Por Martín Ballonga
Un éxito sin igual del Pollo Urbano que rompe todas las previsiones lectoras. Se trata de una sección con píldoras, runrunes y comentarios que nos llevaran por pequeñas pistas a caminos de interés asegurado para nuestros lectores.
La última jerominada. Aburrido en Bruselas con tanto tiempo libre, Jerónimo Blasco se dedica a perseguir los coches de bomberos. No tiene otro entretenimiento. Por la mañana cita a su chófer a horas tempranas y circula por Bruselas sin rumbo fijo en busca de coches de bomberos con sirena. “¡Sígalo, sígalo, Sebastián!”, le ordena a su leal conductor. Si el siniestro es de poca monta, vuelve a su casa de mal humor y decepcionado. Ya se lo dice su amada, tanta sirena para nada.
Descubren un ‘corto’ de Miguel Labordeta en el comando de una fundación que lleva su apellido. Marianico ‘el largo’, tras someterse a la prueba de ADN, asegura que él no es.
El actor zaragozano Fernando Esteso fue el caballero de honor de las ‘alfonsadas’, una fiesta medieval que se celebra en Calatayud para recrear la conquista de la ciudad por el rey Alfonso I, el batallador, en el año 1120. Debido a su tamaño, el cómico prefirió ir en burro.
Un libro del granadino Juan José Montijano, publicado por ediciones Diábolo, vuelve a unir las carreras de Esteso y Pajares, con prólogo del libretista de revista Joaquín Gómez Segura. En la presentación, Pajares le preguntó al cómico zaragozano: “¿Cuál es el árbol que tiene más miedo de noche?”. La respuesta del aragonés no se hizo esperar: “La palmera, porque duerme con el coco”. Tanto monta, monta tanto… Andrés como Fernando.
Nos informan que la experta en pintura y otras malas artes Chus Tudelilla se está quedando en los huesos. Atrás quedaron las suculentas mordidas que su pareja le empentaba cuando era consejero cultural del organismo DGA (Despilfarro y Gasto Asacos). Ahora, añorando el sabor del lúbrico comisariado, se insinúa periódicamente, vestida de negro fatal, en salas y galerías de vanidades para calmar la sed de su garganta profunda.
Gonzalo Borrás, emérito de la buena panza y el mínimo esfuerzo, ha sido cazado ‘in fraganti’ defecando junto a la fachada mudéjar de La Seo, justificando su incivismo con el peregrino argumento de que, “como soy cegata, confundí la célebre catedral con un aseo”.
Irene Vallejo, en uno de sus artículos, habla de los lameplatos, o sea, los aduladores. No tiene desperdicio. “El adulador”, afirma, “es quien pretende ventajas recurriendo no a la línea propia sino a la vanidad ajena”. Son, claro, traficantes interesados y solo buscan beneficios, como “una humillación que se resuelve en timo”. Y termina: “La adulación es una forma de vida y el adulador, siendo servil, acaba por hacerse el dueño”. El que nos da coba, algo nos roba.
Decía George Orwell que “informar es contar aquello que alguien no quiere que se sepa”, y que lo demás “es publicidad”. La rebeldía es un derecho, pero también debería ser una obligación del periodista o del agente cultural. Pocos defienden en esta tierra nuestra una profesión que debería seguir levantando alfombras y formulando las preguntas más incómodas para controlar a los que ejercen el poder. Lo fácil es vivir del poder, con la excusa de la cultura o lo que sea, y mirar para otro lado. Porque hay que ser más distante y crítico, que la proximidad sentimental siempre traiciona. ¿Damos nombres?
¿Hará Fernando Rivarés, actual concejal de cultura del consistorio zaragozano, la misma política cultural de siempre, la de la rutina cómoda, como en las fiestas patronales, pensando que no existen otras posibilidades y otras maneras? La costumbre y la inercia matan toda posibilidad de desarrollo más allá de lo obvio. Veremos, que diría un ciego, pero nosotros apostamos por él. Hasta ahora ha sido uno de los nuestros. Sabemos, además, que en los corrillos de los subvencionados vitalicios se oye esta exclamación: “¡Que viene el lobo!”…
Al despedirse de la alcaldía, Juan Alberto Belloch (de nombre completo Juan José Alberto Belloch Mauricio Luis Blas de Villamediana y Urquijo de Carvajal) declaró: “Los zaragozanos tendrían que estar orgullosos de mi gestión en el ayuntamiento. Muchos se acordarán de mí, de mis desvelos, de mi gran labor en el crecimiento de la ciudad y sus recursos, y no le auguro nada bueno a mi sustituto. Le dejo, eso sí, el crucifijo, a ver si le ilumina”. Y se quedó tan pancho, el gachó. Los augures suelen anunciar el apocalipsis. Lo malo es cuando las estrellas solo caen en la cabeza de los profetas.
