Primer día de parvulario / María Dubón


Por María Dubón
https://mariadubon.wordpress.com/

    Primer día de parvulario. Camino contenta con mi cartera azul de la Familia Telerín. Dentro llevo un estuche con un lapicero, una goma de borrar, un lápiz bicolor, una cuchilla para afilar minas, colores marca Alpino y una cartilla con la que supuestamente aprenderé a leer.

   Digo supuestamente porque ya sé leer. Bueno, en realidad, gracias a mi empeño y a la dedicación de mi madre puedo descifrar los signos escritos y darles cierto sentido.

    Mamá ha tenido que amenazarme con los horrores del infierno para que me pusiera el uniforme, una bata con cuadritos rosas y blancos y cuello bebé que odio llevar porque me igualará al resto de mis compañeras, y yo aborrezco ser como las demás.

    Me siento en mi pupitre, frente a la mesa de la maestra. En la pared hay una pizarra enorme de color negro brillante, un crucifijo y la foto enmarcada de un señor vestido de uniforme. La maestra, a quien llamamos señorita, nos explica que el del crucifijo es nuestro padre dios, que está en el cielo y cuida de nosotros. El señor de la foto es Franco, caudillo de España y padre de todos los niños españoles. Tenemos también dos madres más: la virgen María, que vive en el cielo, y la virgen del Pilar, que es mi madre y la de todos los aragoneses, que, por cierto, no sé quiénes son. Mi cerebro se bloquea por la confusión. ¿De dónde ha salido semejante parentela? De repente tengo dos padres y dos madres más a las que no conozco. Ni siquiera he oído hablar nunca de esta gente. Durante el camino de vuelta a casa, voy mirando con curiosidad al cielo. No hay casas ni lugares que considere habitables. ¿Vivirán en las nubes? Y si estos padres y madres me quieren, ¿por qué no aparecen con algún regalo el día de mi cumpleaños? Los padres que tengo en casa no me han hablado nunca de esta familia. ¿Sabrán ellos que existen? ¿Estarán enemistados? Como pensativa y en silencio. No me atrevo a preguntar. Temo que estos padres con los que vivo se enfaden conmigo por sacar a relucir un asunto tan complejo. Si no me dicen nada al respecto, callaré por siempre este secreto.

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