El modo de producción / Manuel Sogas


Por Manuel Sogas

      La concepción materialista de la historia (Que se basa y se razona a partir de los datos extraídos de la realidad que pueden ser comprobados y verificados lógica y racionalmente, científicamente, y no en meras suposiciones imaginativas que no tienen conexión…

…con la realidad, como sucede con el idealismo filosófico practicado por los intelectuales e ideólogos burgueses) parte de la tesis de que la producción, y tras ella el cambio de sus productos, es la base de todo orden social; de que todas las sociedad que desfilan por la historia, la distribución de los productos, y junto a ella la división social  de los hombres en clases o estamentos, es determinada por lo que la sociedad produce y cómo lo produce y por el modo de cambiar sus productos.

     Según eso, las últimas causas de todos los cambios sociales y de todas las revoluciones políticas no deben buscarse en las cabezas de los hombres ni en las ideas que ellos se forjen de la verdad eterna ni de la eterna justicia, sino en las transformaciones operadas en el modo de producción y de cambio; han de buscarse no en la filosofía, sino en la economía de la época de que se trate. Cuando nace en los hombres la conciencia de que las instituciones sociales vigentes son irracionales e injustas, de que la razón se ha tornado sinrazón y la bendición en plaga, esto no es más que un inicio de que en los métodos de producción y en las formas de cambio se han producido calladamente transformaciones con las que ya no concuerda el orden social, cortado por el patrón de condiciones económica anteriores…” [[1]].

   “¿Qué es una sociedad, cualquiera que sea su forma? El producto de la acción recíproca de los hombres. ¿Son los hombres libres de escoger tal o cual forma social? En absoluto. Tomad un determinado estado de desarrollo de las facultades productivas de los hombres y tendréis una determinada forma de comercio y de consumo. Tomad determinado grado de desarrollo de la producción, del comercio, del consumo y tendréis una determinada forma de constitución social, una determinada organización de la familia, de órdenes o de clases, en una palabra: una determinada sociedad civil. Tomad una determinada sociedad civil y tendréis un determinado estado político que no es más que la expresión oficial de la sociedad civil…” [[2]]

    Un modo de producción es la forma social que adopta el individuo para hacer aquello que le permite la subsistencia y la reproducción para no extinguirse como especie. Dicho modo de producción lo realiza mediante un proceso de trabajo que crea el propio individuo y lo mantiene en funcionamiento permanentemente en el tiempo mediante la fuerza de trabajo que consume en el mismo, a lo que se ha visto necesariamente obligado a realizar desde que apareció en la historia como ser humano.

    El proceso de trabajo empleado en el modo de producción que se efectúa cambia de forma en el transcurso de la historia pero sin variar su naturaleza, que permanece invariable, en función del modo de producción que se realiza. Modo de producción que por otra parte, viene determinado por el grado de desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas.

En la realización del proceso de trabajo el trabajador interpone entre él y el objeto sobre el que trabaja unos determinados instrumentos o herramientas que se denominan medios de trabajo, los cuales pone en movimiento bajo una determinada organización técnica y social del trabajo de la que, se derivan ciertas relaciones que afectan a las personas (relaciones sociales) y unas relaciones de las personas con los medios de trabajo (relaciones técnicas) de las que nace la base material en la que se sustenta la sociedad.

     La finalidad del trabajo al principio de la historia es el individuo, producir para sí, para la reproducción del propio cuerpo, para el mantenimiento individual, familiar o de la comunidad a la que pertenece, es decir, se producen objetos para satisfacer necesidades (valores de uso), porque la producción no está dirigida ni tiene como fin el enriquecimiento individual, sino para cubrir las necesidades, tanto las objetivas como las subjetivas. No se producen mercancías (valores de cambio) para intercambiar por dinero en el mercado, aunque en ocasionalmente pueda existir un excedente de producción que se intercambie (trueque, sin existencia de dinero) con otras comunidades vecinas. Pero estos intercambios no se realizan tomando como base los valores de cambio de los objetos que se intercambian, sino el valor de uso contenido en los  objetos intercambiados.

    Algunos animales en la naturaleza, a semejanza del ser humano, viven en sociedades basadas en la división del trabajo como las abejas, y que otros para procurarse alimentos fabrican instrumentos de trabajo como el chimpancé, los delfines o cuervos, incluso los hay que fabrican instrumentos para su defensa, como el pulpo. Pero todos estos animales, al igual que el resto de ellos, siguen sin cambiar. Son hoy los mismos que lo eran desde el principio de su existencia, salvo aquellos cambios que han tenido que realizar para adaptarse al medio para sobrevivir. Sin embargo todos estos cambios experimentados en los animales, peces y aves se han debido a circunstancias exteriores ajenas a sus voluntades, que de forma imperativa  les han impelido necesariamente al cambio. En cambio el trabajo en el individuo, la productividad laboral, la organización social, la sucesión de unos modos de producción a otros que ha originado e impulsado el desarrollo histórico, y con este el desarrollo el cambio del ser humano, son específicamente humanos, producto de la voluntad y la razón, cosa que nigua otra especie vegetal o animal ha hecho ni puede hacer.

     El trabajador en los tiempos  primitivos se comporta como propietario respecto de su trabajo y formando parte del mismo y de sus condiciones naturales, o sea, unido a la naturaleza como unidad, al tiempo que dominador del proceso de producción P que realiza junto al resto de la comunidad a la que pertenece, como decidiendo qué producir, cómo y cuándo y la forma de distribución de lo producido, y se relaciona con el resto de los individuos de igual a igual, como individuo libre en lo personal en su condición de productor y propietario con otros iguales y sin ninguna correspondencia con el dinero que todavía no existe.

   La concepción del trabajo con el exclusivo fin de crear valores de cambios para enriquecerse personalmente, aparecerá decenas de siglos después en los pueblos minoritarios antiguos que se dedican al comercio, y en minorías como la de los judíos en la Edad Media.