Nuestros amigos y colaboradores Isabel Palacín y Antonio Morata acompañaron al nuevo alcalde de Zaragoza en su investidura. Pedro Santisteve les recordó, después de pisar moqueta, que había llegado la hora de dejar que corra el aire fresco y levantar las alfombras. Ya predicó Joaquín Costa el regeneracionismo como antónimo de corrupción. Y es que una oleada de ética ha surgido entre los vecinos que antes votaban al bipartidismo y ahora gritan con Sancho: “¡Viva quien vence!”.
Hace unos años el diario ‘El País’, que actualmente dirige Antonio Caño y preside Juan Luis Cebrián, se autobautizó como el “periódico global”. Y sigue con la misma cantinela ahora que ha cambiado de diseño y se muestra cada vez más derechista con sus nuevas incorporaciones, pero no se entera de nada de lo que ocurre, por ejemplo, en la comunidad aragonesa. De global, nada de nada.
Por cierto, Juan Luis Cebríán fue jefe de informativos de la televisión franquista mientras otros corrían delante de los “grises” y juega ahora a la protección de la monarquía, al mismo tiempo que ha descubierto las cualidades de estadista de Rajoy. Cebrián ha estado con el franquismo, el socialismo, el capitalismo y todos los ismos que podamos contar. Si el rey necesita defensores tan coherentes como él, poco futuro le aguarda a la institución.
Mientras nuestros políticos riñen o roban, el país progresa, cultiva células, arregla cartílagos, salva vidas e inventa futuro. A Urgencias que fue Fernando Gimeno, el pobre, por un cólico nefrítico. “No se apure”, dijo el doctor, “que en siete u ocho horas le atiendo”. Donde no hay gato, los ratones se divierten.
Se lo dijo Alfredo Romero a Ricardo Centellas, en la mejor tradición del ‘do de pecho’ operístico: “No es lo mismo cazar a ser cazallo”. Y Centellas le respondió, mentando a Bismark: “Nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra y después de la cacería”.
Se lo dijo Belloch a Pedro Satisteve: “Espero que no alcaldees el ambiente”.
Se lo dijo Luisa Fernanda Rudi a Javier Lambán: “A partir de ahora, Aragón va a ir sobre ruedas”.
Se lo dijo Carlos Pérez Anadón a Pedro Santisteve: “Ahora estamos en el mismo barco. Procure no zozobrar, solo podré evitar que uno de los dos se ahogue”.
Se lo dijo Pablo Echenique a Javier Lambán: “Nunca tenemos una segunda oportunidad de ofrecer una primera impresión”.
Se lo dijo Arturo Aliaga a Alfredo Boné: “¡Qué desperdicio de talento! Prefirió el vil metal al poder. En esta ciudad ese error lo comete todo el mundo”.
Se lo dijo José Ángel Biel a Hipólito Gómez de las Roces: “El coste de la cabezonería es mucho mayor que el de la obediencia”.
Se lo dijo Eloy Suárez a Carlos Pérez Anadón: “Miénteme y dime que me quieres”.
Se lo dijo Bermúdez de Castro a Javier Sada: “No trates de guiar al que pretende elegir por sí mismo su propio camino”.
Se lo dijo Susana Gaspar a José Luis Soro: “La incompetencia es tanto más dañina cuanto mayor sea el poder del incompetente”
Se lo dijo Patricia Luquin al quiosquero de la esquina, versando al fastuoso José Hierro: “Después de todo, todo ha sido nada, / a pesar de que un día lo fue todo. / Después de nada, o después de todo / supe que todo no era más que nada”.
Se lo dijo Jesucristo a Luis Buñuel, según nos informa San Pedro, nuestro corresponsal desde el cielo: “A mí me crucificaron, pero tus paisanos José Luis Corral y Joaquín Carbonell, esos pollos de corral, verán las llamas del infierno”.
