voy a reventar, hijos de puta. Vais a hacer instrucción hasta que se os quede el culo como mantequilla (…) Solo eres un pichafloja. Me quedo con tu cara y tu nombre (…) En Tejas solo hay vacas y maricones, y tú te pareces mucho a una vaca (…) ¿Quién te ha dicho eso? ¿Dónde está ese comunista de mierda, la maricona soplapollas que acaba de firmar su sentencia de muerte? (…) Únicamente hablaréis cuando se os hable y la primera y última palabra que saldrá de vuestros sucios picos será señor (…) ¿A tus padres le queda algún hijo vivo? Seguro que están arrepentidos”…

  Si Kubrick trazó un discurso eminentemente antibelicista, no parece probable que Ermey, orgulloso exsoldado y miembro de la polvorosa asociación nacional del rifle, tuviera los mismos principios. Paroxismo y miedo. El olor de la muerte. La canción de la guerra. Para los necesitados de adrenalina bélica. Lo ha dicho José Sacristán: “¡Dónde coño vamos con un ministro de Cultura cantando ‘Soy el novio de la muerte’!”.

  Unos recuerdos póstumos a Pedro Sorela, escritor colombiano residente en Madrid, exigente profesor universitario, brillante periodista y miembro del consejo editorial de la revista dirigida –en su versión española- por el zaragozano Daniel Gascón ‘Letras Libres’; José Luis Castro Polo, concejal socialista en la etapa de Sainz de Varanda, abogado, novelista (‘Susana nunca volverá’, ‘Entre todas las mujeres’) y articulista del decano de la prensa aragonesa; Joaquín Lomba, catedrático emérito de la universidad de Zaragoza, de la que fue profesor de árabe, especializado en la filosofía medieval, tanto judía como islámica; Mario Gaviria, sociólogo navarroaragonés que fuera precursor de los estudios sobre ecología, urbanismo y desarrollo turístico, coautor del libro ‘Zaragoza contra Aragón’; José Luis Calvo, campeón de España de piragüismo en 1963 y exconcejal del PP en Zaragoza; Manuel Arcón, escultor oscense del mármol, madera y bronce, que trabajó la imaginería religiosa; Teresa Auserón, hermana de Santiago y excomponente de los grupos IV Reich y Los Monos; Pedro Flores, pintor, galerista (abrió la sala Demodo Gráfico en la calle Manifestación con una muestra de Carmelo Rebullida) e integrante de varias bandas de rock; José Enrique Ayarra, sacerdote jaqués y organista de la catedral de Sevilla; Manuel López, científico en la estela de Cajal y exrector de la universidad de Zaragoza; María Teresa Aparicio, exvicerrectora de Economía de la universidad; Antonio Pais, centrocampista creador del Real Zaragoza, en la época triunfal de los Magníficos; Lorenzo Ara, de la saga de los Fortico, una de las dinastías más antiguas de la agrupación de danzantes oscenses; Elías Yanes, arzobispo emérito de Zaragoza y titular de esta archidiócesis durante casi tres décadas, y la cierva ‘Abuela’, la ‘matriarca’ de la manada que vive en el foso de la Ciudadela de Jaca. Todos los redactores de ‘El pollo urbano’ se reunieron y rezaron dos padrenuestros y tres avemarías por sus almas. Amén.

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