     Es conveniente señalar que cuando en el contexto de la economía capitalista se menciona el “trabajo” libre” o al “trabajador libre”, la noción de libertad a la que se alude nada tiene que ver con el concepto de libertad personal que otorga teóricamente la moral, ética o religión que cada individuo pueda tener o la creencia que profese, sino a la indefensión y dependencia en la que queda el asalariado ante el capital al haberse roto el lazo (servidumbre) que  al siervo mantenía  unido a la tierra (fuente de recursos para él y su familia ) mediante el derrocamiento a manos de la burguesía de las clases (nobleza y clero) en las que se asentaba el sistema feudal, convirtiendo de esta manera al siervo en hombre libre, cuya libertad consistía en que al perder su relación con la tierra queda en la completa “libertad” de tener que vender necesaria y obligatoriamente su fuerza de trabajo a cambio de un salario al capitalista, puesto que no tiene otro medio de vida más que la venta de su fuerza de trabajo, puesto que el recurso a la tierra proveedoras de los medios necesarios de vida lo ha perdido. Queda, pues, el trabajador en completa libertad de vender o no vender su fuerza de trabajo al capitalista. Pero ocurre que como no venda su fuerza de trabajo que es ahora la única que le aporta los medios de vida morirá por inanición.

    El trabajo “libre” y a cambio de dinero a fin de valorizar el dinero sirviendo a este último de valor de uso en sí mismo y no para el disfrute, es la presunción necesaria básica del trabajo asalariado y una de las condiciones históricas para la existencia del dinero como capital. La separación del trabajador libre de las condiciones objetivas de su realización, la separación de la naturaleza.

    Así, el modo de producción más elemental que puede ser encontrado y atribuido al principio de la historia, cuando el ser humano aparece en la misma (comunismo primitivo), es el que se representa en la fórmula siguiente:

M… P … M´ [1]

     Esta expresión representa a un objeto M o materia prima que es sometida a un determinado proceso productivo P para ser transformado en otro objeto nuevo M`. Por ejemplo. Una sardina no deja de ser tal tanto si está nadando libremente en el mar como si de halla en la pescadería dispuesta para la venta. Sin embargo, estando en el mar no puede ser consumida. En ese estado la denominaríamos mercancía M. Para poder consumirla primero hay que pescarla y llevarla a la pescadería, por lo que tanto la pesca como el transporte a la pescadería constituiría en este caso el proceso de producción P realizado, mediante el cual se transforma en la nueva mercancía M` que puede ser consumida, y sin que por ello, en este caso, haya perdido su naturaleza de sardina.

    El proceso de producción P que realiza el ser humano al principio de su historia necesariamente ha de ser muy sencillo y elemental, puesto que toda la actividad humana de ese momento se centra en la obtención de aquellos elementos imprescindibles para la subsistencia.

   Estos elementos necesarios para la supervivencia del ser humano están dados previamente por la propia naturaleza de forma espontánea: el fruto del árbol se encuentra en sus ramas; la raíz o tubérculo se halla bajo tierra; los animales y las aves libremente en los bosques y los peces  en las aguas de los ríos, laguna y mares.

   La fruta en tanto permanezca en las ramas del árbol es un objeto inútil para el consumo humano, en la medida que queda fuera de su alcance para ser consumida, y por esta razón, para poder ser consumida necesita previamente ser bajada del árbol.  Esta bajada del árbol de la  fruta constituye, en este caso, el proceso de producción P, el cual es realizado mediante un proceso de trabajo determinado que realiza el individuo utilizando unos ciertos medios de trabajo. En el caso de la bajada de la fruta del árbol el medio o instrumento de trabajo  es la mano o un palo para ponerla al alcance la mano para poderla bajar y ser consumida.

   El objeto natural del trabajo es proveer al ser humano de lo necesario para la subsistencia y la reproducción de la especie. Pero un modo de producción no es únicamente una forma de producir, aunque la producción sea lo esencial y la base de cualquier tipo de sociedad, desde la más antigua y sencilla hasta la más moderna y compleja. El modo de producción también es un modo de distribuir y consumir lo producido, lo que supone que a todo modo de producción le corresponden tres momentos o estructuras: la económica que es la que se ocupa de la producción; la política que es la que regula tanto la forma de producir como la forma de distribuir lo producido en base a la existencia de un acuerdo previo aceptado mayoritariamente por parte de la sociedad concreta de la que se trate, en el que se valida y da por buena tanto la forma de producir como la forma de distribuir lo producido, y esto constituye la estructura ideológica.

    Estas tres estructuras forman un conjunto, una unidad inseparable que configuran  el modo de producción concreto del que se trate y a la sociedad basada en el mismo. Cada una de estas tres estructuras cuentan con unas leyes internas relativamente independientes para regir su respectivo funcionamiento interior particular, pero a la vez, todas ellas se influyen, condiciona y determinan mutuamente entre sí.

   El modo de producción capitalista aparece en la historia decenas de miles de años después de la aparición del individuo como sujeto histórico, y como consecuencia del desarrollo de las fuerzas productivas impulsadas por el trabajo y las correspondientes revoluciones llevadas a  cabo por las burguesías holandesa, inglesa y francesa para derrocar a las respectivas clases feudales que sustentaban el sistema o modo de producción feudal. Se puede afirmar que el capitalismo hace acto de presencia en la historia con el inicio de la Era Moderna que se abre con el descubrimiento de América en 1492.

