Por Don Quiterio
Las bicicletas, ya lo contó hace más de cuarenta años Fernando Fernán-Gómez, son para el verano. También los festivales cinematográficos parecen tener un hueco prioritario en la canícula. El cine es ocio, diversión, pero también compromiso y un instrumento para la sensibilización.
En Aragón, los certámenes suelen llegar a las pantallas como una promesa de felicidad. Vean, si no, cómo la comunidad aragonesa se engalana para recibir una avalancha de ellos en distintos puntos geográficos a lo largo de este estío de lujurias y azoteas: Calanda, Ascaso, Javierrelatre, Ayerbe, Tarazona, Uncastillo, Campo, Canfranc, Benasque, Escarrilla…
Pero con anterioridad a estos, como un preludio veraniego, se celebraron en Aragón un buen puñado de festivales, porque siempre hubo un antes, sin el que no existiría ni el presente ni el tiempo por llegar. El tiempo es una ilusión humana que no existe, pero nos hace recular, experimentar, vivir, avanzar. Así las cosas, la obra ‘Recuerdos’, del toledano Rodrigo Canet, ganó el primer premio del decimoquinto certamen internacional Videominuto, organizado por la universidad de Zaragoza y Cinemaremagnum. El segundo premio recayó en el trabajo del iraní Hossein Hozouri ‘Dump’ y en el tercero en los zaragozanos Pablo Castán y Diego Salete por ‘Otra vez tarde’. En este concurso, las piezas audiovisuales no exceden el minuto de duración, incluidos los títulos de crédito.
Los institutos zaragozanos de enseñanza media Pedro de Luna y Pedro Laín Entralgo fueron premiados en la edición decimocuarta del certamen Cine y Salud de Zaragoza. También se premió a La Azucarera y el centro de salud de San Pablo. Resultaron finalistas los institutos Avempance, Ródanas, Segundo de Chomón y Parque Goya. El corto que más gustó al público y a los expertos fue ‘Link!’, una emotiva historia sobre el uso y abuso de los teléfonos móviles en la adolescencia. El trabajo de Ricardo Huerga plasma –nunca mejor dicho- la adicción de la juventud a las nuevas tecnologías. Los jóvenes se han enganchado a los móviles, los ordenadores, las pantallas varias. A lo bestia. Como yonquis. Acaso se trata de huir, de evadirse, desconectar de las malas noticias, viajar desde casa y por dentro.
Espiello, el festival internacional etnográfico de Sobrarbe, que dirige Patricia Español en su edición decimocuarta, rindió homenaje a Carmen Sarmiento (‘Los marginados’, ‘Mujeres de América Latina’), corresponsal de guerra y documentalista de la televisión pública durante mucho tiempo. También recibió otro homenaje Lorenzo Soler (‘El viaje inverso’), un auténtico maestro del género, con más de cien títulos rodados a lo largo de cincuenta años, que no es moco de pavo. ‘La mujer y el agua’, de la granadina Nocem Collado, obtuvo el premio al mejor documental. También resultaron premiados ‘Lejos de la orilla’, del aragonés Javier Sanz; ‘District Zero’, de Pablo Iraburu, Jorge Fernández y Pablo Tosco; ‘El canto del cisne’, de Aurélie Jolibert; ‘Un día en Wamba’, de Francesco Mansutti y Vinicio Stefanello, y ‘Boliviana’, de Mariano Agudo. Espiello se muestra como una ventana a la exhibición y difusión del cine documental etnográfico, difícil de ver en salas comerciales. Es un festival de cine, sí, pero con un contenido científico, porque los documentales son antropológicos y etnográficos. Es, en fin, un importante punto de encuentro entre profesionales del sector y aficionados.
El actor Juan Echanove recibió el galardón Florián Rey en el festival de cine de La Almunia de doña Godina (Fescila) que dirige Carmen Pemán, en su vigesimoprimera edición. Por su parte, el realizador zaragozano Miguel Ángel Lamata recibió el de la Villa. El premio especial del jurado se lo llevó ‘Una vez’, de María Guerra y Sonia Madrid. También fueron premiados ‘El trastero’, de Gaizka Urresti, como mejor corto aragonés; ‘El baile de los infantes’, de Jokin Pacual y Javier Dampierre, como mejor documental; ‘Alike’, de Daniel Martínez Lara y Rafael Cano, al corto de animación, y ‘El último trago’, de Javier Gimeno, mejor corto comarcal. En cuanto a los guiones para cortometrajes resultaron galardonados Cesáreo Segura (‘Semilla’), Alicia Parreño (‘Tres hombres y un destino’), Sheila Pastor (‘La hija de la peluquera’) y María Serrano (‘Encuéntrame’). En la categoría hispanoamericana, desde Argentina, ganó ‘Hugo’, de Andrés Fernando Ardilla. Y en la juvenil, ‘Un viaje inolvidable’, de Mario Carrillo.
Un total de setenta y nueve cortos de veinticuatro países compitieron en la 44ª edición del festival internacional de Huesca que dirige Azucena Garanto. Con un atractivo cartel del diseñador Borja Martínez, en el que una serie de bobinas de película con un tratado volumétrico sirve para componer el nombre de Huesca sobre un fondo rojo, los premios Luis Buñuel, Ciudad de Huesca y Pepe Escriche fueron recogidos, respectivamente, por Jean-Claude Carrière, Paula Ortiz y Pilar Martínez-Vasseur. En el concurso internacional de cortos se llevó el Danzante ‘Houvast’, de Charlotte Scott-Wilson (Países Bajos); los premios especiales fueron para ‘Zeezuelit’, de Marlies Van der Wel (Países Bajos), y ‘Yul et le serpent’, de Gabriel Harel (Francia), y hubo menciones para ‘The culprit’ (de Michael Rittmannsbuger), ‘Down by love’ (de José Corral) y ‘Geswitterzellen’ (de Jakob Schmidt).
En el concurso iberoamericano, el primer premio fue para el corto brasileño ‘Rosinha’, de Gui Campos; los premios especiales fueron para ‘Sentimental’, de la argentina Sandra Flomenbaum, y ‘Baraka’, del español Néstor Ruiz Medina, y la mención especial se la llevó el español David González Rudíez por ‘5 segundos’. En el concurso de cortos documentales se llevó el primer premio ‘9 days from my window in Aleppo’, de Floor Van der Meulen y Thomas Vroege (Países bajos); el premio especial fue para ‘Yo no soy de aquí’, de los chilenos Maite Alberdi y Giedrè Zickytè, y la mención especial del jurado fue para ‘Tarikat’, del neerlandés Jamijn Schrofer.
En este pedaleo sin cesar, las bicicletas fueron las protagonistas del primer festival de cine y cultura ciclista Rueda Rueda de Zaragoza, fruto de una idea de los colectivos La Ciclería, Bielas Salvajes y Pedalea, al unir sus fuerzas con el festival internacional ciclista de Barcelona. Entretanto, los pájaros siguen cantando madrigales. El verano se nos ha puesto encima apenas se encienden todas las rosas de los jardines. Y se anuncian los festivales cinematográficos –en Calanda, en Ascaso, en Javierrelatre, en Ayerbe, en Tarazona, en Uncastillo, en Campo, en Canfranc, en Benasque, en Escarrilla- como si fueran tormentas.