Por María Sarmiento
Con la decidida ayuda del Instituto Tecnológico de Aragón, un grupo de científicos pertenecientes al club “RFEL (I+D)” ha desarrollado un invento que permite utilizar aceite de oliva del Bajo Aragón para la refrigeración de los motores de sus motocicletas.
El grupo, denominado “Roadsters fried egg`s lovers” realizó días pasados una demostración en las instalaciones exteriores de la televisión local Canal 44, situadas en Montañana utilizando una moto Suzuki TXp
Hasta ahora, para conocer el lubricante que utiliza nuestra motocicleta siempre habíamos tenido que apoyarnos en la especificaciones que nos aportaba el constructor y la viscosidad SAE. Y no todos los aceites eran iguales. La diferencia entre ellos estribaba en los aditivos que se utilizan para cada marca de motocicletas y ello iba relacionado con las homologaciones del constructor y por eso se encontraba especificado en el libro de mantenimiento. En todos ellos era importante la viscosidad pero más lo eran las normas ISO, API o JASO, esta última para motocicletas japonesas.
Pero ahora, después de ver el invento del Club RFEL de Zaragoza, podemos decir que va a cambiar completamente el modo de uso de las motos de carretera.
El invento consiste, en esencia, en un pequeño motor, del tamaño de un dado de póker que se sujeta a la biela del pistón, y que por fricción inversa consigue refrigerar el aceite del motor hasta hacerlo casi manteca.
En el transcurso de las investigaciones, decidieron probar a introducir en el motor aceite de oliva del Bajo Aragón y cual fue su sorpresa al testar que su rendimiento era óptimo. Animados por el descubrimiento, el equipo técnico creó una pequeña boquilla difusora que se pone en lugar del tapón del aceite del motor, y , una vez puesta en marcha, permite hacer un huevo frito en apenas tres minutos.
Hasta ahora sabíamos que el aceite servía para lubricar las partes internas del motor que se encuentran en constante movimiento rotatorio o friccionando por lo que si no hubiera lubricación las partes del motor se calentarían y pegarían unas a otras fundiéndose. La pregunta que todos nos hacíamos hasta ahora era: “¿Cual es el mejor aceite para nuestra moto?
Pues bien, tras este descubrimiento, la respuesta es definitiva: “¡El aceite de oliva del Bajo Aragón!”
Enhorabuena a los descubridores de tan extraordinario invento que, entre otras cosas, permitirá poner el nombre de Aragón, su industria agroalimentaria y el equipo de I+D del Pollo Urbano , el Club REFEL, en el mapa de Europa y del mundo.