    En consecuencia el capitalismo es un producto del desarrollo histórico creado e impulsado por el desarrollo de las fuerzas productivas, y no creación espontánea de la naturaleza, así como tampoco se debe su creación a obra graciosa de una misteriosa fuerza procedente del más allá que lo otorga a la humanidad como forma de producción natural, acorde y en concordancia con las características específicas del ser humano, que es la forma como lo presentan ante la sociedad los intelectuales, ideólogos y propagandistas políticos burgueses, muchos de ellos financiados por los grandes capitales a los que sirven, lo que les obliga a tener que distorsionar, tergiversar, negar o simplemente falsear los hechos y acontecimientos históricos, con el propósito de borrar y hacer desaparecer ideológicamente la contradicción de intereses entre el capital y el trabajo. 

    Lo que ha sucedido en toda la historia conocida es que: “A consecuencia del desarrollo de todos los ramos de la producción –ganadería, agricultura, oficios manuales domésticos-, la fuerza del hombre iba haciéndose capaz de crear más productos que los necesarios para su sostenimiento. También aumento la suma de trabajo que correspondía diariamente a cada miembro de la gens, de la comunidad doméstica o de la familia aislada. Era más conveniente conseguir más fuerza de trabajo, y la guerra la suministró: los prisioneros fueron transformados en esclavos… De la primera gran división del trabajo nació la primera gran escisión de la sociedad en dos clases; señores y esclavos, explotados y explotadores… Y con la aparición de los rebaños y las demás riquezas nuevas, se produjo una revolución en la familia (Pág. 336)… “Un trabajo tan variado no podía ser ya cumplido por un solo individuo y se produjo la segunda gran división del trabajo: los oficios se separaron de la agricultura. El constante crecimiento de la producción, y con ella la productividad del trabajo aumentó y el valor de la fuerza de trabajo del hombre; la esclavitud, aun en su estado naciente y esporádico en el anterior estadios se convirtió en un elemento esencial del sistema social (…) La diferencia entre ricos y pobres se sumó a la existente entre libres y esclavos; de la nueva división del trabajo resultó una nueva escisión de la sociedad en clases (Pág. 338)… La guerra, hecha anteriormente sólo para vengar la agresión o con el fin de extender un territorio que había llegado a ser insuficiente, se librará ahora sin más propósito que el saqueo y se convirtió en una industria permanente (…) con arreglo a esto, sus organismos dejaron de ser instrumentos de la voluntad del pueblo y se convirtieron en organismos independientes para dominar al propio pueblo (Página 339)…, al mismo tiempo encontramos una división del trabajo entre los pueblos pastores  y las tribus atrasadas, sin rebaños; y así dos grados de producción diferentes uno junto al otro y, por tanto, a las condiciones para un cambio regular… La civilización consolida y amanta todas estas divisiones del trabajo ya existentes, sobre todo acentuando la oposición entre la ciudad y el campo (lo cual permite a la ciudad dominar económicamente al campo…), y añade una tercera división del trabajo, propia de ella y de capital importancia, creando una clase que no se ocupa de la producción, sino únicamente del cambio de los productos: los mercaderes (Pág. 340)… Con ella (con la clase de los mercaderes) apareció el dinero metálico, la moneda acuñada, nuevo medio para que el no productor dominara al productor ya su producción… Quien lo poseía era el dueño del mundo de la producción… de entonces acá, nunca se ha manifestado el poder del dinero  con tal brutalidad, con semejante violencia primitiva como en aquel periodo de su juventud. Después de la compra de mercancías por dinero, vinieron los préstamos y con ellos el interés y la usura. Ninguna legislación posterior arroja tan cruel e irremisiblemente al deudor a los pies del usurero, como lo hacían las leyes de la Antigua Atenas y de la Antigua Roma; y en ambos casos esas leyes nacieron espontáneamente, bajo la forma de derecho consuetudinario, sin más compulsión que la economía… Junto a  la riqueza en mercancías y en esclavos, junto a la fortuna en dinero, apareció también la riqueza territorial (Página 341)… Pero acaba de surgir una sociedad en la que, en virtud de las condiciones económicas generales de su existencia, había tenido que dividirse en hombres libres  en esclavos, en explotadores ricos y explotadores pobres, una sociedad que no sólo no podía conciliar estos antagonismos, sino que , por el contrario, se veía obligada a llevarlos a sus límites extremos. Una sociedad de éste género no podía existir sino en medio de una lucha abierta e incesante entre sí o bajo el dominio de un tercer poder que, puesto aparentemente por encima de las clases en lucha, suprimiera sus conflictos abiertos y no permitiera la lucha de clases más que en el terreno económico, bajo la fórmula legal. El régimen gentilicio era ya algo caduco. Fue destruido por la división del trabajo, que dividió a la sociedad en clases, y reemplazado por el Estado (Pág. 343)… Con la esclavitud, que alcanzó su desarrollo máximo bajo la civilización, realizose la primera gran escisión de la sociedad en una clase explotadora y una clase explotada: esta escisión se ha sostenido durante todo el periodo civilizado. La esclavitud es la primera forma de explotación, la forma propia del mundo antiguo; le sucedió la servidumbre, en la Edad Media, y el trabajo asalariado en los tiempos modernos. Estas son las tres grandes formas del avasallamiento, que caracterizan las tres grandes épocas de la civilización; ésta va siempre acompañada de la esclavitud franca al principio, más o menos desarrollada después (Pág. 349)… Desde la implantación de la gran industria, es decir, por lo menos desde la paz europea de 185, ya para nadie en Inglaterra era un secreto que allí la lucha política giraba en torno a las pretensiones de dominación de dos clases: la aristocrática terrateniente y la burguesía. En Francia, se hizo patente este mismo hecho con el retorno de los Borbones; los historiadores del periodo de la Restauración, desde Thierry hasta Guizot, Miguel Thiers, lo proclaman constantemente como el hecho que da la clave para entender la historia de Francia desde la Edad Media. Y desde 1830, e ambos países se reconoce como tercer beligerante, en la lucha por el Poder, a la clase obrera, al proletariado. Las condiciones se habían simplificado hasta tal punto, que había que cerrar intencionadamente los ojos para no ver en la lucha de estas tres clases y en el choque de sus intereses la fuerza propulsora de la historia moderna, por lo menos en los países más avanzados… Y no menos evidente era que en la lucha de la burguesía con el proletariado, se trataba, en primer término, de intereses económicos, debiendo el Poder político servir de mero instrumento para su realización. Tanto la burguesía como el proletariado debían su nacimiento al cambio introducido en las condiciones económicas, o más concretamente, en el modo de producción (Págs. 387-388)]  [[3]].

