Fábula de la ardilla / María Dubón


Por María Dubón
https://mariadubon.wordpress.com/

     Dicen las malas lenguas que durante todo el verano una cigarra se dedicó a cantar y a tomar cañas en las terrazas sin preocuparse por nada.

   Y que un día vio pasar a una hormiga con ropa de currela, cargada con las bolsas del super, camino de su casa.

    La cigarra, y unos colegas que la acompañaban, empezaron a burlarse de la hormiga: ¡Pringada, más que pringada! Disfruta de la vida. Vive a tope.

    La hormiga, que había salido del curro bastante quemada, respondió malhumorada: Cómo se nota que vivís del cuento. Tengo una hipoteca, dos hijos pequeños, facturas que pagar… No me queda otra que trabajar.

   Pues te j**es, se le rio en la cara la cigarra.

   Pero llegó el invierno y a la cigarra se le había torcido su maravillosa vida. Entonces se acordó de la hormiga y le preguntó si en su empresa necesitaban personal para hacer lo que fuera, ya no tenía un céntimo y le habían cortado la luz por impago.

  La hormiga disfrutó con deleite del plato frío de la venganza y pasó por su lado sin siquiera mirar a la cigarra. Aunque luego se volvió y le dedicó una peineta.

   Vive a tope es la traducción actual del antiguo carpe diem. Una estrategia vital que consiste en consumir desaforadamente y en llevar el individualismo y la estupidez hasta sus últimas consecuencias. Vivimos ya no al día, sino al segundo. Vivimos como si no hubiera un mañana, y si seguimos así, probablemente, no exista un día de mañana.

    La cigarra de Esopo es la que triunfa hoy, y seguro que se las ingenia para sobrevivir a costa de alguna hormiguita obrera que la mantiene. Pero no vamos a polarizar el mundo entre cigarras y hormigas, también hay ardillas sandungueras que toman el sol en verano, van de árbol en árbol y, a la vez que se divierten, van recogiendo comida para el invierno.

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