Babylon


Por Fernando Gracia Guia

     En su momento, no aprecié demasiado la oscarizada La la land de Damian Chazelle. Un día de estos la revisaré.

     Así que me he acercado con algún reparo a ver su anunciada BABYLON, pregonada como uno de los estrenos cumbre de la temporada. De entrada, debo decir que no me he aburrido en ningún momento y he tolerado bien sus más de 3 horas de duración, lo que no es nada desdeñable. Como también debo decir que no me ha convencido del todo su orgiástico arranque y menos aún cómo presenta los rodajes en exteriores del Hollywood de los años 20. Me ha parecido en exceso caricaturesco, así como un alarde de otra clase de excesos con la excusa de que, según se cuenta, eran tiempos así, o sea excesivos.

   Pero a partir de ahí me ha interesado la trama y algunos momentos me han parecido francamente brillantes. No es que cuente nada nuevo, pero lo cuenta con brío y, en su parte final, con un claro y evidente -también con algún que otro exceso- canto al cine.

  El género de cine dentro del cine me gusta y la historia cuenta con algunas grandes películas al respecto -con Cautivos del mal entre las mejores, si no la mejor-, y globalmente esta ambiciosa producción me ha interesado, lo que no quiere decir que me haya parecido redonda, ni mucho menos.

Brad Pitt compone francamente bien su personaje -¿una suerte de John Gilbert, acaso?-, Margot Robbie está magnífica con una interpretación de las que gustan en los premios, la banda sonora es brillante, está bien filmada y visualmente es muy atractiva.

    Ahora bien, de ahí a considerarla como una gran película va un buen trecho.

    Es mi opinión. Y dicho esto, id a verla porque lo que es aburriros no  os vais a aburrir.

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