    El objeto del modo de producción capitalista es la de hacer crecer los capitales invertidos y acumularlos de manera ilimitada. Puede hablar y hará creer que persigue la libertad, la democracia, los derechos humanos, la paz, la justicia y hasta es posible que tenga algún gesto visible en esa dirección, pero siempre y cuando obtenga o pueda obtener alguna ventaja económica, política o ideológica afín a sus propósitos. Su verdadero credo; su única patria; su único Dios, ante el cual cualquier otra consideración si dificulta, obstaculiza o impide la realización de sus intereses, quedará sometida y aplastada sin ningún miramiento y sin reparar en los medios a utilizar para ello: engaño, falsificación histórica, chantaje, extorsión, crimen o cualquier otro tipo de violencia, incluida la guerra sea legal o no. Estudiando el rastro que ha dejado en la historia de sufrimiento humano, miserias, injusticias y sangre, puede saberse su devenir histórico. Y si se hace una aproximación de prospección de futuro pronto se puede llegar a la conclusión de que cuanto más avancen y se extiendan las políticas capitalistas (neoliberales) más cerca estará la humanidad de la catástrofe social.

    No obstante y a  pesar de lo dicho no es desde el punto de vista moral como debe ser tratado el capitalismo para ser entendido, sino estudiando las leyes internas que rigen su funcionamiento para comprenderlo y hacer saber a las grandes masas de trabajadores y población en general que, como producto histórico que es, está llamado a su extinción de igual manera que se extinguieron (Pero no por sí solos ni espontáneamente ni mecánicamente) todos los modos históricos de producción habidos con anterioridad  al capitalismo (esclavitud, feudalismo), para ser sustituido por otro modo de producción más desarrollado y perfecto, como es el socialismo, por lo que cuanto más pronto adelantemos revolucionariamente en el tiempo su sustitución, antes y más saldrá ganando la humanidad entera (La revolución no es otra cosa que hacer hoy lo que es susceptible de poderse hacer mañana. La cuestión estribaría en determinar cómo se podría actuar revolucionariamente en lo económico, lo político y en lo ideológico en la primera mitad del siglo XXI cuando no hay ningún Palacio de Invierno que tomar por la fuerza ni se sabe a ciencia cierta donde se encuentra el centro de poder que asaltar para ser sustituido por otro verdaderamente al servicio de la sociedad entera). Para ello  es imprescindible que los trabajadores, que formamos la inmensa mayoría de la población mundial, comprendamos y, no sólo de oídas o por aproximación, las leyes y dinámica interna de funcionamiento  del modo de producción capitalista.

    Quien mejor y con mayor profundidad y rigor científico ha estudiado el modo de producción capitalista fue Marx en su obra cumbre, El Capital. Como consecuencia de su estudio crítico (La crítica científica no tiene connotaciones morales de ningún tipo, sino que trata de ver que hay más allá de la apariencia o ver que subyace bajo el aspecto superficial con que se presentan a los sentidos los objetos) descubre la ley de la plusvalía, quizás el mejor descubrimiento que realiza y con mayor utilidad social para los trabajadores, tanto a nivel teórico como práctico.

    Al descubrir Marx la ley de la plusvalía le permite explicar la base científica que explica la explotación económica del trabajador como proceso histórico sujeto a leyes, que independientemente de la bondad o maldad personal del capitalista, de su moralidad o inmoralidad, el capitalismo tiene que cumplir, y que aparece con el desarrollo de la producción mercantil, la que llevada a su límite,  al que le conduce ese mismo desarrollo del capitalismo dadas las leyes internas que le hacen funcionar explica y justifica, a) La aparición de las crisis capitalistas periódicas; b) Que las crisis aparecidas no las puede resolver, sino que crea las condiciones de la siguiente crisis más aguda y extensa que la anterior hasta llegar a un límite que marca el propio capitalismo cuando llega al máximo nivel de desarrollo al que históricamente puede llegar objetivamente. Y esto es precisamente lo que vino a indicar la crisis capitalista de 2008, y c) en cuyo momento se inicia el proceso objetivamente histórico de tener que ser sustituido por un nuevo modo de producción más desarrollado y perfecto: el modo de producción socialista.

    El mecanismo que pone en marcha el modo de producción capitalista para hacer crecer los capitales es el siguiente:

    El capitalista invierte un dinero inicial D, con el que compra una determinada mercancía M (Mercancía para el capitalista es todo aquello en lo que invierte los capitales: edificios, instalaciones, materias prima, etc., que recibe el nombre de capital fijo C, y lo que paga como salarios, que recibe el nombre de capital variable V), cuya mercancía es sometida a un determinado proceso de producción P con el fin de obtener una nueva mercancía (producto terminado)  para ser llevada al mercado por el  capitalista a fin de ser vendida y obtener con ello un dinero D´, con cuyo dinero el capitalista podrá recuperar el dinero inicial D invertido en el proceso de producción P,  más una cantidad que constituye su beneficio, que es con el que el capitalista acrecienta el capital al invertirlo nuevamente para hacer más dinero con el dinero que es la filosofía del capitalismo. Este proceso se puede representar mediante la fórmula siguiente que refleja en esencia el funcionamiento del modo de producción capitalista:

D – M … P … M´ – D´   [2]

   En el proceso de producción P representado en la expresión [2] se ve por  una parte, que la mercancía M al pasar por P se ha transformado en una nueva mercancía , y por otra, que el Dinero inicial D al realizarse el proceso de producción P cambia su valor inicial para convertirse en . La condición necesariamente obligatoria para que el capitalista desee volver a repetir el ciclo de este proceso de producción P, es la de que el dinero D´ obtenido en el mercado por la venta de la mercancía M´ sea mayor que el dinero inicial D invertido, cuya diferencia constituye la plusvalía PV, que es la ley descubierta por Marx, la que informa sobre la explotación económica del trabajador; la ganancia del capitalista; el desarrollo del capitalismo, y también, de la inevitabilidad de su extinción como modo de producción histórico.