Nos cuentan que Pablo Echenique es un enamorado de Goya, aquel pintor que retrató a los reyes y a las lecheras, a las majas vestidas y desnudas, fue cazador y torero, frecuentó el pueblo y la corte, y pintó a la derecha el ejército inclemente, ordenado como el canon de la razón manda, bien armado y dispuesto, digno de la Francia ilustrada de Napoleón. Pero no olvidó a la izquierda plasmar a sus víctimas, alumbradas por un farol que regaba el brillo a las luces de la Ilustración. Goya era ilustrado y castizo, y cabezón como buen aragonés, pero sabía quién era el pueblo y quién la chusma. Mariano de Cavia nunca lo entendió.
Como saben, los galos atacaron Roma, escalando los parapetos. A pesar del sigilo, provocaron una algarada de graznidos de los gansos sagrados que despertaron a los romanos. La analogía de los izquierdistas como gansos está sacada del ’18 Brumario’, que define la revolución como un rayo que cayó de un cielo sereno: “Los pueblos”, escribe Karl Marx, “en época de malhumor pusilánime gustan de dejar que los voceadores más chillones ahoguen su miedo interior y se habrán convencido quizás de que han pasado ya los tiempos en que el graznido de los gansos podría salvar al Capitolio”.
El arzobispo de Zaragoza, Vicente Jiménez, bendijo la primera piedra de la futura iglesia dedicada al santo aragonés Ignacio Clemente en el zaragozano barrio de Valdespartera. El acto tuvo lugar en la plaza Mary Poppins y acudieron para respaldar el proyecto Julie Andrews y Dick Van Dyke.
Por cierto, Vicente Jiménez va a intentar retirar todas las medallas y distinciones que concedieron las corporaciones franquistas entre 1939 y 1979. Así que adiós a esos honores. Si usted contaba en su familia con algún abuelo laureado con la medalla u otra distinción de la ciudad, pues ya no lo tendrá. El galardón, queremos decir. El abuelo, en principio, sigue siendo de su propiedad.
El papa Francisco entregó en su nombre sobres con dinero a trescientos mendigos. Este limosnero da muchos ejemplos de caridad, pero los jerarcas de la iglesia no le siguen. No nos imaginamos la construcción de unas duchas y una peluquería en El Pilar o en La Seo para los mendigos de alrededor ni al arzobispo de Zaragoza entregándoles sobres con una cantidad de dinero. Una cosa es predicar y otra dar trigo.
Este papa no tiene parangón. Vean lo que dijo en su visita a un marginado barrio romano: “Cuando no se gana para llevar el pan a casa se pierde la dignidad. Sé de una persona que gana 600 euros al mes, y en negro, por trabajar once horas al día. ¡Eso no es trabajo, es explotación, esclavitud!”. Nuestro director, Dionisio Sánchez, ha decidido dejarse la barba muy larga e ingresar en un monasterio.
Seguimos con el papa. En su última homilía, como hiciera en tiempos Elías Yanes en Zaragoza, condenó a las grandes compañías que están destrozando poblaciones de indígenas, bosques y multitud de especies animales. Pero sin decir quiénes son estos criminales, sus nombres y apellidos, es como hablar a la inmensidad del mar y del firmamento, o sea, pura logomaquia. Y nadie reparó que el papa, con un asesor como el Espíritu Santo, tiene que conocerlos.
Por cierto, que los alcaldes de Berbegal, Peralta de Alcolea y Villanueva de Sijena han enviado una carta al papa en la que le suplican que ordene de forma inmediata al obispo de Lérida, Juan Piris –no confundir con el míster Teruel de hace unos años-, la devolución de los bienes de las parroquias de las diócesis de Huesca y Barbastro-Monzón. Las piezas que se reciban en mal estado de conservación, según estas fuentes, la restaurará Cecilia Giménez, la mujer del eccehomo de Borja.
Parece que Francis Ford Coppola está interesado en hacer la cuarta parte de su exitosa saga en tierras zaragozanas en torno a los casos Plaza, Caladero o Codesport, o sea, delitos de blanqueo, falsedad y malversación. ¿Adivinan a quién le tocará el papel del ‘padrino’?
