Por Fernando Gracia Guia
Que Fernando León de Aranoa tiene talento resulta casi obvio recordarlo. Así que su acercamiento a la figura de Sabina resulta, a priori, como mínimo esperanzadora.
Y la verdad es que no defruada, todo lo contrario. Ese SINTIÉNDOLO MUCHO funciona en todo momento y no solo para los seguidores sabineros, entre los que me cuento. La sala mostraba un excelente aspecto e incluso al final hubo un conato de ovación. Servidor ya se había acercado más de una vez a la controvertida figura del ubetense. Recomiendo al personal que lea PONGAMOS QUE HABLO DE JOAQUÍN, que otro Joaquín -el llorado Carbonell- escribió hace unos años, para mí un libro excelente. Y eso que, según me dijo el propio autor mientras me lo firmaba no se atrevió a plasmar todo lo que algunos allegados le dijeron.
Muy bien filmada, con un montaje inteligente, nos regala algunos momentos realmente brillantes, como su homenaje en Úbeda o la vuelta al Teatro Salamanca, donde en los ochenta se lanzara con su grupo Viceversa.
Será un durísimo rival a la hora de los premios del también excelente documental que firmó Gaizka y una Labordeta, sobre la figura del padre de esta última.