    Queda fuera de discusión  por su evidencia que el incremento del valor lo produce el trabajador en el proceso de producción P que realiza, y  también es evidente que del valor creado por el trabajador, la plusvalía PV, solamente una parte de ella queda en su poder (el salario) y otra parte en poder del capitalista (que constituye el beneficio del capitalista), originándose en este hecho el nacimiento de la contradicción fundamental e irresoluble entre el capital y el trabajo, dado que el mismo objeto, el salario, para el trabajador representa un ingreso, mientras que para el capitalista constituye un gasto, de modo que, por ser un ingreso para el trabajador intentará incrementar el salario todo lo que le sea posible, en tanto que para el capitalista por ser gasto para él tenderá a disminuirlo cuanto pueda, y esta situación se halla permanentemente presente en la relación, trabajo-capital,    puesto que, por muy elevado que pudiera ser el salario, el trabajador queda obligado siempre a crear más valor para el capitalista del que reciba de éste a través del salario, y por esta razón la contradicción entre el trabajo y el capital es irresoluble en tanto existan relaciones de explotación capitalistas.

Ejemplo 1.

    Supongamos que el capitalista invierte un dinero inicial D  por valor de 200, y que recibe por la venta de la mercancía M´ un dinero D´ por valor de 300, la plusvalía PV se calcula aplicando la fórmula siguiente:

D´- D = PV   [3]

Que utilizando los valores numéricos del ejemplo:

D´ = 300

D = 200

Se tiene:

300 – 200 = 100  = PV

    Cuando se realiza completamente este proceso se ve que el capitalista ha obtenido una plusvalía PV de  100, lo que significa que su capital que al principio del proceso realizado era de 200 (dinero inicial D invertido) ha crecido en 100 (plusvalía PV), por lo que ahora su valor es de  300.

   Para saber la relación que existe entre la plusvalía PV obtenida y la cantidad de dinero inicial D invertido para obtenerla, se recurre al concepto de la tasa de ganancia g´, que  se obtiene dividiendo la plusvalía PV obtenida por el dinero inicial D invertido según la fórmula siguiente:

PV / D = g´   [4]

    Utilizando los valores numéricos del ejemplo para calcular la tasa de ganancia g´ obtenida tenemos:

PV = 100

D = 200                                                       

                                  PV / D = 100 / 200 = 0,5 = g´

   La tasa de ganancia g´ del capital invertido será en última instancia la que indicará si el capitalismo está en crisis o no.  En este caso ha sido del 0,5 que multiplicada por 100 (0,5 x 100 = 50) resulta que ha crecido un 50%. Esta información resulta fundamental para el capitalista, puesto que indica el porcentaje en que crece el capital  total  invertido. En tanto en cuanto la tasa de ganancia g´ sobrepase  un determinado nivel el sistema capitalista funcionará normalmente sin mayores contratiempos, porque los capitales seguirán creciendo, y por consiguiente, el capitalismo estará cumpliendo con la función de hacer creer los capitales que es su objetivo y justificación histórica, y mientras esto suceda,  las crisis periódicas del capitalismo dan la sensación de ser cosas del pasado.

Ejemplo 2.

     Supongamos ahora que por diferentes razones, las ventas previstas por el capitalista de la mercancía M` han descendido del valor 300 que era el que tuvo D` en el ejemplo 1 a 210 en este, es decir:

D´ = 210

D = 200

Realizando los cálculos que ya conocemos tendríamos:

PV = 210 – 200 = 10

g´ = 10 / 200 = 0,05

    La situación ahora del mismo capitalista es que al haber obtenido una plusvalía PV por valor de 10, su tasa de ganancia g´ (el crecimiento de sus capitales) se ha reducido al 0,05 del dinero inicial D invertido respecto del ejemplo 1, la que multiplicada por 100 (0,05 x 100 = 5) resulta ser de un 5%.

     En relación ejemplo 1, es evidente que en este al descender PV a 10 (de 100 a 10) repercute en la reducción de a 0,05 (de 0,5 a 0.05). Sin embargo y a pesar de ello, el capital D crece al 5%, por lo que, al seguir creciendo el capital no puede hablarse de una situación de crisis capitalista.

Ejemplo 3.

    Establezcamos otro supuesto, en que el nuevo valor de sea ahora de 150, manteniendo el dinero inicial D con el mismo valor inicial, a o sea:                                 

D´ = 150

D = 200

     Efectuando los correspondientes cálculos la nueva situación sería:

PV = 150 – 200 = – 50

g´ = – 50 / 200 = – o,25 x 100 = – 25%

   Estos cálculos nos ponen de manifiesto, al igual que los realizados en los ejemplos 1 y 2, que el descenso de PV determina la disminución de , pero en este caso a diferencia de los ejemplos anteriores, el dinero inicial D invertido, disminuye hasta hacerle perder al capitalista parte del capital invertido, concretamente la cuarta parte del mismo (25%), lo que confirma los efectos de la crisis capitalista.