Como en septiembre se cumplen cinco años de su marcha, Lorenzo Lascorz ha editado el caótico libro ‘Amigo Labordeta’, casi un centenar de anécdotas y recuerdos de la impronta humana del iconoclasta, cantautor y político aragonés. Han colaborado en el volumen, entre otros, Rubalcaba, Zapatero, Alfonso Guerra, Pilar Bardem, Miguel Ríos, Luisa Fernanda Rudi… más el núcleo duro de esta Zaragoza cultural. El prólogo es de Eloy Fernández Clemente, que está mal escrito, lleno de faltas y en donde la sintaxis brilla por su ausencia. Como los escritos del propio Labordeta. ‘¡Biba la banda!’, por decirlo con Ricardo Palacios, otro difunto.
Y es que Eloy Fernández Clemente, además de ser un especialista en José Antonio Labordeta o en Joaquín Costa, siempre se ha considerado un erudito de la historia, sociedad y economía de Aragón. Habrá que tener tesón y melancolía para enfrentarse a sus ‘Memorias III’, en la mejor tradición de los disparates de Goya. “Si gustan estas memorias”, declaró, “haré las dos primeras entregas”. Palabra de erudito.
Afirma Miguel Sánchez-Ostiz en su libro ‘Peatón de Madrid’ que hay escritores “a quienes su propio barullo les impide ver la mediocridad de sus columnas y de sus novelas o de lo que sea”. No es de extrañar que nuestro amigo Fernando Giménez Ocaña arremeta contra uno de ellos en su última novela, ‘La colina de los sueños’ (Onagro, 2015). Ya lo dijo San Martín, mi prosa huele a hollín.
El escritor zaragozano afincado en Barcelona Ignacio Martínez de Pisón, en un reportaje del diario ‘La Vanguardia’, evoca el curioso caso del curso 1973-74 en el que toda una generación de universitarios nacida en 1956 se encontró con unas largas vacaciones establecidas por el gobierno franquista. Uno de estos estudiantes afortunados fue su paisano José Luis Melero, que aprovechó ese tiempo congelado para descubrir a Delibes y a Baroja, y viajar a Collioure para visitar la tumba de Antonio Machado. Se olvida Martínez de Pisón que, por esas fechas, el gran Melero también acudió al Tubo para comerse un aceitoso bocadillo de calamares. Tras dos regoldos y un pedo, el bibliófilo en ciernes brindó a la salud del ‘otro’ Machado.
El Justicia de Aragón, Fernando García Vicente, ha sobrevivido a gobiernos de derechas e izquierdas. La misión de este cargo es ser la mosca cojonera para defender los derechos de los aragoneses. Sin embargo, sus empleados están hasta el gorro de su narcisismo, de su egolatría y de sus malos modales. De hecho, para su cumpleaños, le regalaron un deuvedé de la película ‘El déspota’, aquella en que Charles Laughton ejercía como un auténtico tirano. La bronca fue de las que hacen época.
El aragonés Manuel Valiente dirigirá el primer laboratorio en España dedicado a la investigación sobre la metástasis cerebral en el centro nacional de investigaciones oncológicas. Tras formarse en Nueva York, regresa a casa. Una excepción.
Licenciado en Zaragoza, Nicolás Sesma se doctoró en el prestigioso instituto universitario de Florencia y con su tesis obtuvo un premio de la asociación de historiadores españoles más exigentes. Fue investigador en Wisconsin y estuvo una temporada becado para ampliar estudios en la Columbia de Nueva York, donde amplió el radio de sus investigaciones. Habla varias lenguas y ha publicado en revistas especializadas. Es un ejemplo modélico de la apuesta oficial por impulsar una investigación de calidad. Una apuesta y una inversión que han sido desaprovechadas. En la universidad de Grenoble han garantizado una estabilidad a su talento académico que en su universidad de origen no supieron incorporar.
Y es que, a corto plazo, la endogamia –una forma de corrupción que debería describirse como un caso de mafia legal- es un corrosivo con una capacidad evidente para pudrir el sistema universitario. La posibilidad de regenerar dicho sistema pasa por la posibilidad de reincorporar talento no contaminado. Durante un tiempo el Estado fue capaz de generarlo. Era una inversión a largo plazo. En los últimos años, sin que a nadie parezca preocuparle demasiado, hemos optado por dilapidarla. Eso sí es política estratégica. Manuel López, rector de la universidad de esta ciudad inmortal, se limitó a exclamar: “¡De Zaragoza al cielo!”.
