Perdimos la guerra / Jorge Álvarez


Por Jorge Álvarez

      Y usted se preguntará cuál. La más importante porque asistimos a la lenta agonía de lo que alguna vez conocimos como la Argentina.

    La falta de criterio, por acción, omisión o siguiendo un plan diagramado en otros lares el actual gobierno de clara orientación chavista día a día da muestra de una desconexión alarmante de la realidad. Están convencidos sus integrantes de pertenecer a una casta de elegidos, de seres superiores que pueden ir por la vida negando la gravedad que acarrean sus hechos. Los iluminatis del Río de la Plata.

   Pero además necesitan convertir todos los ámbitos en campos de batalla donde luchan contra la razón, el sentido común y hasta con la ciencia ridiculizando a quién o quiénes les marcan sus errores porque se está con ellos o son los enemigos de la Patria, de la democracia o agentes del enemigo elegido ese día. Sí, porque a diario ese enemigo creado puede ser el periodismo, en cualquiera de sus vertientes, un periodista en particular, un fiscal o juez, un investigador o hasta el mismísimo Messi. Aunque le resulte imposible creer en la Aduana del aeropuerto de la ciudad de Rosario, la que vio nacer al futbolista aún esperan ser distribuidos a centros asistenciales desde hace un año los respiradores donados por el mejor futbolista en la actualidad.

   Y ¿por qué? ¿qué razón se puede esgrimir en una pandemia que ya mató a 110.000 ciudadanos? Le confieso que dentro de mis limitaciones mentales por no integrar la secta de elegidos no tengo ninguna a mano para ofrecerle a usted. ¿Será porque Messi no es funcional al gobierno como lo fue Maradona? Puede ser. Desde hace un año y medio se suceden los escándalos de todo tipo que llevan a pensar que quien las toma sufre de perturbaciones mentales severas. Un ministro de Salud de la Nación que había asegurado, entre risas y aplausos, que no llegaría a estos lares el Covid-19 porque “China queda demasiado lejos” fue el fósforo que desató el incendio en el que estamos inmersos.

   Tenemos una inflación mensual superior a la anual de nuestros vecinos Chile, Uruguay, Brasil o Paraguay a pesar que los precios de los servicios están “congelados” y que cuando estos se sinceren el efecto será igual a cuando estalla una granada: las esquirlas nos alcanzarán a todos. La cotización del dólar triplicó su valor y la del euro aún más ya que nuestra moneda no tiene valor alguno y no cotiza en casas de cambio como, por ejemplo, las del Uruguay. Y para el final le tengo guardada una opinión, la de Manuel Adorni un analista económico, consultor de empresas, conferencista, comunicador y docente. “Empapelar hoy 5 metros cuadrados cuesta $5.385. Empapelar la misma superficie con billetes de $10 cuesta $5.100 (102 billetes de $10 por cada metro cuadrado). Sale más barato empapelar con billetes que con vinilo. Bienvenidos a la Alemania de 1920. Saludos.” Saluden a la Argentina que se va.

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