Por Manuel Medrano
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Estoy leyendo un interesantísimo libro de José Antonio Galante, arqueólogo e historiador, que se titula “Poesía y Whisky”.
En su momento lo comentaré en mi blog pero, ahora, voy simplemente a recordaros la milenaria tradición de la “libación” que, según la RAE, se define como: “Acción de derramar vino u otro licor en honor de la divinidad”. Sí, amigos y amigas, fermentados y destilados han jugado y juegan un papel muy importante, más allá del lúdico, en nuestra historia y costumbres, incluidas las religiosas.
Las libaciones también consisten, en una variante muy común, en beber los espíritus, o los propios humanos, estas elaboraciones. Así es en Valhalla, el “salón de los caídos” ubicado en el mundo de Asgard gobernado por Odín, donde se consumía cerveza, hidromiel pero, también, vino. En el Catolicismo, toda la sustancia del vino desaparece y se convierte en la Sangre de Cristo en la transubstanciación, y cada parte de ese vino contiene a Cristo entero.
En el Vudú americano juega un papel muy importante el “clairin”, castellanizado en “clerén”, un ron blanco elaborado a partir de la fermentación del jugo de la caña de azúcar (no de la melaza), preferiblemente salvaje, que es similar a la cachaça brasileña. Pues bien, en los ritos se hacen libaciones durante las ceremonias de homenaje o de llamada a los espíritus pero, y esto es más importante, los propios espíritus poseen a uno o varios fieles que después beberán el licor. Para más precisión os diré que ese licor tiene variantes (como el ron especiado) que gustan más o menos a unos u otros espíritus, y hay que proporcionarle a cada uno el tipo concreto que prefiere.
Sin abundar más en el aspecto espiritual, conviene también recordar la importancia de estos destilados cuando son elementos de identificación cultural, como es el caso del whisky escocés (Aqua Vitae, Agua de Vida), y la relación que este licor tiene, como nos recuerda Galante, con la filosofía, la historia, la hermenéutica, la literatura, la arqueología, etc.
Por último citaré que, en otros casos, el licor se vincula también con el humor como es el caso de la República Dominicana, donde es frecuente que te ofrezcan “vitamina”, es decir, ron oscuro.