Luis del Val –el Octavio Paz de las letras aragonesas- dice que Jaime de Armiñán no le aburre y lo compara con José Luis Garci, a los que les sale “un análisis poético de las tribulaciones de la clase media”. A nosotros, por el contrario, nos parecen unos aburridos, unos pelmazos y unos blandos, con unas pretensiones totalmente inadecuadas. Luisito, Luisito…
En el rastro zaragozano van apareciendo, últimamente, pinturas del difunto Alberto Sánchez Millán, que fuera escritor, cineasta, gran cinéfilo y agitador cultural de la inmortal. Sus cuadros paisajísticos se venden a precios irrisorios. Parece que en la sombra está su hermano, heredero del legado. Si alguien te ha de joder, de la familia ha de ser.
‘Farandola’, enagua en aragonés, es el título del cartel ganador de las próximas fiestas pilaristas. La autora es la oscense Idoia Muro y su diseño se compone de una falda jotera en la que está bordada la silueta en negro de la basílica del Pilar y de fondo el cachirulo negro y rojo de la provincia. Juan José Vázquez entregó a la artista el premio dotado con 3000 euros y le dijo al oído: “Me lo dijo Mafalda, no había mejor cartel que el de la falda”.
El grupo Heraldo, empresa liderada por la familia Yarza y en la que participa Ibercaja, se queda con la cabecera ‘20 minutos’. También participa en otros grupos de comunicación como Vocento. O Prisa, donde está presente en las sociedades radiofónicas de la Ser en Aragón y en los audiovisuales de Factoria Plural, responsable de los programas ‘Unidad móvil’ o ‘Zarrios’, entre otros muchos. También comparte sociedades con la editora de ‘Diario de Navarra’ y del ‘Diario del Alto Aragón’, así como en la del diario ‘Mès’, en Prames o en la empresa Inevent. Asimismo, mantiene acuerdos estratégicos con Media Network de Telefónica, universidades, gobiernos y asociaciones culturales, deportivas o benéficas. También se ha puesto en contacto con esta revista de ‘El pollo urbano’ para hacerse con sus derechos. Las conversaciones parecen ir por buen camino: además de tener una separata dominical de 16 páginas en ‘Heraldo de Aragón’, nos ofrecen acciones en Candanchú y en la fundación del Real Zaragoza. La contraoferta de nuestro director, Dionisio Sánchez, es clara: “Todo puede ocurrir si no hay interferencias censoras”. Seguiremos informando.
Consumado el no ascenso a primera división del Real Zaragoza, el técnico del equipo, Ranko Popovic, reflexionó: “No hemos querido hacer ahora lo que podremos hacer después”. Desconsolado y sollozando, Pepe Melero se abrazó con el cenizo del bar.
Tras este varapalo, Pepe Melero, uno de los cinco mañíficos de la literatura local y exconsejero del Real Zaragoza, promete no hablar más de fútbol. “Otra victoria como esta y los pelotillas estamos perdidos”, dijo en su última declaración. Uno espera de Melero –y los de su banda- tanta novedad como de la doctrina sexual de la iglesia.
César Alierta, muy afectado por el no ascenso, dejará a la plantilla zaragocista sin cobertura telefónica ni saldo para todo lo que resta de año. El empresario aragonés también culpa del fiasco deportivo a todos esos “culturetas de la intelectualidad zaragozana” que pululan y trepan arrimados al psoe que más calienta. A Popovic, de momento, lo recolocará en el circo Mundial, también absorbido por el grupo Heraldo, que ya ha hecho un pedido en firme de narices rojas al mítico bazar ‘Quiteria Martín, payasadas de postín”.
Un recuerdo póstumo para el barcelonés afincado en Calaceite Romà Vallès, uno de los fundadores del movimiento informalista catalán, que tanta influencia irradió en ciertas tendencias zaragozanas. El museo provincial de Teruel le dedicó sendas exposiciones en 1989 y 2007, esta última en torno al castillo de Valderrobres.
Y otro recuerdo póstumo al crítico literario y poeta sevillano Rafael Suárez. Sus colaboraciones en la revista turolense ‘Turia’ serán recordadas por su agudeza del pensar y sutileza del decir. Codirigió la publicación cultural ‘Hwebra’. Un escritor tardío capaz de aprehender un instante y elevarlo a la sublimación de poema: “Hasta los treinta años, ya pasados, / ni supe de la muerte, / ni supe de personas que habían muerto. / Y, de golpe, llegó la enfermedad…”.