El mundo al revés / Max Alonso


Por Max Alonso

    El mundo en el que vivimos se está empezando a hacer difícil de entender para un ciudadano normal, hasta hacerte pensar que careces de luces adecuadas.

     Los bancos consiguen sus beneficios rayando en lo obsceno, justo cuando la sociedad está pasando más necesidades, y las eléctricas adoptan la imagen de los desaparecidos asaltadores de caminos. El Gobierno trata de remediar este desequilibrio y unos y otros recurren a los tribunales, incluso al Constitucional, los que no cumplen la constitución, alegando la inconstitucionalidad de lo que es constitucional y reserva al Gobierno estas facultades para paliar los desajustes.

      Si algo hace el Gobierno es tomar medidas sociales y la Oposición, tan fuera de lugar, le acusa de antisocial y, para colmo de la desvergüenza, se presentan ellos como sociales, como si no estuviera claro que son antisociales, que la anterior crisis la cargaron sobre los hombros de los más necesitados, al contrario de lo que se está haciendo ahora.

    Los machistas se llaman a sí mismo feministas y a las feministas les llaman de todo. Ya el colmo es llamar gente de bien a los ricos y poderosos, que son para quienes ellos gobiernan, cuando gobernar hay que hacerlo para todos. A todos los excluyen cuando hablan de gente de bien, que sarcásticamente les han contestado ¿Quiénes son? ¿Bárcenas? ¿Rato?… ¿Del Pino? Y dejan abierta la larga fila de condenados corruptos y conmilitones.

    A mí me gustaría que en vez de gente de bien se hubiera hablado de gente buena. Esa podía ser toda la gente, aunque es entrar en la dicotomía maniquea, que también lleva a engaño, pero no con el horror de excluir a los más, para quedarse con los menos.

     Putin invade por las buenas un país y se permite decir que la guerra de Ucrania la empezaron los ucranianos y los europeos. Cuando se comenzó con sus tanques entrando en el territorio ucraniano, y pasado un año Zalenski todavía está esperando que le lleguen los tanques europeos. Puede mentir y quedarse tan pancho, pero lo que no puede evitar es la imagen que están percibiendo los europeos, porque no es que se lo cuente, sino que están viendo su empeño en destruir las casas y las ciudades y se sorprende de que haya gente dentro.

    Hará lo que quiera, pero tiene imposible quitar esa imagen de verdugo de Ucrania y su destrucción. Podrá engañar a los políticos, pero tiene más difícil engañar a los ciudadanos, porque lo están viendo. No hace falta llamarle verdugo, que se le está viendo en acción, cuando no ha ganado la guerra relámpago, tal como la había planificado, y, más bien, la está perdiendo.

    Le queda el recurso de amenazar con la Guerra Atómica y ufanarse que es quien más material tiene. Lo malo es que después ¿a quién se lo contará?

     Demasiados desquicies para entender este mudo en el que los bancos maltratan a sus usuarios y ganan más. Las eléctricas facturan la luz como si fuera oro. A un Gobierno social le acusa de no serlo, quienes solucionaron la anterior crisis cargándosela a los de abajo y haciendo que los pobres se apretaran el cinturón, cuando ahora lo que se ha hecho es protegerles. Luego serán estos los que voten a los otros, que tienen en común con ellos el blanco de los ojos. Como votan a quienes intentan con todo el juego sucio acabar con la sanidad que teníamos, y ante la huelga admirable y ejemplar de los sanitarios, queriendo impedir su deterioro, los culpables acusan a la huelga de política. Sin ver sus malas políticas, no para acabar con la huelga, sino con los huelguistas.

    Como los bancos que se rebelan contra la intención de frenar su comportamiento escandaloso e incluso más. Ellos viven de los créditos que conceden y de que se los paguen. ¿Por qué nadie pide que ellos paguen el gran crédito que les concedimos o les concedieron de más de 70.000 millones de euros…? ¿No les importa el mal ejemplo que esto supone para la ciudadanía y que, por imitación, les dejen de pagar los créditos que ellos dan?

    Muy difícil resulta comprender este mundo desquiciado, que no puede entenderse.

Publicado en: https://astorgaredaccion.com/

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