    Con lo expuesto hasta aquí, se puede concluir como resumen diciendo: que la crisis del capitalismo la origina la disminución de la tasa de ganancia g´ cuando se generaliza dentro del sistema capitalista. La salida de la crisis o la superación de la misma, desde el punto de vista del capital, significa el intento de  lograr elevar la tasa de ganancia g´ (sin considerar ni prestar atención a ningún aspecto social perjudicial para los trabajadores) hasta el nivel necesario en función de las necesidades de crecimientos de los grandes capitales, que son cada vez más elevadas, porque cada vez son más mayores las masas de capitales invertidos.

    Este ha sido el mecanismo normal que ha puesto en marcha el capitalismo para “resolver” sus crisis periódicas. Crisis que engendra y desarrolla en sus entrañas el propio capitalismo, dada la naturaleza de su funcionamiento, que por otra parte, no puede cambiar porque si lo hiciera dejaría de ser capitalismo.

    El incremento de la tasa de ganancia g´ no puede lograrse de otro modo más que incrementando la productividad, es decir, haciendo que el trabajador produzca más por menos dinero, cosa que se obtiene bajando relativa o absolutamente el precio de salarios, lo que en definitiva se reduce a incrementar la explotación del trabajo, dado que como ya se ha visto y demostrado, el incremento del valor del dinero inicial D a se realiza al pasar la mercancía M por en el proceso de producción P,  que precisamente lo pone en marcha y mantiene funcionando en el tiempo el trabajador, que es el único que puede hacerlo (Las máquinas no se pueden poner en marcha y ser mantenidas en funcionamiento por sí solas. Hace falta el trabajador que lo haga).

    Estas son algunas razones que explican y justifica lo que ya se ha dicho: que las crisis capitalistas no han sido nunca resueltas ni pueden serlo en tanto en cuanto exista el capitalismo más que creando nuevas condiciones para que la siguiente que sea más aguda y extensa que la anterior. Es decir, son irresolubles dentro de los parámetros capitalistas por formar parte del mismo dada la propia naturaleza de su funcionamiento.

     Hasta aquí se ha tratado someramente algunas cuestiones relativas a la crisis capitalista. Resta ahora demostrar la ya mencionada inviabilidad material, objetiva e histórica, del modo de producción capitalista, a partir del momento en que alcanza el máximo nivel de desarrollo al que históricamente puede llegar. Este momento es el que ha dejado señalado la crisis de 2008, porque desde entonces el capitalismo ha dejado de ser el agente principal del desarrollo histórico que era la función histórica que le correspondía desde su nacimiento como modo de producción dominante, para transformarse en freno de ese mismo desarrollo histórico que había impulsado, y en el elemento fundamental del regreso social, como han puesto en manifiesta evidencia la mayor parte de las políticas promulgadas y aplicadas de por los diversos gobiernos de los diferentes países y de todos los colores políticos desde 2008 a esta parte, que no han conseguido más que el empeoramiento progresivo de las condiciónese vida de cada vez más amplias capas sociales, y estas son otras tantas razones objetivas que origina y motiva la necesidad histórica de su extinción como modo de producción dominante y justifica también históricamente la necesidad de su sustitución por un nuevo modo de producción más desarrollado y perfecto  como es el socialismo, basado en relaciones de colaboración entre las personas, en contraposición a las relaciones de explotación de unas personas por otras que es la base del modo de producción capitalista.

      En los ejemplos numéricos que venimos siguiendo, el valor que se atribuyó al dinero inicial D fue de 200, pero como este dinero fue invertido en capital fijo C y capital variable V, según hemos visto ya,  hay que convenir ahora para continuar con el análisis de la fórmula [2], que parte del dinero inicial D invertido corresponde a uno y otro de estos dos tipos de capital. Convengamos que en capital fijo C se invirtió un valor de 180 y en capital variable V un valor de 20, es decir:

C = 180                             

V =  20       

    Sabemos que la tasa de ganancia g´ se calcula con la fórmula siguiente:   

                                                       PV / D = g´   [4]         

   Separando en el dinero inicial D los dos elementos que lo componen tendremos que:

D = C + V, por lo que la fórmula [4] la podemos escribir por su equivalente que es:

PV / C + V = g´    [5]

   Aplicando en esta fórmula [5] los ejemplos numéricos que se han venido siguiendo podemos comprobar, evidentemente, que con ambas fórmulas se obtiene el mismo resultado:

[4]    g´= PV / D = 100 / 200 = 0,5

[5]    g´= PV / (C + V) = 100 / (180 + 20) = 100 / 200 = 0,5

    Como el capital variable V (los salarios) está presente en todos los términos de la fórmula [5] si se relaciona V  con todos ellos, esta última fórmula puede escribirse así:

g´= (PV /V) / [(C / V) + (V / V)]   [6]

     Simplificando la expresión anterior se tiene que:

PV / V = p´ es la tasa de la plusvalía PV.    [6.1]

C / V = 0´ es la composición orgánica de los capitales invertidos.    [6.2]

V / V = 1 es una constante. [6.3]                           

   Con lo que la expresión [6] queda reducida a:

                                                      g´= p´/ o´+ 1  [7]

   Como se comprobará a continuación mediante el análisis de la fórmula [7], el elemento (composición orgánica del capital invertido) es el elemento que determina la inviabilidad material del modo de producción capitalista a partir de cierto momento: cuando el capitalismo alcanza su máximo grado de desarrollo: crisis de 2008.                      

     En la lucha a muerte que establecen entre sí los diferentes capitalistas mediante la denominada competencia por mantener, ampliar, conquistar nuevos mercados o para conseguir nuevas fuentes de materias primas y otros recursos con objeto de conseguir ventajas los unos sobre otros para vender sus respectivas mercancías , se obligan unos a otros a tener que producir esta mercancía al menor costo posible, se ven necesariamente obligados a tener que invertir cada vez mayores masas de capitales en capital fijo C con el propósito de reducir cuanto les sea posible los costos de producción (que por lo general, ningún gran capitalistas realiza a título personal y con dinero de su propio bolsillo, sino a través de determinados organismos o instituciones que se financian con fondos públicos, pero que apoderándose los capitalistas  del control de dichos organismos e instituciones, los utilizan de hecho como si ese dinero público fuera propiedad privada particular de ellos) cada vez más elevadas a medida que se desarrollan las fuerzas productivas. En suma, han de invertir necesariamente más en capital fijo C que en capital variable V, al que  obligatoriamente tiene que sustituir.

   Como puede verse en la fórmula [6.2] la composición orgánica del capital o´ es el resultado (cociente) de dividir el capital fijo C invertido (dividendo) por el capital variable V invertido (divisor):

C / V = o´    [6.2]

    Por lo que siendo C el dividendo de la división y V el divisor de la misma, al aumentar el primero como consecuencia de las inversiones que se realizan, manteniendo o disminuyendo el valor de V, aumenta el cociente . Y precisamente por este aumento de la composición orgánica del capital , que aumenta en la medida que se incrementan las inversiones en capital fijo C, al figurar en el divisor de la fórmula [7] es el que determina llegado un determinado momento el decrecimiento de la tasa de ganancia g´ [5] hasta alcanzar un punto en se hace insuficiente para que el crecimiento de los capitales invertidos crezcan proporcionalmente en función de las necesidades de su crecimiento, cuyas necesidades  se elevan  en la medida en que las grandes masas de capitales invertidos se hacen cada vez mayores, con el agravante de que una parte de estas grandes masas de capitales invertidos, que necesita seguir creciendo se invierte en sectores no productivos que, en sí mismos, no son capaces de crear una tasa de ganancia g´ como la que venimos tratando derivadas de un proceso productico P como el que figura en la fórmula [2]. No obstante, estas enormes masas de capitales invertidos fuera del sistema productivo también tienen la necesidad,  desde el punto de vista capitalista, de seguir creciendo ilimitadamente, por lo que para lograr este crecimiento a fin de que el proceso capitalista no se interrumpa han de acudir a procesos extraeconómicos, fuera del sistema productivo y de otros tipos.

    Para que el capital pudiera estar creciendo ilimitadamente y pudiera constituir en modo de producción eterno, insustituible, sería condición necesariamente obligatoria que también creciera ilimitadamente.

   Se ha visto que es la tasa de la plusvalía PV, resultado de dividir la plusvalía PV por el capital variable V:

PV / V = p´   [6.1]

    Pero para que pudiera crecer indefinidamente sería imprescindible que también creciera en esa misma medida el dinero D´, lo que exigiría a su vez que el mercado fuera ilimitado y pudiera comprar una cantidad ilimitada de la mercancía M´, lo que también tendría que implicar necesariamente un funcionamiento permanente e ininterrumpido del  proceso de producción P, porque el dinero procede de la venta en el mercado de la mercancía M´.

D´ – D = PV    [3]

     Sin mayores disquisiciones filosóficas ni necesidad de recurrir a un sofisticado razonamiento matemático o económico, se llega pronto a la conclusión de que el crecimiento infinito de la plusvalía PV para que no se paralice el modo de producción capitalista y pueda funcionar eternamente, no es posible ni siquiera teóricamente sobre el papel, dado que PV depende de y este a su vez de M (materia prima, energía, etc.) que tiene sus propios límites.

D – M… P … M´ – D´   [2]

    Poco habría  que razonar para ver que la mercancía M no es infinita, por lo que  es imposible producir indefinidamente mercancía M´ para obtener de ella una cantidad infinita de dinero D´. Estas razones demuestran, salvo para ciegos y sordos, la imposibilidad material de que el capitalismo se mantenga funcionando en el tiempo de manera ilimitada, hasta el final de los tiempos.

   Cuando mayor es la masa de los capitales invertidos  mayor ha de ser la tasa de plusvalía p´ [6.1] que haga crecer la tasa de ganancia g´ [4] para conseguir no solamente que los capitales invertidos crezcan, sino que además lo hagan al nivel de las necesidades de crecimiento que tengan esos mismo capitales en cada momento, que son cada vez mayores.

La tasa de plusvalía p´:

p´ = PV / V    [6.1]

     La tasa de plusvalía p´ solo se puede aumentar incrementando la explotación del trabajador sustrayéndole una mayor parte de la plusvalía PV que crea en el proceso de producción P [2], reducción salarial que se realiza disminuyendo  el salario real directamente o, bien incrementando la productividad, haciendo que el trabajador trabaje más sin que este incremento de trabajo vaya acompañado de una subida salarial proporcional al incremento de valor que produce el incremento de trabajo añadido (la productividad). Únicamente se puede ser  más productivo cuando se produce más PV por menos dinero relativo.

PV = D´ – D  [3]

    Pero como ya vimos en la fórmula:

g´ = p´/ o´+ 1   [7]

    El límite al crecimiento de la tasa de plusvalía p´ que es la que determina la tasa de ganancia g´  lo impone la composición orgánica del capital o´ al crecer en mayor proporción las inversiones en capital fijo C (determinante de ) que las que se hacen en capital variable V:

o´ = C / V  [6.2]

    El modo de producción capitalista se convierte en freno del desarrollo histórico y social en el momento en que  la tasa de la composición del capital orgánico o´ paraliza e impide el crecimiento de la tasa de plusvalía p´. Esto acontece cuando se realiza un nuevo incremento en la inversión de capital fijo C, traduciéndose en una disminución de la tasa de ganancia g´.

   Cuando se produce este hecho el capitalismo pone en evidencia a través de este mismo hecho, su incapacidad manifiesta para permanecer siendo elemento de progreso social, dado que se ha vuelto incapaz de hacer crecer los capitales que era su objeto y función histórica, pasando  a transformarse en elemento fundamental del regreso social,  debido a las contradicciones creadas dentro de sí hasta impedir su propio funcionamiento en perjuicio de toda la sociedad, porque al verse imposibilitado para conseguir los capitales necesarios para seguir creciendo al nivel que necesita a través del mecanismo expresado en la fórmula [2] se ve impelido indefectiblemente a tener que utilizar otros procedimientos distintos para lograr los capitales que necesita, como son el expolio directo de los bienes públicos mediante las denominadas “privatizaciones”; “equilibrios presupuestarios”; recortes en gastos sociales, que en realidad son disminuciones reales y efectivas de los salarios indirectos que reciben los trabajadores a través de la sanidad pública, sanidad, enseñanza y otros servicios sociales; trampas y ocultaciones presupuestarias; trasvases directos de los fondos de la Seguridad Social, pensiones, a empresas privadas, muchas de ellas ni siquiera nacionales.

     De lo dicho se deducen racional y objetivamente   las razones económicas, políticas e ideológicas que llevan a la necesidad histórica de erradicar las relaciones de explotación capitalistas del modo de producción capitalista para ser sustituidas por las nuevas relaciones de colaboración socialistas del nuevo modo de producción socialista.  Pero como se ha mencionado  ya esta sustitución de un modo de producción por otro no se puede efectuar de forma espontánea ni mecánica, y tampoco de un día para otro. Hay que provocarlo racionalmente, dirigirlo y realizarlo en la práctica revolucionariamente, teniendo en cuenta las matizaciones ya señaladas respecto a la Revolución.

     Pero la razón argüida anteriormente acerca de que el modo de producción capitalista no obtenga la tasa de ganancia g´ suficiente para hacer crecer los capitales, según las necesidades del mismo en cada momento a través del proceso de producción P [2], no es suficiente por sí sola para que se extinga automáticamente. Este puede cambiar de forma. Y, efectivamente, así ha sucedido a lo largo de su historia, en la que sin variar su naturaleza ha cambiado de forma en función del desarrollo histórico, pasando de la forma inicial de capitalismo comercial en el siglo XV a la de capitalismo financiero en el siglo XX, hasta adquirir la definitiva forma antes de su efectiva extinción histórica como modo de producción dominante, con la aparición de la crisis de 2008, a cuya forma definitiva antes de su extinción se podría denominar la forma capitalista de fascismo financiero, caso de aceptarse que la esencia del fascismo es la unilateralidad y la simplicidad mental, porque es la unilateralidad y la simplicidad mental la base en la que los diferentes gobiernos  y organismos e instituciones controlados y dominados en la práctica por los grandes grupos de capitales, establecen las políticas nacionales e internacionales correspondientes, como la denominada privatización de las empresas públicas más rentables e importantes en la economía nacional; el trasvase de los fondos públicos de las pensiones a empresas privadas; cesión de servicios públicos como la distribución del agua, electricidad, comunicaciones, sanidad, enseñanza y otros, están dirigidos, como ya se ha indicado, a proveer a las grandes masas de capitales invertidos fuera del sistema productivo de los capitales que hagan crecer a los ya invertidos, porque al no producir ninguna mercancía M´ no la pueden vender para obtener dinero D´  mediante un proceso de producción P como el que representa la expresión [2], por lo tanto, los capitales necesarios para que crezcan los capitales invertido fuera del sistema productivo, a partir de 2008, no lo pueden obtener más que mediante el esquilmo de los recursos públicos, lo que directamente implica, como ya se ha podido comprobar en la práctica, el empeoramiento paulatino y acelerado de las condiciones de vida de cada vez más amplias capas sociales.

     El Imperio Romano (27 a.C. – 476 d.C.) basado en el modo de producción esclavista existió durante quinientos años, y su extinción se produjo en un largo periodo de la historia que duró 3oo años, estuvo plagado de numerosas luchas políticas y guerras de los más diversos tipos entre las diferentes clases sociales, tanto en Roma como fuera de ella,  al cabo de los cuales fue sustituido por el modo de producción feudal,  un modo de producción más desarrollado y perfecto respecto del modo de producción esclavista al que sustituyó, lo que supuso entonces un avance histórico. Asentado el feudalismo en la historia se convirtió en el modo de producción histórico dominante, hasta que fue derrocado y sustituido por la burguesía, dando lugar al modo de producción capitalista que perdura hasta la actualidad.

     La sucesión en la historia de unos modos de producción por otros obedece a leyes históricas que necesaria y obligatoriamente han de ser conocidas para no dar palos de ciego ni crear un problema más grave que el que se pretende  solventar, lo que requieres reflexión, estudio, trabajo, en suma, esfuerzo personal de cada uno entre las grandes masas, y especialmente entre las clases trabajadoras, porque tanto las unas como las otras no deben permanecer con los brazos cruzados esperando a que alguien haga la Revolución o esta caiga del cielo por arte de magia.

    El modo de producción capitalista no representa excepción alguna en la historia, y como la esclavitud y más tarde el feudalismo fueron barridos de la historia, igualmente tiene que ser barrido el capitalismo, para dar paso a otro modo de producción más desarrollado y perfecto: el socialismo.

     De la conjugación de lo expuesto, junto a la coyuntura política y económica internacional actual, no solamente surge la necesidad de sustituir el modo de producción capitalista por el nuevo modo de producción socialista, sino además, la urgencia de hacerlo.

*

Manuel Sogas Cotano. Miembro del Comité Central del Partido del Trabajo Unificado de España (PTU).  Mao, 11 octubre 2023.

[[1]] C. Marx / F. Engels. Obras Escogidas. Tomo III. Ed. Progreso. Moscú, 1976, pág., 141.

[[2] ] Marx / Engels. Cartas sobre El Capital. EDITORIAL LAIA, Barcelona, 1974, pág. 21.

[[3]]  C. Marx / F. Engels. Obras Escogidas. Tomo III. Ed. Progreso. Moscú, 1976.

Artículos relacionados :